Un ambiente de inestabilidad es el concepto que ronda entre los diversos actores que desempeñan actividades económicas en torno al poéticamente llamado ‘puerto principal’ de Valparaíso. Nadie quiere arriesgarse ni aventurar posibles escenarios. Tampoco se quiere dar la cara frente a los diversos posicionamientos y cada representante de gremio espera las acciones del otro o, sencillamente, espera que los pronunciamientos decanten, en vista a concretar obras, inyectar financiamientos y generar fuentes de trabajo.
Algunas compañías navieras ya tomaron decisiones y se desplazarán hacia el Puerto Central (PCE), en San Antonio. Norwegian Cruise Line trasladará tres recaladas, Oceania Cruises dos y una la Regent Seven Seas Cruises. A raíz de ello, la Empresa Portuaria de San Antonio anunció estudios de ingeniería básica e inversiones cercanas a los 500 mil dólares en equipos. “Tenemos capacidad de sitio, falta la ingeniería de detalle y la construcción propiamente tal, pasando por la tramitación ambiental. Si todo anduviera bien, podríamos pensar en un horizonte de dos a tres años, siendo optimista, y tendríamos un terminal de calidad mundial para atender a los pasajeros”, manifestó un alto ejecutivo tras recibir la recalada del Norwegian Sun.
“Si no hay aforos en el puerto, tampoco habrá cruceros”
Debido a las movilizaciones comandadas por la Coordinadora Marítima Portuaria de Valparaíso -que representa al 95% de los trabajadores portuarios que pertenecen a los sindicatos Estibadores N°1, TPS1, TPS2, Uniport, Auxiliares de Embarque, Sitrans y Ultraport- no se pudo dar servicio a los cruceros, haciendo que las compañías navieras tomasen decisiones como la de trasladarse a San Antonio.
Los trabajadores portuarios se manifestaron en contra la Empresa Portuaria de Valparaiso (EPV), ya que demandan que las cargas sean recibidas en el puerto y no en puntos externos- como el puerto seco de ZEAL, concesionado a la española AZVI, la misma del puente Cau Cau- para así generar mayores cupos laborales y turnos de los aforos o cargas.
Si bien la opción del sitio 8 Terminal Cerros de Valparaíso (TCVAL) era una opción pero de emergencia -mientras se construye un frente de atraque para los cruceros-, la falta de certezas emerge como la gran razón del por qué se haya optado por desviar a las compañías navieras, en un hecho tildado de ‘grave’ por el gerente general del cuestionado Valparaíso Terminal de Pasajeros (VTP).
La situación es incomprensible. TPS no está autorizado para efectuar aforos físicos en el borde costero, sin embargo si se intentó entregar facilidades a ferrocarriles para que vislumbren las capacidades de realizar, en el mismo borde costero, estas revisiones. De este modo, se abre la posibilidad de que un tren pueda transportar a Santiago los contenedores, generando la pérdida de puestos de trabajo en el puerto y, por sobretodo, aumentando el colapso vial de una capital que ahora debería de resistir el tránsito de los camiones que deban recoger esas cargas para ser trasladadas hacia su destino final.
Contrario a la posición del Ministerio de Obras Públicas (MOP), referida a que Chile necesita más posiciones de atraque y remolques, la construcción del Mall Barón coartaría las expectativas de crecimiento o de resguardo de los terrenos vitales para el futuro de la actividad portuaria. EL Terminal 2 se vislumbra como una alternativa de desarrollo frente a la inversión del grupo Plaza pero a la fecha no se ha logrado consolidar ninguno.
Valparaíso home port
El puerto estaba siendo un lugar de recambio de pasajeros. Con las seis recaladas que se pierden, son aproximadamente 19 mil pasajeros y casi 4 mil tripulantes que dejan de apreciar las maravillas porteñas e inyectar circulante en las alicaídas arcas del rubro de servicios. A esto hay que sumarle los gastos de la naviera no percibidos, por concepto de servicios como remolcadores, prácticos, el uso del muelle y del terminal.
Mientras TPS mantenga su posición de no dar preferencia de sitio de atraque con anticipación, como lo requiere la industria de cruceros, y se hagan anuncios de aumento de tarifas, la industria del turismo marítimo-portuario no persistirá en escoger esta ruta como itinerario.
Ajeno a este panorama, la organización sindicalista de los trabajadores portuarios está en pie de guerra. No obstante, afirmaron que aún esperan que se concrete la mesa de trabajo comprometida por el Ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes, la que reuniría a todos los actores relacionados al conflicto.
El tiempo pasa. Hoy se cerró la II Ronda de Profundización del TLC Chile – China, con el compromiso de realizar los esfuerzos necesarios para concluir la negociación este año. En esta etapa sesionaron los grupos de trabajo de acceso a mercados, reglas de origen, comercio de servicios, reglas relativas al comercio y cooperación técnica y económica. En paralelo, diversas firmas asiáticas están cada vez más interesadas en participar en proyectos de infraestructura en Chile, donde el pesimismo de los empresarios locales abriría oportunidades para sus inversiones, confirmó el director de Concesiones del MOP.
Hace un par de meses, China Harbour Engineering Company se convirtió en la primera firma de ese país en presentar una oferta para una obra concesionada en Chile, que contempla la construcción de una autopista subterránea en la capital con una inversión cercana a los 800 millones de dólares.
Por lo visto, es hora de definir lineamientos y escoger qué es lo que se quiere para Valparaíso. En términos prácticos, San Antonio hace todo lo posible por arrebatarle el sitial de puerto. Y si los concesionarios del borde costero no aúnan criterios ni responden a las demandas de sus trabajadores; las autoridades abogan cada uno por proyectos de ciudad diferentes y la ciudadanía está desarticulada, el río será muy revuelto sin que haya ganancia para los pescadores.