El movimiento vivió este jueves una nueva jornada de movilización nacional, ad portas del ingreso de la reforma de Educación Superior al Congreso.
En las últimas semanas, la única instancia de diálogo con El Mineduc se centró en una breve reunión con la ministra Adriana Delpiano donde pudieron conocer algunos «detalles» del proyecto.
El «trailer» de la reforma, como le llamaron algunos dirigentes estudiantiles, no bastó para convencer al movimiento estudiantil, que acusa que parte de sus demandas más importantes simplemente no fueron escuchadas por el gobierno de la Nueva Mayoría. En este escenario, las tomas y paros siguen resistiendo la amenaza constante del desalojo y la represión policial.
Las últimas encuestas de opinión pública, además, han evidenciado los efectos del tratamiento de los medios de comunicación respecto a los destrozos y hechos de violencia aislada que ocurren en las manifestaciones. Así, el apoyo social del movimiento se ha debilitado y los estudiantes parecen más enfocados que nunca en recuperar la confianza y el respaldo de la ciudadanía.
«Es complicado el hecho de que nuevamente no estemos hablando de educación como movimiento estudiantil. Y, en específico, que la reforma no implique un cambio estructural aunque así se haya prometido«, sentenció el presidente del Centro de Alumnos del Instituto Nacional, Roberto Zambrano.
Volver a hablar de educación es el objetivo de los estudiantes y la consigna más reiterada por los dirigentes durante la jornada. En diversas regiones de Chile, dicha tarea se cumplió, con incidentes aislados: más de 100 mil manifestantes en Santiago, 12 mil en Valparaíso y varios miles más en el resto del país. «Multitudinaria marcha la de hoy. Porque queremos hablar de educación, seguimos marchando», escribió la dirigenta de la Usach, Marta Matamala.
La reforma que aún no convence ni al oficialismo
Aunque se esperaba que la reforma educacional ingresara hoy, 23 de junio, al Congreso para su tramitación, los estudiantes se mantienen expectantes.
Diversos sectores del oficialismo propusieron recientemente un proyecto que busca penalizar el lucro en la educación superior con cárcel -liderado por la diputada PPD Cristina Girardi- y, en medio de tensiones, todo indica que la votación e ingreso del proyecto se postergará para julio.
Sin embargo, los estudiantes siguen sin aprobar la propuesta de la Nueva Mayoría. Principalmente, porque se mantiene un «proyecto de incentivo al voucher, es que lo que mantiene el copago y no la gratuidad como derecho social», especifica Zambrano.
Hay otras demandas pendientes que no han sido consideradas: por ejemplo, la que se vincula a la solución de la enorme deuda educativa que arrastran miles de estudiantes por el uso de créditos universitarios. A la vez, la exigencia de poner fin a las pruebas estandarizadas de ingreso a las universidades, condenas concretas para el delito del lucro y democratización al interior de todas las instituciones, sobre todo en las de carácter privado.
En opinión del vocero de la Confech y presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Valparaíso, Carlos Vergara, hoy el gobierno no está legislando en sintonía con las necesidades de los estudiantes de universidades privadas. «Un 11% del sistema ingresó a la gratuidad, pero ninguno de ellos era de instituciones privadas», recalca. Por otro lado, dice, «se ha dicho abiertamente que seguirá manteniéndose el lucro en los centros de formación técnica y es una irresponsabilidad».
A juicio de los estudiantes, es lamentable que la reforma no contemple el objetivo de terminar con el lucro, considerando que ha sido una de las demandas más sentidas por los estudiantes en casi una década de movilizaciones.
Las tareas del movimiento estudiantil
El plazo que se autoimpuso el gobierno para enviar el proyecto de reforma al Parlamento se acaba, aunque en el propio oficialismo existen dudas sobre la integridad de la iniciativa.
A juicio de senadores como el PS Carlos Montes, a la reforma «le falta una vuelta a la discusión». La misma insatisfacción y molestia ante la ambigüedad existe de parte del Consejo de Rectores, que recién se reunió la semana pasada con el Mineduc.
Durante los próximos días, el Ejecutivo planea trabajar junto a parlamentarios del sector en nuevas indicaciones a la reforma. Mientras, los estudiantes analizan cómo avanzar en medio de las diversas limitaciones que ha impuesto la autoridad local a la hora de movilizarse.
«Nosotros emplazamos a la alcaldesa, recibimos solo las notificaciones de desalojo pero ha sido la única respuesta que hemos tenido. Nos interesa hablar de educación. Llevamos 10 años de una incansable pelea, pero ha sido nefasta la respuesta del Gobierno y de la alcaldía que sólo han sabido dar pie a la represión», recalcó el dirigente secundario Roberto Zambrano.
Desde la Confech recalcan que, a diferencia de otros años, esta vez no vienen con negativas predeterminadas y que, ante todo, tienen propuestas. «De parte del gobierno y de sectores de la prensa intentan visibilizar cuestiones particulares o cosas que no representan al movimiento por sobre las demandas. Eso ha tenido efectividad, porque no sirve que se vea más el tema del Cristo que el hecho de que se movilicen 200 mil personas en Chile», apunta Vergara.
Sin embargo, las dificultades se enfrentan desde la creatividad: velatones por la educación, foros abiertos a la ciudadanía, y hasta exposiciones detalladas en el transporte público, por parte de los estudiantes, han apostado al objetivo de recuperar el respaldo social con el que contaba el movimiento desde 2011.
La tarea no es sencilla en vista de las diversas denuncias que existen por represión policial e involucran torturas contra menores de edad y amedrentamiento. Durante la jornada del pasado miércoles, denuncian los estudiantes de Valparaíso, cuando hacían un corte de calle pacífico, Carabineros irrumpió violentamente y atropelló al estudiante de derecho Mauricio Sierra, que hoy permanece hospitalizado con uno de sus brazos fracturados.
En las próximas semanas, la apuesta del movimiento social es evidenciar que los estudiantes cuentan con contenido y dirección y que se han ganado el derecho a incidir sobre la reforma. Esto, porque tal como señaló la presidenta de la FECh, en respuesta a las críticas de la diputada comunista Karol Cariola, «el 2011 no alcanza: no basta con que la Nueva Mayoría esté en el Gobierno, ni tampoco es suficiente con tener una ‘bancada estudiantil’ en el Congreso».