“No le quedemos mal al pueblo. Estas empresas hay que levantarlas, ponerlas a producir, acabar con la ineficiencia, la corrupción, el despilfarro, y tienen que dar ganancias…»
En medio de la crisis más profunda que ha vivido jamás el sistema capitalista, cuando este ofrece ya su rostro más cruel. Cuando la rabia y a veces la impotencia cunde entre los que llevamos años luchando y prediciendo sus consecuencias, nos pasan desapercibidas las luces de esperanza que demuestran que otro mundo es posible.
Venezuela no ha tenido demasiados “amantes” entre la izquierda. Para las organizaciones de “izquierda institucional” siempre ha sido un proceso incómodo. No digamos para los “socialistas” que se alinean contra Chávez y a favor de la derecha venezolana en una alianza que ya selló Felipe Gonzalez con el expresidente Carlos Andrés Pérez, artífice de las reformas neoliberales que dieron pie a la insurrección popular llamada “El Caracazo”. De allí arranca el movimiento popular que acabó con el sistema clásico bipartidista en Venezuela y que desembocó en la victoria electoral de Chávez. Doce consultas electorales ganadas desde entonces y un referéndum perdido (el de la reforma constitucional).
¿Y la otra izquierda? Para la Pléyada de grupos guardianes de la ortodoxia, este proceso, con un papel no evidente de los sectores “proletarios”, con un papel determinante jugado por los militares, con heterodoxias y por qué no decirlo, muchas incongruencias de Chávez, merece la “excomunión”.
PERO A PESAR DE TODO EL «PROCESO» AVANZA
“Proceso” es como se llama en Venezuela a ese intento revolucionario donde cabe todo lo que hacen las clases populares: con Chávez, sin Chávez y a pesar de Chávez. Esa es la fórmula que mejor define la resultante de vectores contradictorios que hoy dan un resultado positivo. Los que quieran hacer una lectura solidaria acrítica, sin más, en realidad tampoco entenderán lo que los mismos protagonistas del proceso venezolano proponen.
Pero en los dos últimos años, y en particular en los últimos meses se están produciendo acontecimientos que dirigen el “proceso” en una dirección esperanzadora. La respuesta del gobierno al acaparamiento de alimentos por parte de las multinacionales de la alimentación ha sido la expropiación y la nacionalización.
Así, plantas azucareras, lácticas, arroceras, empresas cafeteras o de producción de “harina pan” (harina de maíz) han sido transformadas en Empresas de Producción Socialista. Dos de las más importantes cadenas de supermercados trasnacionales han sido nacionalizados y puestos bajo control de los trabajadores. La poderosa cadena colombiana “Éxito” se ha transformado en la cadena “Bicentenario”.
La respuesta a la crisis energética producida por la histórica sequía de la cuenca del río Gurí (cuya central produce el 70% de la energía venezolana) ha sido la reconducción de la empresa nacional venezolana Corpoelec poniéndola bajo control obrero, despidiendo a la antigua cúpula burocrática responsable de la ineficiencia en la planificación.
Pero, sobre todo, en una acción sin precedentes el pasado 13 de mayo se decretó el pase a la autogestión bajo control obrero del grueso de toda la industria extractiva y metalúrgica venezolana.
LA CONSTITUYENTE OBRERA
La Corporación Venezolana de Guayana (CVG) que engloba 15 empresas con más de de 18.000 trabajadores y representa el eje económico y social en una región que incluye 5 estados y más del 50% del territorio venezolano, ha sido reestructurada en todas sus cúpulas. Los trabajadores en asambleas han elegido representantes y después en talleres han propuesto modelos de gestión en áreas que van desde la producción, comercialización, condiciones de trabajo, hasta protección del medio ambiente.
Todas las direcciones han sido revocadas y se inicia la autogestión bajo control obrero de la minería, empresas de explotación forestal y control ecológico, plantas siderúrgicas y de aluminio con sus industrias de transformación.
