Vecinos cuentan qué hacer para que no le instalen una antena en su barrio

Muchos vecindarios se han visto afectados porque de la noche a la mañana les instalan una antena de celulares a metros de su casa

Vecinos cuentan qué hacer para que no le instalen una antena en su barrio

Autor: Mauricio Becerra

Muchos vecindarios se han visto afectados porque de la noche a la mañana les instalan una antena de celulares a metros de su casa. La Nueva Ley de Antenas que entró en vigor en junio de este año, en vez de proteger a los vecinos regula la instalación de las torres con compensaciones e información. Si bien en la mayoría de los casos las compañías telefónicas se salen con la suya, se han retirado con las antenas entre las patas cuando comunidades organizadas los han enfrentado. Al filo de la ley, esta es su experiencia.

7 de la mañana, Lo Hermida, Peñalolén, Santiago. Los vecinos despiertan por el grito de los niños en camino al colegio: “¡ANTENA!”. Así dan la alerta de la llegada del camión de la empresa CLARO que se dispone a instalar una antena en la intersección de Av. El Valle con Llanura, en pleno corazón de Lo Hermida. Vecinos y vecinos salen de sus casas, unos en puras camisas, otros con palos en sus manos. Más de alguien lanza piedras al camión de la empresa CLARO. Tras un tenso momento el contratista se va asustado y dice que “ya no volveremos más”.

11 de la mañana, Cerro San Juan de Dios, Valparaíso. Desde su ventana Alejandra ve trabajadores en el patio de su vecino que modelan un radier de cemento que el vecino dijo que iba a ser para un quincho. Alejandra sale para precisar sus sospechas. “¿Es esto una antena de celulares?”- pregunta.

– Si – le responden los obreros.

-¿Tienen permiso?

– No.

Alejandra indignada toca las puertas de todo el vecindario. Se acumula una gran cantidad de personas ante los portones del vecino y su supuesto quincho. Alguien llama a carabineros, los que conminan a retirarse a los obreros por falta de permiso.

Cerro Delicias, Valparaíso. Trabajadores llegan para instalar una antena en un barrio del cerro, pero se encuentran con los vecinos de las Delicias esperándolos. La entrada a la obra está bloqueada  con una cadena humana. Hay personas sentadas en la calle, otras pusieron sus vehículos obstaculizando la calle. Los trabajadores tienen que retirarse sin siquiera pisar el terreno. Comunican a la empresa ENTEL que no volverán a trabajar allí: “En estas condiciones no trabajamos”.- reclaman.

Rechazo a antena en Lo Hermida

Las anécdotas son parecidas en muchas comunidades, pero la diferencia es cómo han enfrentado a las empresas de telefonía. En Lo Hermida, semanas antes de la llegada del camión, vehículos municipales acompañados por policías fueron a retirar escombros al sitio elegido por la empresa para levantar su antena.

En frente del predio está el Sapu de Lo Hermida y a menos de cien metros el jardín infantil Cristo Joven, que atiende a 204 niños; más allá hay un hogar infanto juvenil. Los vecinos del sector juntaron firmas y pidieron una cita con el alcalde Claudio Orrego, quien aceptó la instalación de varias antenas disfrazadas de palmeras en el municipio, pese a estar junto al consultorio de la comuna.

Sólo la acción les dio resultados. Se organizaron e hicieron guardia para evitar que se instalara la antena. Como la ley ampara a las empresas telefónicas, la única forma de evitar una antena junto a sus casas es oponerse directamente. En Peñalolén experiencias anteriores daban cuenta que pese a que toda una comunidad de oponga, las empresas telefónicas instalaban igual sus antenas, pese a los daños a la salud que estas pueden provocar en personas que no pueden estar expuestas a fuentes de radiación, quienes portan un by pass o quienes usen audífonos por problemas de audición. Así ocurre con una antena instalada en una ferretería ubicada al frente de un colegio en Av. Grecia con Tobalaba.

LAS INSTITUCIONES FUNCIONAN

Tanto en los cerros Delicias y San Juan de Dios en Valparaíso y en Lo Hermida, las comunidades recorrieron las instituciones y cumplieron todos los trámites legales y administrativos para evitar una antena en la puerta de sus casas. Pero la experiencia por la vía institucional fue el “silencio administrativo”.

