Bajando la cuesta El Manzano a 40 kilómetros de Santiago, está el pequeño pueblo de Huertos Familiares, a un costado de la Ruta 5 Norte, un loteo de parcelas de obreros de la fábrica de Cemento Polpaico. De hecho, está frente al Cerro Blanco, la fuente de piedra caliza que ha dado vida a la cementera fundada hace más de 70 años y que dio origen a otra villa obrera aledaña a la empresa del mismo nombre.
Creada en 1973, Huertos Familiares era el sueño del idilio campesino, la utopía de la agricultura autosustentable en los fértiles campos de la zona central. De aquellas familias fundadoras quedan sólo algunas, pero las 10 parcelas originales dieron paso a muchas calles y loteos que hoy albergan a casi 3000 personas.
Con el correr del tiempo “se empezaron a instalar empresas en la zona, como la Fundición de Metales de Proacer y luego los relaves mineros, primero el de Codelco, Ovejería y luego el de Los Bronces de Angloamerican, trayendo consigo la contaminación y la reducción de los caudales de agua que nosotros consumimos”, cuenta Filomena Suárez, quien vive en Huertos Familiares y participa del Consejo Comunal Medioambiental de Til Til.
Til Til es un antiguo poblado, originado en la primera oleada colonizadora española tras encontrar yacimientos auríferos en sus cercanías. Reconocido en el siglo XIX por ser el lugar de muerte del prócer Manuel Rodríguez el 26 de mayo de 1818, tuvo su auge económico con la llegada del ferrocarril Santiago–Valparaíso en el año 1863, cuando “se construyeron las estaciones de Polpaico, Rungue, Montenegro y Til Til, las cuales permitieron comercializar sus productos minero-agrícolas, logrando un resurgimiento del mercado local”.
Siguiendo por la carretera hacia el norte, se encuentra el poblado de Rungue, en el kilómetro 55 y unos 10 kilómetros más al norte, Montenegro, conocido hace un par de años por sendas protestas contra la planta de cerdos de Porkland, con la que conviven hace 10 años. Son caseríos de los que sólo hay rastro por los carteles en la ruta 5, pero que antaño eran rutas habituales de conexión entre las grandes ciudades.
Hoy, vivir en Til Til parece una condena: conviven hace años con dos relaves mineros: Ovejerías, de Codelco y Las Tórtolas de Angloamerican, para la Mina Los Bronces; una planta de cerdos en Montenegro (Porkland); dos vertederos: uno de KDM en la Loma Los Colorados, entre Rungue y Montenegro y el otro de Gersa, frente a Rungue; tranques abandonados de la empresa Refiment, de arsénico y plomo en el sector Los Ciruelos en Rungue; refinerías de metales ProAcer, frente a Huertos Familiares; una planta de tratamiento de excremento de Aguas Andinas, entre Rungue y Montenegro; sequía por más de 10 años; la infame Cárcel de Punta Peuco y un centro de reclusión del Sename.
Como señala el diputado DC Gabriel Silver, “la guinda de la torta, es este nuevo proyecto aprobado por el sistema de evaluación ambiental”, el Centro Integral de Gestión de Residuos Industriales, CIGRI.
Es la historia más reciente. La compañía Ciclo Chile S.A. pretende construir CIGRI, al cual los vecinos de Til Til se han opuesto enérgicamente desde su presentación en 2014. Sin embargo, el pasado 29 de diciembre la Comisión de Evaluación Ambiental de la Región Metropolitana aprobó la instalación de la empresa de propiedad de Damián Tomic, una inversión de US$ 85 millones.
LA GOTA QUE REBALSÓ EL VASO
CIGRI sería el más grande de Sudamérica, pues procesará 3 millones de metros cúbicos de desechos industriales, emplazado en 43 hectáreas en el sector Los Ciruelos (donde están los relaves de arsénico y plomo de Refimet) y el área en específico del relleno será de 17,6 hectáreas. El proyecto tiene una vida útil aproximada de 80 años que incluye las fases de construcción, operación de 29 años y cierre. Aunque el proyecto no operará con residuos explosivos, radiactivos ni domiciliarios biodegradables, despierta la desconfianza de la comunidad.