Es una larga lucha. Sidor, la empresa más importante de la corporación, donde se produce el 25% de acero líquido de Latinoamérica, siempre fue un ejemplo, un “Buque insignia” del movimiento obrero venezolano. Las asambleas en el Portón 3 fueron históricamente, el escenario de la democracia sindical. Allí cada turno que reunía a 4 ó 5 mil trabajadores tomaba decisiones y más de una vez las “bases” cambiaban las decisiones de sus “dirigentes”. Techint, una transnacional italo-argentina, fue hasta hace poco, accionista mayoritaria de esta empresa.
En abril del 2008, tras tres años de congelación y luego de 13 meses de discusión, Sidor fue a la huelga ante la intransigencia de la empresa y la actitud cómplice del entonces ministro de Trabajo del gobierno de Chávez José Ramón Rivero. Éste, intentó imponer una junta arbitral tripartita, a la que llamó cínicamente “obrerista” y “bolivariana”. En la mesa de negociaciones, la propuesta del gobierno fue aceptada por la empresa, quedando unificada, incluso formalmente la posición del ministro y la de la transnacional, aunque ni siquiera se ajustaba a la Ley Orgánica del Trabajo.
Ante la demagogia desesperada del ministro y el intento de imponer un referéndum con la propuesta patronal la asamblea de base extiende la paralización, de 48 horas a 80 horas. En este contexto se produce una violentísima represión de la Guardia Nacional en contra de los trabajadores. El saldo: 50 detenidos, más de 15 heridos y 43 vehículos de los trabajadores destrozados.
CHÁVEZ, SE RADICALIZA CON EL PROCESO…
Tras la situación creada, donde el gobierno socialista quedaba en entredicho, en medio de un debate central sobre la autonomía del movimiento obrero venezolano y donde no faltaron quienes justificaban la actitud de “mano dura contra los privilegiados” en nombre del socialismo, Chávez destituye a José Ramón Rivero, nacionaliza Sidor y pone en marcha el “Plan Guayana Socialista”.
“Me la juego con la clase obrera”, ha vuelto a decir Chávez dos años después en un acto con trabajadores de las empresas de Guayana. Ha anunciado la estatización de más empresas: Norpro de Venezuela, productora de bauxita, Materiales Siderúrgicos (Matesi), el Complejo Siderúrgico de Guayana (Comsigua), así como también las empresas de transporte de materia prima de las empresas básicas de Guayana. Ha explicado que no ha sido posible llegar a un acuerdo para la compra de estas empresas (en el caso de Matesi, el grupo propietario hizo una oferta de venta que quintuplicaba su valor real) y por tanto no quedaba otra alternativa que nacionalizarlas.
AVANZAR EN UN MODELO SUSTENTABLE PARA DEJAR DE SER MONOPRODUCTOR DE MATERIA PRIMA…
Es una lucha contra la corrupción el despilfarro y la ineficiencia, es una apuesta por un modelo de gestión donde se apuesta en la experiencia de los trabajadores en el conocimiento de los problemas y en la superioridad de la inteligencia colectiva. Es una apuesta en la dirección socialista.
Pero hay decisiones que escapan al marco de la empresa. La mayor parte de las exportaciones de estas empresas son de materia prima para su transformación en otros países industrializados en diversos artículos que luego son adquiridos a altos precios por la población venezolana. Las Empresas Básicas de Guayana deben ser suministradoras de procesadoras de productos manufacturados, es necesaria una reconversión de la industria venezolana. En este sentido, es urgente la creación de empresas socialistas de producción de todos los productos manufacturados que ahora se importan, para adquirir la soberanía en este terreno y romper con la dependencia. Existe ya un proyecto anunciado por Chávez para realizarlo aguas abajo del Orinoco en relación al hierro, aluminio y acero, entre otros.
“No le quedemos mal al pueblo. Estas empresas hay que levantarlas, ponerlas a producir, acabar con la ineficiencia, la corrupción, el despilfarro, y tienen que dar ganancias… Lo demás daría pena, vergüenza… estamos obligados a demostrar, para darle viabilidad al proyecto socialista, que toda esta actividad da resultados positivos, pero hay que cambiar todo el esquema” Hugo Chávez Frías
Por Josep Cruelles
Josep Cruelles (Barcelona, 1954) es miembro de Revolta Global, de la Assemblea Bolivariana de Catalunya y colaborador de Viento Sur.
Fuente: Revolta Global/revista-amauta.org