Paty, de Peñalolén, nos cuenta que “todos los funcionarios públicos estaban en pro de la antena. Entre ellos y la empresa se lavaban las manos. En ningún momento se hicieron cargo, fingiendo incluso a veces que no tenían que ver con el caso porque la propiedad en cuestión es privada. Pero resulta que sí tienen que ver. Todos los concejales desmintieron su apoyo a la antena, pero en la votación en 2011 todos votaron en favor de ella, salvo el concejal del MPL, Lautaro Guanca”.

Alejandra, del Cerro San Juan de Dios en Valparaíso, cuenta que “lo único que veíamos en el proceso del recurso de protección era que frenó, atrasó los planes de la empresa. Pero no lo paraba. El futuro no era favorable para nosotros”.

Isaac Alterman, vecinos del Cerro Delicias, concluye incluso que toda participación en mesas técnicas, negociaciones, comunicaciones hasta con altos cargos del Ministerio de Telecomunicaciones son una pérdida de tiempo. En el caso del Cerro Delicias se decidió en un momento hacer sólo el mínimo papeleo necesario para no quedar indefenso y aceptar conversaciones con políticos y representantes de la empresa sólo en base de que no se instalara una antena.

A la larga, los vecinos pasaron meses y años haciendo papeleos, gestiones y juicios. Ninguno salió a favor de ellos y se respetaba el derecho de propiedad de un vecino que de la noche a la mañana se le pagaban 600 mil pesos mensuales para instalar una antena en su patio.

Antenas en el patio de la Municipalidad de Peñalolén

DAÑOS A LA SALUD

Por mientras los cielos del país se iban poblando de antenas. Si el 2001 se calculaban 1.400 antenas, el 2003 la cifra era de 3 mil. Pasado el 2011 a cifra supera las 10 mil.

Pese a que las compañías telefónicas niegan que las ondas de los celulares provoquen daños, la contaminación electromagnética que generan afecta un radio importante de donde se hallen instaladas. A juicio del endocrinólogo de la Universidad de Chile, Andrés Tchernitchin, “el cáncer por exposición a radiaciones electromagnéticas es de efecto diferido, es decir, se desarrolla después de un período de latencia que puede durar años. Por ello se debiera aplicar el principio precautorio respecto a las antenas de celular”.

Las ondas electromagnéticas de las antenas de celulares y los mismos aparatos podría provocar esclerosis lateral amiotrófica, Alzheimer, dermatitis, enfermedades alérgicas, asma bronquial, aumento en la incidencia de abortos, alteraciones neuroconductuales, cardiacas y endocrinológicas. Investigaciones de muertes por arritmia e infarto agudo del miocardio dan cuenta que hay relación con la exposición  acumulativa a estas ondas. También se sabe que alteran el funcionamiento de los marcapasos.

LA AUTO-DEFENSA

Octubre 2011: En el Cerro San Juan de Dios, Valparaíso, los vecinos pasan por todas instituciones. El cerro se cubre en lienzos y letreros. Llaman la atención con actividades artísticas en el centro. Tienen aburridos a trabajadores de Entel y a carabineros, quienes tienen que subir al cerro semanalmente por las protestas que se organizan. De tan aburridos, los carabineros aconsejan para callado tirar huevos. Pero todo queda en vano.

Tras 3 meses de protestas infructíferas, se quema en una acción nocturna y anónima la antena. Después de tantos meses de resistencia, en pocos minutos la antena arde y al amanecer los vecinos ven el cielo de su cerro limpio de antenas. Nadie fue.

Abril 2008: En Peñalolén se hacen guardias nocturnas durante tres meses. La Junta de Vecinos y organizaciones sociales contribuyen con termos de café y videos para entretener. Uno presta su camión: En noches despejadas bloquea los portones de la propiedad. Cuando llueve los guardias nocturnos buscan calor en él. En la mañana los niños en camino a sus colegios echan un ojo por camiones sospechosos y gritan “ANTENA” cuando se acerca. Durante el día son los vecinos de las casas de al frente quienes vigilan.

Entre todos se investigan estudios y los informes médicos de todo el barrio. Se redactan volantes sobre los efectos secundarios de una antena en tu barrio.

Para asistir a los jóvenes en la negociación, padres y abuelos del barrio les acompañan a la reunión con Movistar, empresa que ofrece de todo. Dice “Pidan lo que más quieren”.La postura de los viejos sorprende a los representantes de la empresa: “No nos vendemos. No queremos que coloquen la antena. Pero si la coloquen puede que la antena se cae. Y no será culpa de los pobladores, se harán cargo ustedes. A la buena o a la mala ¡la antena no va!”- responden.