Lo que sí contempla recibir, según publica la propia empresa en su sitio web, son “polvos de filtros y equipos de limpieza y lavado de gases, pilas y baterías agotadas, aceites y lubricantes usados, tubos fluorescentes y ampolletas, riles ácidos, riles alcalinos, envases y textiles contaminados con hidrocarburos”, entre otros.
La empresa fundamenta la necesidad de construir el Centro de Residuos en esta zona, porque es la única contemplada en el Plano Regulador Metropolitano que permite este tipo de operaciones. Hay dos zonas de Interés Silvoagropecuario Mixto N°6 (ISAM6): el Noviciado, donde ya opera una planta de similares características de la empresa Hidronor y Los Ciruelos que, en la justificación medioambiental de Ciclo, presenta mejores condiciones de impermeabilidad de suelos.
Según los estudios y estimaciones de la empresa, “en 2010 el 48% del total de los residuos peligrosos del país se eliminó en la Región Metropolitana, y el 77% de estos desechos llegó a parar a Hidronor, según el Sistema de Declaración y Seguimiento de Residuos Peligrosos. En tanto, en 2015 la cantidad de desechos eliminados fue de 33%, es decir, un tercio de la cantidad de desechos total del país se deposita en el área metropolitana”. CIGRI es planteado como una solución a este déficit de procesamiento.
A las dudas de la comunidad respecto al proyecto, por la distancia y el carácter de los productos tratados, se suma que la empresa decidió separar en dos el proyecto: logró aprobar CIGRI, desvinculando el transporte de los desechos, que se calculan en 40 camiones diarios. Esto ocurrió tras las “más de 4000 observaciones ciudadanas, donde la mayor parte iba enfocada al tema del transporte de estos residuos”, cuenta Yanet Mena, Presidenta del Consejo Comunal Medioambiental de Til Til.
Actualmente, todos los camiones deben pasar por Rungue para retornar al sur al kilómetro 53 de la Ruta 5 Norte, donde estaría ubicado el Centro, lo que implica el transporte de residuos cuando comience a operar la planta, el personal, el agua y los insumos de funcionamiento: ácidos, bases, agua oxigenada, cal, solventes, entre otros. “No se responsabilizan de los posibles accidentes que puedan ocurrir durante los numerosos viajes diarios entre Santiago, Los Andes y la V Región especialmente, ni por los posibles derrames en la carretera. El nuevo proyecto CIGRI plantea que en caso de un accidente el responsable será el chofer del transporte”, dice la carta de cuestionamientos a CIGRI, enviada al Congreso y a la Presidenta y firmada por Consuelo Gamboa, secretaria Consejo Comunal Medioambiental de Tiltil y Magister en Ciencias Químicas.
Es ella quien entrega los detalles más específicos respecto a la escasa preparación de la empresa de Tomic que desarrolla por primera vez un proyecto de esta envergadura y complejidad. “Hay falta de capacitación técnica del personal que ha participado en la elaboración del proyecto. Por ejemplo, se indica que los compuestos orgánicos serán oxidados usando Dicromato de potasio, K2Cr2O7 el cual es altamente contaminante en trazas, muy difícil de manejar en el laboratorio. También mencionan que NOx es un gas incoloro, siendo que en la química de la Atmósfera se designa por NOx a la mezcla de NO y NO2 que están en constante transformación fotoquímica”, señala la especialista química.
Y remata señalando que “es preocupante que no quede personal en la planta durante las noches, los fines de semana y feriados, sin duda por la peligrosidad para la salud del personal, sin embargo los habitantes de Rungue, Huertos Familiares y vecinos del sector sí deberán permanecer en las cercanías de estos residuos industriales peligrosos, con características de toxicidad aguda, crónica, carcinogénicos, mutagénicos y corrosivos”, dice la carta de la profesora Gamboa.
Consultado, el doctor Andrei Tchernitchin, Presidente de la Comisión de Medio Ambiente del Colegio Médico, agrega que “si bien la exposición crónica al arsénico produce cáncer, el plomo produce deficiencia intelectual y el manganeso también afecta el desarrollo intelectual; mucho más grave es la exposición prenatal, o sea durante los últimos tres meses de gestación, donde basta una semana de exposición para que el niño o la niña que nazca tenga enfermedades programada de esa época que se van a manifestar más tarde. Tenemos que cuidar a nuestras generaciones futuras”, alerta el facultativo de la Universidad de Chile.
