Vicepresidente de la Fech: “Con Lavín nos hemos enfrentado a una pared”

El día después de la gran movilización del 30 de junio nos juntamos con Francisco Figueroa, vicepresidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech)

Vicepresidente de la Fech: “Con  Lavín nos hemos enfrentado a una pared”

Autor: Cesarius

El día después de la gran movilización del 30 de junio nos juntamos con Francisco Figueroa, vicepresidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech). A horas de partir rumbo a Temuco, donde se desarrollaría el encuentro de la Confech, nos da luces sobre el llamado a un plebiscito para salir del conflicto y responde a las críticas que les hace el Gobierno de estar ‘ideologizados’.

Para el dirigente, el conocimiento hoy está pensado en función del enriquecimiento de los empresarios, y la educación privada ha demostrado que no resuelve los problemas del país. También sentencia que los estudiantes son más realistas que la clase política.

-¿Cómo evalúas el tono del movimiento a casi un mes de iniciada la movilización?

-Hay un antes y un después de la última movilización. Estamos frente a un movimiento que supera las barreras gremiales para pasar a plantear demandas políticas. No sólo anhelamos un sistema de educación pública gratuita y de calidad, sino que también cuestionamos los pilares de esta democracia excluyente. Es una ola política que no se había visto en toda la transición.

-¿Cómo está la fuerza del movimiento considerando que un mes de movilización conlleva desgastes y algunos ya presionarán por volver a clases?

– Sí, hay quienes están cansados, pero son más los que se van sumando. La relación que hay entre quienes se desgastan, que es natural por lo largo de esta pelea, respecto de quienes se suman es absolutamente favorable a que la movilización continúe. Se siguen sumando escolares, y universitarios de privadas. Esto le da un plus a este movimiento que los anteriores no habían tenido. Son actores emergentes que pese a que quizás el movimiento se vea un poco inorgánico o poco difuso, nos entregan un potencial como nunca antes tuvimos.

-¿Pero hasta cuándo vamos a estar movilizados?

-Es difícil precisarlo e, incluso, dentro del movimiento hay diferentes expectativas. Son muchos más quienes apuestan por un cambio radical y profundo que de paso a una reforma estructural en la educación y no sólo parchar el sistema. Hoy, el Gobierno, a un enfermo terminal le ofrece aspirinas, cuando se precisa con urgencia una cirugía.  Estaremos movilizados hasta cuando demostremos que tenemos la capacidad de definir el rumbo que tendrá la educación. Hoy estamos planteando la idea de que la misma ciudadanía decida cuál debe ser la orientación de esa reforma.

UN MINISTRO INEFICIENTE

-El gobierno de Piñera le arrebató el poder a la Concertación con el discurso de la eficiencia privada ¿Cómo evaluarías la capacidad de gestión del ministro Joaquín Lavín?

-Pésima. Te cuento que la Confech (Confederación de Estudiantes de Chile) hizo una propuesta de discusión en enero. A fines de marzo, el Gobierno presentó su agenda sin ningún tipo de apertura a los temas que planteábamos. Lavín apunta a la estrategia usada por la dictadura y la Concertación que es desgastar a los movimientos y no responder. Pero este juego no le ha servido de nada.

Pero Lavín aparece en la tele con cara de santurrón llamando a dialogar.  Pareciera que los universitarios son los intransigentes.

-Lavín nos recibió recién a mediados de abril, a dos semanas de haberle entregado un petitorio. El tema relevante es que ni en esa reunión ni en las dos cartas que entregó después ha cambiado su posición. Frente a un movimiento que crece y crece, la postura del Gobierno es no ceder un centímetro.

-¿Ha habido diálogo de parte del ministro?

-Con Lavín nos hemos enfrentado a una pared.

-¿En términos del propio discurso de la eficiencia del Gobierno cómo sale parado el  ministro?

