Fue el año 2007, en medio de las movilizaciones emprendidas por los trabajadores contratistas de Codelco, que la Iglesia Católica, a través de la conferencia episcopal, señalara que “en nuestro país, ningún trabajador debiese ganar menos de 250 mil pesos mensuales”.
En ese entonces el monto del salario mínimo rondaba los 170 mil pesos, por lo que un aumento como el propuesto por la institución eclesiástica, significaba una verdadera “revolución” respecto de la forma de entablar el debate.
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Pero han pasado 7 años y todavía no se alcanza esa cifra, pese a las múltiples solicitudes hechas desde el mundo sindical e incluso de parlamentarios durante la administración de Sebastián Piñera.
Este año, en la discusión se proyecta que alcanzará un reajuste entre 220 mil y 225 mil pesos, alejado todavía del piso de 250 mil pesos y muy distante de lo que los especialistas aseguran, se necesita para alcanzar un salario mínimo efectivo.
De hecho, si se toma la cifra propuesta por la conferencia episcopal y se lleva a este año, el salario mínimo debería estar entre los 313 y 314 mil pesos.
Para Marco Kremerman, economista de la Fundación Sol, no basta con una discusión en lo político, sino que se necesita que se establezca una política pública al respecto.
“El salario mínimo debe cumplir un objetivo mínimo que es satisfacer las necesidades del trabajador y su grupo familiar. Ese ingreso debe permitir a un trabajador que salga de la línea de la pobreza, entendiendo que hoy tenemos una línea de la pobreza cercana a los 80 mil pesos, lo que es desactualizado”.
Según fuentes gubernamentales, para este año el salario no debiese superar la cifra señalada anteriormente, debido al contexto de desaceleración que vive nuestro país.
Al respecto Kremerman asegura que no se puede depender del contexto macroeconómico para este tipo de debates.” No podemos seguir condicionandola al ciclo económico” y agregó que “la meta tiene que estar clara y a corto plazo, no puede ser que la próxima meta sea llegar a los 300 mil pesos en 2018″
Quienes se sienten desplazados de esta discusión son los trabajadores que no pertenecen a la CUT, debido a que, acusan, no han sido escuchados por el Gobierno pese a las solicitudes.
Para el presidente de la Unión Nacional de Trabajadores, UNT, Segundo Steilen, esta situación es inaceptable.
” El gobierno anuncia una mesa para hablar del ingreso mínimo, que es pagado principalmente en el mundo privado. Nosotros, la UNT, que somos pertenecientes al mundo privado no somos invitados. Sin embargo, Bárbara Figueroa, que es de una gremial si puede opinar”, señaló.
Este viernes se concreta la primera reunión de la mesa de dialogo que conforman el ministerio de Hacienda, Trabajo y la Central Unitaria de Trabajadores representada por su presidenta, Bárbara Figueroa.
Por Claudio Medrano