Hace un par de años, el dueño del conocido restaurant parrillero “Las Vacas Gordas”, Arturo De la Vega, le dijo al personal contratado, que se encontraba en quiebra y que para salir de la crisis económica necesitaba que sus empleados lo apoyaran trabajando turnos extras y en forma gratuita. Es lo que cuentan los trabajadores, quienes dicen no haber dudado en apoyar al empresario durante su “banca rota” y que hoy, cuando parte de las utilidades del negocio llegan casi a los mil millones de pesos y las ventas del último periodo comercial superan los tres mil millones, sufren menoscabo y experimentan en carne propia lo que significa el “pago de Chile”.
Son las 9 de la mañana del viernes 12 de septiembre y los vecinos del Barrio Brasil se encuentran inquietos y cansados del ensordecedor ruido de bocinas, pitos y cornetas que desde hace tres días interrumpe la tranquilidad habitual del sector residencial. La bulla se concentra frente al 280 de la Calle Cienfuegos. Se trata de los trabajadores del restaurant parrillero “Las Vacas Gordas”, que aburridos de esperar que el empresario, Arturo De La Vega Ortíz De Zárate, responda a sus demandas por mejoras salariales, decidieron aprobar una huelga ante la Dirección del Trabajo y salir a calle a exigir un trato digno y luchar por sus derechos laborales.
Son sesenta y nueve trabajadores agrupados en un sindicato que se formó en abril de 2014, por lo que ellos afirman: “era la única forma de parar con los abusos de la administración y el empleador”.
“Estábamos cansados de la actitud déspota de los administradores Juan de La Motte y Fernando Ilabaca, de sus insultos, sus groserías y de que pisotearan nuestra dignidad como trabajadores. También nos tenía aburridos que Arturo De La Vega nos negara la autorización para pedir préstamos en la caja de compensación solo porque no tenía ganas de firmar papeles, nos sentíamos pasados a llevar. A todo esto hay que sumar las desigualdades en los sueldos y las promesas incumplidas”, asegura el secretario del sindicato, José Donoso.
Los trabajadores instalados frente al 280 de Cienfuegos, denuncian que el empresario, desde un inicio, instauró un sistema de pago al que llaman “platas negras” y que consiste en que parte de las remuneraciones es entregado a través de liquidaciones de sueldo donde el cálculo de los montos se realiza por el mínimo legal y el resto se entrega “por debajo de la mesa” sin ningún tipo de descuento o documento firmado. Esto, según explican, con el fin de evadir las cotizaciones previsionales, lo que a la larga termina perjudicando al trabajador porque disminuye su ahorro para la pensión.
“Otro de los problemas de las platas negras es que paga lo que quiere, a quien quiere y cuando se le da la gana, a veces entrega bonos durante algunos meses sin incluirlos en las liquidaciones y los quita sin dar explicaciones, lo mismo pasa con las horas extras”, agrega Donoso.
El 16 de junio de 2014, el sindicato presentó al empresario un contrato colectivo cuya propuesta central era regular y reajustar el sueldo base de todo el personal en las dos sedes del restaurant parrillero (Santiago Centro y Las Condes). Planteaban un reajuste del 20% para los sueldos más bajos y 10% para los más altos, además de aguinaldos para navidad y fiestas patrias. La respuesta fue un rotundo no.
Lo único que ofreció De La Vega, en pocas palabras, fue comenzar a respetar lo que indica la ley en materias laborales y entregar un bono de cien mil pesos en caso de eventos excepcionales como el nacimiento de un hijo o la muerte de un familiar directo, a lo que sumó el pago de 200 mil pesos para la familia en caso de fallecer el trabajador.
La contra propuesta fue rechazada por los trabajadores y se votó la huelga con el 93% de aprobación.
El pago de Chile
Jorge Bello lleva catorce años trabajando como maestro parrillero en la sede de Cienfuegos, es uno de los trabajadores más antiguos del lugar, es también el tesorero del sindicato y una de las voces más críticas sobre de la actitud del empresario Arturo De La Vega, para quien dice haber trabajado gratis en más de alguna oportunidad.