CLARO entrega un mapa: Los pobladores deben marcar donde no quieren una antena. El mapa se pasa, casa por casa por todo el barrio: Al devolver el mapa, está todo marcado en rojo. En Peñalolén no quieren ninguna antena.

En una noche un grupo de desconocidos entra en el sitio donde se iba a instalar la antena y a golpes de combo inutilizan los pernos de la plataforma para instalar la antena. Cada vez que los de CLARO vuelven a reparar el radier, en las noches siguientes son destruidos.

Rechazo a las antenas en los cerros de Valparaíso

2006: En Cerro Delicias, Valparaíso, los vecinos también cansan a los trabajadores y carabineros. Apenas pasa un día sin movilizaciones vecinales, cadenas humanas, sit-ins y flash-mobs. Ningún residente del barrio queda desinformado sobre las antenas y de las acciones barriales. Se conversa con los contratados por ENTEL: Ellos entienden y aguantan las protestas. Después de años de lucha, ENTEL declara que ya no intentará más instalar su antena en el Cerro Delicias.

Aunque estas experiencias de lucha dan esperanza en las comunidades afectadas y mucho más allá de sus fronteras, no han bajado la alerta. CLARO tiene permiso de construir su antena en el Cerro San Juan de Dios hasta noviembre de 2012, en Peñalolén, MoviStar tiene permisos obtenidos del alcalde Orrego hasta en 2018.

LA NUEVA LEY PALMERA

Al igual como las compañías telefónicas maquillaban de palmeras falsas sus antenas, la nueva legislación presentada con bombos y platillos por el ministro de Transportes y Telecomunicaciones, Rodrigo Pérez Mackenna, se disfraza.

La ley exige que las empresas informen con anticipación a los vecinos cuando quieran instalar una torre soporte de antenas que sea de más de 3 metros de altura en su barrio; encierra la oposición a en el ámbito de la “concesión de un servicio de telecomunicaciones”; poder hacer observaciones por escrito ante la Dirección de Obras Municipales; exigir obras de mejoramiento del espacio público del barrio a costo de la empresa como compensación por la instalación de la torre; que ésta se mimetice con su entorno urbano; y que se cumpla la norma máxima de emisiones radioeléctricas (100 mW/cm2) definida por el Ministerio de Medio Ambiente. En definitiva, las empresas telefónicas tendrán el mismo poder que antes, sólo que ahora ‘compensarán’ a los afectados.

También se establecen áreas sensibles, que es donde hay escuelas, jardines infantiles, servicios hospitalarios y asilos de ancianos.

Pese a que esta ley demoró diez años en tramitarse, a juicio de Altermann el avance es mínimo: “En un principio era bueno, un avance de 100, ahora es de 1 porque pasó por el Tribunal Constitucional.” En un aparente conflicto entre normas constitucionales de igual rango, la libertad empresarial por un lado, y los derechos a la vida y a la integridad física, el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, y el derecho a la protección de la salud por el Estado, el Tribunal Constitucional opta por amparar la libertad empresarial. Pasajes más ambiciosos respecto a la protección del ciudadano han sido así eliminados.

Alterman añade que la ley aún no es efectiva: “En mi ciudad se siguen instalando antenas sin los permisos ahora exigidos, excluyendo al vecindario y sin control político-administrativo.”

LA MEMORIA DE LAS COMUNIDADES

La unión de la comunidad es lo decisivo. Alejandra y Paty saben dónde viven vecinos con marca-pasos o aparatos del oído. Conocen de nombre los niños chicos en su entorno.

Alejandra destaca que “nadie se quedó atrás. Cada uno hizo lo que podía: Un vecino abogado se hizo cargo del papeleo. Yo como químico analicé los estudios sobre efectos que tienen antenas en la salud. Una cantante del cerro hizo una actividad artística en la plaza Aníbal Pinto. Cabro-chicos hicieron videos titulados “CLARO daña” y los subieron a Youtube. Otros aportaron lienzos y colaciones. Los viejitos nos prestaron sus casas para vigilar y reunirnos.” Concluye que “lo único positivo de todo eso ha sido que nos dejó más unido en el cerro.”

En Peñalolén se reforzó una histórica tradición de unidad. Paty describe: “La gente aquí es unida. Nuestros padres son todos pobladores de la antigua toma. Fuimos criados juntos. Somos gente de lucha. Nunca jamás hemos bajado un brazo.”

Alejandra remata: “No se crean cualquier cuento. ¡Infórmense y peleen!”

Gwendolen Pare

El Ciudadano


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