-Dentro del paradigma de la eficiencia, este Gobierno lo ha hecho mal. Este es un gobierno que no supo responder al problema de la reconstrucción porque lo que hizo fue a la medida de los empresarios. En educación su reforma no cambiaría ni un ápice los problemas de la educación chilena. Los colegios técnicos se siguen lloviendo, hay escuelas en que le ponen un candado al water para que se tire sólo dos veces al día cosa de no gastar agua y las imágenes se repiten. No han sido para nada eficientes. Sigue aumentando la desigualdad, la brecha entre colegios privados y públicos a la par que se desfinancia la educación pública.

-Parece que la cacareada gran reforma a la educación superior anunciada por el ministro para este año se quedó corta y Piñera esta semana saldría anunciando otra.

-Piñera le quitó piso a Lavín al anunciar esta reforma. ¿Acaso la reforma propuesta por Lavín hace unos meses no era su estrellita? Porque hace poco el ministro decía que era el campeón de la Educación. Ahora volvemos al profundo espíritu autoritario y farandulero de Piñera de protagonizar cualquier iniciativa de su Gobierno, la que tampoco escucha a los estudiantes y profesores movilizados. Una reforma que nace de los intereses pequeños que tiene -el Ejecutivo-. Gran reforma no va a ser, es una pugna intraderecha.

LA PELOTA AL PARLAMENTO

-El Gobierno ahora tiró al Parlamento la discusión ¿Qué opinión les merece esa propuesta?

-La jugada la hace para que la imagen del Gobierno no decaiga tanto en las encuestas, porque recordemos que Piñera no hace política, sino que plantea sus proyectos según las encuestas. También lo hace para generar consensos con sectores de la Concertación, ya que el objetivo de esta derecha es ampliarse hacia el centro.

-¿Tienen algún aliado allí?

-El Gobierno sabe que la Democracia Cristiana tiene fuertes intereses creados en la educación. Son dueños de colegios, administran escuelas particulares subvencionadas y  ahora se compraron la Universidad Central. Calculan que si meten a parte de la Concertación a este debate, dicha coalición se quiebra, ya que todas las cúpulas tienen intereses creados.

-Huele a un pacto Lagos-Longueira reload.

-Regresamos a la política de los acuerdos, de los arreglines dentro de la elite. Ante ellos, el gran movimiento del que somos parte no cuestiona a un gobierno de derecha únicamente, sino que a las elites mismas. En la educación pierden legitimidad los empresarios, la clase política, la iglesia católica; todas las elites que han gobernado.

-¿Y los medios de comunicación?

-Obviamente. Si son órganos de difusión de las políticas neoliberales. Es paradójico porque las líneas editoriales buscan criminalizar el movimiento. Basta leer La Tercera, con sus entrevistas corneteras al ministro; o El Mercurio, con esas encuestas truchas que cualquier sociólogo con un año de estudio puede cuestionar, para darse cuenta del desfase entre su discurso y lo que a la ciudadanía le interesa. Los periodistas así no pueden hacerse los locos y la cobertura da cuenta en parte de eso.

-También, una estrategia fue apostar por restar a los rectores de las demandas.

-Los rectores siempre habían actuado con una mirada y una agenda muy corporativa en función de conseguir los pesos suficientes para que cuadre su caja chica a fin de año. Pero hoy el movimiento es tan grande que esa forma corporativa les quedó chica. A la vez, las comunidades universitarias –trabajadores, profesores, estudiantes- han presionado de tal forma a sus rectores, que han tenido que someterse a esas posturas mayoritarias. Acá se tensiona la democracia universitaria, a la que le hicieron tanto daño la dictadura como la Concertación. Las comunidades universitarias piensan a largo plazo.

EL APARTHEID EDUCATIVO

-Ustedes critican a la educación privada, pero efectivamente ésta ha ampliado el acceso en las últimas décadas.