“Un día vino don Arturo y nos dijo que estaba en la quiebra y que necesitaba que los apoyáramos para salir del problema. Fuimos varios los que trabajamos turnos gratis y le pusimos el hombro hasta que se recuperó, pero después no conseguimos nada. Llevamos mucho tiempo pidiendo un reajuste salarial y mejores condiciones de trabajo, pero él se va en puras promesas y se excusa diciendo que está encalillado por la compra del otro local que tiene en Las Condes”, asevera Bello.
El consorcio gastronómico que desde hace 16 años dirige Arturo De La Vega Ortíz De Zárate, adquirió un nuevo local en la Comuna de las Condes y luego, bajo otra personalidad jurídica, un tercero en pleno centro de Santiago, en el que se vende comida Itliana (Restaurant Sole Mío).
En el balance general del 2013, presentado por la sociedad gastronómica Las Vacas Gordas Limitada, las utilidades el giro ascendieron a un a un total de 227 millones de pesos, lo que sumado a las utilidades acumuladas, dio un total de 983 millones. Además, durante el ejercicio comercial se obtuvieron ganancias por ventas superiores a los tres mil millones de pesos, significando el gasto en remuneraciones y honorarios el 16% de sus egresos.
Según explicó el abogado del sindicato, Héctor Álvarez, “los beneficios y reajustes que piden los trabajadores no representan una alteración a la viabilidad del negocio”. El ejemplo más sencillo está en los aguinaldos; Si el empleador accediera a cancelar los cien mil pesos por trabajador que pide el sindicato, para los cerca de 130 trabajadores parrilleros contemplados, el gasto ascendería a 13 millones de pesos, solo tres millones más de lo que ha gastado De La Vega en mantener su yate durante los últimos dos años, gasto que se informa en los últimos balances.
“El problema tiene que ver con la soberbia de Arturo De La Vega que actúa como si fuera un patrón de fundo, que está convencido de que puede hacer lo que se le antoje con los derecho de los trabajadores, que se niega a sentarse a negociar con ellos, que los humilla e intenta asustarlos diciendo que va a despedir a todos los meseros si continúan con la huelga”, afirmó el abogado.
Prácticas antisindicales
El 3 de septiembre 2014, la inspectora provincial del trabajo de Santiago, María Arroyo Fuentes, decretó que, a través del ordinario 2358, iniciada la huelga del sindicato de trabajadores de la empresa Sociedad Gastronómica Las Vascas Gordas Limitada, debían pasar 15 días para que el empleador pudiera contratar relevos, mediando el pago de un bono de reemplazo para cada trabajador en paro.
La huelga se hizo efectiva el 9 de septiembre y tres días después, el personal de reemplazo ya operaba en el local de Las Condes. Así lo confirmaron las fiscalizadoras de la Inspección Comunal del Trabajo de Santiago Oriente quienes, a pesar de la negativa de la administración a que entraran al local, lograron ingresar, con ayuda de carabineros, constatando que “los derechos fundamentales de los trabajadores en huelga habían sido violados”, por lo que se dejó citada a las partes para comparecer a una audiencia de mediación el día 16 de septiembre a las 9:30 horas.
Pero la historia no quedó ahí. Durante la mañana del 13 de septiembre la postura de Arturo De La Vega se manifestó con grandilocuencia. Llegó hasta la sede de Cienfuegos para informarle a los trabajadores que estaban despedidos, que bajo ningún punto pensaba negociar con el sindicato y que “iba a transar uno por uno” la posibilidad de devolverles sus empleos.
La discusión quedó registrada en un video que grabaron los mismos trabajadores y en el que se observa al empresario en una actitud prepotente, llamándolos “desleales, mugrosos, pobres y tristes, rotos sin plata”, entre otras muchas palabras que atentan contra la dignidad de los seres humanos.
“Esta periodista intentó infructuosamente comunicarse con Arturo De La Vega, para conocer la versión del empresario y en la administración de calle Cienfuegos, Fernando Ilabaca informó que no se referirían al tema.