LAZOS POLÍTICOS
De ahí se desprenden las dudas de la comunidad respecto a los vínculos políticos de Ciclo. “Agotamos todos los medios de diálogo. Fuimos a todas las instancias. Silber, por ejemplo, dijo que nos iba a ayudar, pero no hubo respuesta”, plantea Yanet Mena.
“No tenemos antecedentes que se fiscalicen a las empresas o que sea con la rigurosidad que se hace con otras empresas en Santiago. Si te pones a ver los requisitos para que funcione el vertedero Santa Marta versus el de KDM, yo diría que es el 20 por ciento ¿Por qué esa diferencia? ¿Porque somos rurales, porque no tenemos los medios para pelear, porque somos gente ignorante? Porque de eso nos están tratando, nos están tratando como basura, nos están llenando de basura”, señala angustiada, Mena.
Damián Tomic Molina, de 32 años, es Ingeniero Industrial de la Universidad Católica, magister en Ingeniería para el Desarrollo Sustentable en Columbia, casado con María Pulido Monckeberg, hijo de Blas Tomic Errázuriz y Paula Molina Barros, nieto de Radomiro Tomic. Estirpe DC. Este es su primer proyecto personal, pues antes se desempeñó en el Ministerio de Deportes.
Es por eso que la comunidad también apunta a las responsabilidades del Intendente Claudio Orrego, a quien han solicitado que asista a la comunidad, pero hasta el momento no ha ocurrido. Sí se presentó hace 3 años, en campaña presidencial, cuando prometió soluciones para la comuna.
De eso no se olvida el alcalde (UDI) Nelson Orellana, quien participó de las movilizaciones e incluso resultó detenido por Carabineros en los últimos cortes de ruta de la comunidad. “Hace 20 años que el Plan Regulador Metropolitano permite el ingreso de industrias contaminantes. Entonces, para los gobiernos es mucho más fácil seguir dándole en el suelo a una comuna que ya está contaminada que dialogar o insertar proyectos contaminantes en otras comunas. La lucha que ha planteado Til Til es que cada comuna se haga cargo de sus desechos”, dice el alcalde Orellana.
Emplazado, el diputado Silber, sale jugando y plantea que “el plano Regulador y la calificación para esta zona genera una suerte de cancha donde no hay arquero. Espero que el gobierno central entienda que un proyecto de esta naturaleza no puede emplazarse en una comuna pobre y vulnerable sino que necesita proyectos de desarrollo y no un nuevo vertedero”.
¿EL FUTURO? DE TIL TIL
Hay muchas expectativas de lo que diga el Consejo de Ministros que debe reunirse esta última semana de mayo, reunión que, hasta el cierre de esta edición, aún no era consignada en tabla del Servicio de Evaluación Ambiental el tema de CIGRI.
Por su cuenta, Tomic ha dicho que llevará el proyecto a instancias superiores, pensando ya en judicializar, en caso que resulte contravenido por los Ministros.
La comunidad sigue en pie de lucha. “Estamos pasando el límite, pero las cosas no pueden seguir así. Nosotros vamos a seguir luchando y tendrían que llevarse a todo el pueblo detenido para no seguir luchando, para que esto se acabara”, dice Ingrid Jara, madre del joven que está en prisión preventiva en la cárcel de Colina II, tras ser incriminado por Carabineros de lanzar bombas molotov en la manifestación de comienzos de abril.
“A mi hijo le están dando 120 días de investigación, pero el abogado me dice que si no se comprueba su inocencia, le pueden dar hasta 5 años preso ¡Por algo que no hizo! ¡Por un montaje de Carabineros! Los otros niños están recluidos en su domicilio, sin poder ir al colegio ni nada”, cuenta molesta.
“La tecnología para que las cosas se hagan bien existe, está en todos lados”, señala el alcalde Orellana. “Yo me pregunto dónde están los estándares, en otros países no existen los vertederos, existen las plantas tratadoras de basura, donde no queda ningún residuo de lo que llega y se generan energías de distintos tipos y los primeros beneficiados son los vecinos”, agrega.
“Nos dicen que nos quedemos tranquilos, que no protestemos. Nosotros tenemos familia, por qué tenemos que permitir algo así, porque nuestros hijos y generaciones futuras se van a ir extinguiendo por la poca conciencia del gobierno”, plantea Yanet Mena sobre el futuro de Til Til.
Por Leonel Retamal Muñoz
Fotos: Cristián Inostroza