-Efectivamente desde hace casi dos décadas la educación privada ha sido la responsable del aumento de la cobertura a los primeros quintiles, pero lo ha hecho de un modo desigual y segmentando. Hay instituciones para ricos y otras para pobres. Por un lado tienes las universidades Adolfo Ibáñez, del Desarrollo o de Los Andes, que reproducen una elite cerrada, clasista y autoritaria que perpetúa el apartheid educativo hasta geográficamente. Y por otro lado tienes instituciones, como la Universidad de las Américas, la UCINF o la Miguel de Cervantes. Todas lucran con el sueño de jóvenes y sus familias que se creen el cuento de la movilidad social a través de la educación.

-En tal sentido ¿Encuentras una diferencia entre las universidades tradicionales con las privadas?

-Las privadas son muy homogéneas respecto a la composición de sus alumnos. En las universidades tradicionales hay muchas más posibilidades que conozcas a una persona de una clase social distinta a la tuya. O sea, reconocemos que las universidades privadas han abierto sus puertas, pero lo hacen porque ven en cada alumno una oportunidad de negocios, que es la razón de fondo del aumento de la matrícula.

¿Y eso qué tiene de malo?

-Si lo vemos desde la perspectiva del estudiante y del país, estamos frente a un modelo educativo que no cumple una función país: No forma ciudadanos, ni produce conocimientos para el desarrollo. El conocimiento hoy está pensado en función del enriquecimiento de los empresarios. La educación privada no resuelve los problemas del país.

SECUNDARIOS Y NECESIDAD DE OTRO ESTADO

¿En la Confech persiguen consensuar un petitorio en común con los secundarios?

-Es posible. Los secundarios han avanzado harto en generar un petitorio nacional y único. Es complejo porque desde el 2006 la estructura de ellos fue desarticulada por los partidos políticos. La Concertación se metió muy duro en sus organizaciones para desmantelarlas y eso provocó que sea difícil consensuar posturas. Hoy han avanzado harto y no queremos imponerles un petitorio. Hay demandas transversales, como el crecimiento de los colegios técnicos, y los universitarios los compartimos plenamente.

-La palabra estatización suena como trasnochada para algunos…

-Efectivamente suena así. El Estado en Chile es tan pequeño y está secuestrado por intereses particulares que realmente este Estado no le resuelve nada a los chilenos. No se trata de pensar los colegios como vemos hoy los consultorios. Lo que está en el fondo de la demanda por la estatización es que la sociedad, a través del Estado, se haga responsable de proveer un derecho social.

-Eso implica otro Estado.

-Por supuesto, por eso decía al comienzo que acá no se están levantando banderas gremiales, sino que se cuestiona la democracia que tenemos y el Estado subsidiario que nos legó la dictadura.

-Al decir esto te cuelgan al tiro el mote de que estás ideologizado, que planteas cosas más allá de la educación.

Joaquín Lavín es un opus dei que apunta a todos como pecadores y que de seguro le hace caso a gente que usa silicio para autoflagelarse, que nos diga a nosotros ideologizados es un chiste. Somos sí un movimiento politizado y eso no nos da vergüenza.

-Decir la palabra política, como que cae mal a muchos en Chile.

-El problema es que las elites de este país tienen miedo a que la gente tome la política en sus manos. Por eso nos denuncian a nosotros como si sólo ellos tuviesen derecho a hacer política. O sea, cuando los estudiantes tomamos en las manos nuestro futuro, lo que es hacer política, las elites se ponen a tiritar.

-En las secciones de Política de los diarios más bien hablan de peleas por candidatos y acuerdos de pasillo.

-Los medios han instalado el tema de la Política como los acuerdos para llevar candidatos en los distritos, las componendas y discusiones en los pasillos de los centros de poder. En Chile la política se ha reducido a arreglines, cuoteos políticos, cálculos electorales pequeños y no a la construcción de consensos entre amplios sectores sociales que definan el futuro del país. Nosotros concebimos a la política desde ese punto de vista: El derecho que tienen las mayorías a definir el destino del país. Eso es hacer política.

-Ena Von Baer, señala como errado que ustedes hablen de Asamblea Constituyente o estatizar el cobre, que no se remiten al tema de la educación.

