Simce, un modelo educativo de mercado y subsidio

Campaña Alto al Simce causa efectos en los secundarios, quienes lanzan el llamado a funar la prueba nacional

Simce, un modelo educativo de mercado y subsidio

Autor: Sebastian Saá

pico sala de clases

Campaña Alto al Simce causa efectos en los secundarios, quienes lanzan el llamado a funar la prueba nacional. De los colegios emblemáticos el Liceo Alessandri de Providencia confirmó su postura de no rendición del instrumento, mientras otros dejan a criterio personal.

Desde hace días que la prueba nacional Simce ha dado varios puntos de discusión en el país, siendo la campaña Alto al Simce la más emblemática. “Queremos avanzar hacia un sistema de evaluación alternativo que refleje lo que queremos de la educación escolar, que deje de ser una medición vacía que invisibiliza sus efectos nocivos y es engañosa respecto de qué es la calidad de la educación”, afirma Paulina Contreras, vocera de la campaña.

El movimiento ha puesto en el tape la situación de este año en que la cantidad de pruebas que se aplican se ha incrementado notablemente. Paradójicamente Paulina explica un punto importante: “La educación no ha mejorado en 25 años y en cambio el Simce ha provocado daños crecientes en las escuelas: presión por obtener resultados en profesores y alumnos, estrechamiento curricular, entrenamiento para la prueba, desincentivo a la diversidad, segregación, entre otras.” Ante ello, el llamado de Alto al Simce es a la discusión con la participación de todos los actores sociales: padres y madres, profesores, alumnos, investigadores y políticos.

Simce: la fiebre del sistema escolar

Para Ernesto Águila, psicólogo y Doctor en educación, las pruebas estandarizadas como el Simce no son inocentes y generan efectos pedagógicos. En nuestro caso, se estandariza un contexto de una población tremendamente diversa y plural. “El Simce no es un termómetro como dice la ministra Schmidt, no mide solamente la calidad educativa, sino una determinada concepción de ésta por la vía de estandarizar conocimientos y por lo tanto no mide la temperatura sino que es parte de los instrumentos que producen fiebre en el sistema escolar”, señala el académico.

“Más bien el uso del Simce tiene que ver con un modelo educativo de mercado y subsidio que no es inherente a los sistemas de evaluación”. Pero ¿cómo hacer otro tipo de evaluación? Según reflexiona Águila habría tres puntos que ayudarían a darle una racionalidad al Simce:

1) Hacerlo sobre una base de carácter muestral y no censal, es decir que no se le aplique a todos los niños sino a una muestra, con el fin de captar tendencias generales.
2) Eliminar la publicación y el ranking, la idea de que los colegios tienen que competir entre sí, es algo pedagógicamente muy nefasto porque genera problemas de autoestima. “Aquí se habla de los colegios que salen bien pero qué pasa con los colegios que les va mal y sistemáticamente mal.
3) Acotar los usos del Simce y no hacerlo sinónimo, como ocurre hoy, de calidad educativa. Esto dado que hay que entender que el Simce es un instrumento insuficiente.

Para explicar Ernesto expresa, “Un buen colegio es aquel que no selecciona y se hace cargo de todos los niños. Un colegio que selecciona no se sabe si el colegio fue bueno o en realidad es por el capital cultural de la familia que el establecimiento tiene buenos resultados”.

El Alto al Simce de los secundarios

El Liceo Arturo Alessandri Palma de Providencia, cuyo presidente es Moisés Paredes, vocero de la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios (CONES), fue el primero en asumir una postura radical en torno al Simce, los estudiantes del establecimiento no rendirán la prueba el próximo miércoles 20 de noviembre (53,3 por ciento a favor) y hacen un llamado al resto de los colegios para hacer lo mismo.

​Mientras, los establecimientos Carmela Carvajal y Liceo 7 quedarán en actividades de reflexión agendadas para el próximo martes, donde los ocho respectivos segundos medios decidirán posturas. Por su parte, el Instituto Nacional también ha tenido actividades de reflexión y por ahora evalúan la entrega de la prueba en blanco. El Liceo Lastarria por el momento ha adoptado la libertad de acción, dejando a criterio personal la elección de los estudiantes.

Tanto la CONES como la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES), si bien no han tenido una reunión o una conversación directa, ambas han hecho el llamado a la campaña Alto al Simce. Isabel Salgado, vocera de la ACES, aclara su postura, “todas estas medidas como el ranking son medidas que siguen segregando y estandarizando a la sociedad. Son pruebas mediante a las cuales a los niños se les normaliza exclusivamente para esa prueba dejando de lado la educación integral, por lo tanto nosotros también hicimos el llamado a no rendir el Simce”.

Por María Jesús Ibáñez C

El Ciudadano / Clarín

 


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