Hay demandas de fondo que efectivamente tienen que ver. Demandas por una reforma tributaria, la renacionalización del cobre como condiciones de posibilidad de la reforma a la educación es ser realista. Cuando compruebas que son recursos los que se necesitan para salir de la crisis de la educación, debes ser capaz de proponer de dónde sacarlos.

-¿Dónde está la plata?

-Necesitamos recursos para financiar la educación porque es un bien estratégico, no es un servicio para hacer un buen negocio. Son cosas que se hacen en los países vecinos y los desarrollados, no es socialismo ni nada del otro mundo. Los recursos naturales son de Chile, no de las multinacionales, entonces su explotación hoy tiene que servir para invertir en cuestiones estratégicas como lo es la educación, la energía, la salud. Los estudiantes hoy somos más realistas que la clase política.

LAS SALIDAS AL CONFLICTO

-¿Qué pasa si ofrecen como salida una mesa de diálogo como ocurrió el 2006?

-No la integraríamos. Durante los últimos 20 años al conflicto educacional se le han dado salidas a través de mesas de negociación y diálogo. Lo que hemos visto es que estas instancias son espacios donde las posiciones de las minorías que gobiernan se mezclan con las demandas estudiantiles y se transforman en imbunches que no responden a la expectativa de los movimientos. El mejor ejemplo es lo que pasó el 2006. Ya sabemos que con estos políticos no nos sentamos.

-¿Y se sientan de nuevo a charlar con Lavín?

-Tenemos un ministro con intereses creados en la educación, que reconoció haber hecho fraude a la ley para ganar plata de una universidad -la del Desarrollo-  o sea, es un interlocutor con la conciencia sucia. No hay garantía alguna para sentarse a conversar con él. Al igual que la clase política enquistada en el Gobierno y el Parlamento. Como no están a la altura, la salida es preguntarle a la gente. Que las mayorías definan cuál va a ser el rumbo que va a tomar la demanda por una mejora en la educación.

-¿A través de qué mecanismo lo harán?

-Con un plebiscito, que consideramos la vía más democrática y participativa para un cambio de esta embergadura. No queremos imponerle a nadie nuestras demandas, queremos que las personas decidan.

-¿Esta discusión involucra a la sociedad entera?

-Por supuesto. La educación es un problema de todos porque es un bien estratégico. En el Chile del siglo XXI, una sociedad que se complejiza y pasa de una economía basada en la extracción de materias primas a una de servicios, el conocimiento pasa a ser un bien estratégico para el desarrollo. Si nosotros queremos desarrollarnos de manera igualitaria y justa para dejar de hacer el papelón con nuestros índices en la OCDE, entonces la educación es un tema fundamental. Es el cobre del siglo XXI. Por eso es un tema que involucra al conjunto de la sociedad, no es un tema sólo de los estudiantes.

-¿En concreto, cómo se materializa esto?

-Es algo que veremos en la Confech. A nivel personal creo que hay que levantar un petitorio unificado de universitarios, secundarios, profesores, académicos de universidades y trabajadores para exigirle al Presidente y a las dos cámaras del Parlamento respecto de qué puntos pueden implementarse de nuestras demandas y cuáles no. En los puntos en que haya disenso es necesario llamar a plebiscito.

-Suena fuerte eso, sobre todo para la clase política.

-No queremos imponerle a la gente nada. No tenemos el miedo que tienen los políticos de preguntarle a la gente sobre qué sociedad queremos y resuelven todo entre cuatro paredes.

-El Gobierno apuesta a que la Copa América copará la agenda.

-La primera apuesta comunicacional del Gobierno fue hacer todo este show de los militares bolivianos para cambiar el tema. Estos tipos son capaces de irse a guerra con tal de manipular la opinión pública. Con la Copa América van a intentar lo mismo, pero ya estamos preparados y vamos a mostrar todos los partidos en la Casa Central de la Universidad de Chile. Si el fútbol nos une, la educación también.

Por Mauricio Becerra R.

@kalidoscop

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