En medio de las movilizaciones estudiantiles, indagamos en las razones que tiene la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces) y el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Tecnológica Metropolitana (Utem) para exigir la renuncia del ministro Joaquín Lavín, el desarrollo del movimiento y sus ideas para solucionar lo que llaman “crisis de la educación chilena”.
Laura Ortiz (LO) (quien va y viene contestando llamados y recibiendo estudiantes), alumna de segundo medio en el Liceo Confederación Suiza, y Alfredo Vielma (AV), del Liceo Amunátegui, son voceros de la Aces, a su juicio, el ala más radicalizada de los secundarios.
“No queremos cambiar sólo una ley como en el 2006 (la Loce, hoy LGE), queremos cambios en la estructura del modelo educativo”, explica Laura.
Dicen que sostendrán las movilizaciones y tomas mientras no se responda a sus demandas por estatizar la educación y eliminar el lucro. Buscan derogar todas las leyes desfavorables y recuperar la educación pública. Hablan de construir un referente de lucha dentro de los secundarios, para velar por sus derechos, y fortalecerse como fuerza auxiliar al movimiento social.
Eduardo Salazar (ES), alumno de Trabajo Social en la vilipendiada Utem, es presidente de su Federación. Comenta que se está viviendo un proceso de recomposición, en términos de la lealtad de la organización estudiantil hacia los intereses de los propios estudiantes. Denuncia una campaña comunicacional de desprestigio de la universidad, una estrategia para justificar los planes de Lavín.
La Utem es un caso ejemplar de la precariedad en que se mueven algunas instituciones. Salazar indica que recibe un 5% de aporte del Estado, que el 80% de las familias se endeuda para pagar y eso financia la Universidad, que reúne 85% de estudiantes de los tres primeros quintiles, los más pobres (en la UC es sólo el 8%). Con la mala gestión de Miguel Avendaño, rector por diez años, perdió 22 mil millones de pesos.
“La Utem es una buena universidad, sus estudiantes tenemos un sentimiento de pertenencia muy fuerte. Le decimos a quienes quieran estudiar en la Utem que lo hagan, que no entren en la psicosis”, añade.
LAVÍN AL BANQUILLO
-¿Por qué consideran que el ministro Joaquín Lavín debe renunciar?
–ES: Porque no está habilitado para conducir los destinos de la educación por su matriz ideológica y sectaria. Por sus conflictos de intereses, lucra con la educación, no respeta la ley. Nos trata de violentistas, pero justifica la dictadura y sus crímenes. Es un inmoral.
Además no está dispuesto al diálogo, dice que su reforma va de todas maneras y ni siquiera menciona las demandas de fondo. Lavín no tiene capacidad de diagnóstico, por eso no solucionará la crisis de la educación.
AV: Además por su incapacidad e ineficiencia -en sus propios términos empresariales- para entablar una mesa de diálogo que dé una salida democrática a este conflicto.
ES: Hoy dice que está preocupado de los temas de fondo, pero antes qué hizo: Hablar del bullying (importante, pero tiene que ver con un contexto general de violencia en la sociedad), la semaforización de los colegios… ¿Esa es una medida de fondo? No. Sólo discrimina y precariza aún más la educación municipalizada. Nosotros hemos puesto los temas de fondo, no él.
-¿Y creen que con otro ministro las cosas serán distintas?
–LO: No creemos que un nuevo ministro sea un cambio muy grande, pero las bases consideran que no puede haber un ministro peor para la educación chilena que Lavín.
-Lavín ha llamado al diálogo, ¿se han reunido con él?
–AV: Grupos minoritarios y no representativos de los secundarios son los que se han sentado a negociar con Lavín y los que pretendían bajar las tomas. Hoy nosotros rechazamos la mesa de diálogo con él, porque ya no es un interlocutor válido. Tiene intereses económicos, religiosos, políticos. No queremos hablar con él.
-¿La Aces se ha reunido con el ministro?
–AV: No. Lavín se reunió con la Federación Metropolitana de Estudiantes Secundarios y la Asamblea Metropolitana de Estudiantes Secundarios, que no representan a las bases nacionales. Luego de una asamblea nacional podríamos ver si es que vamos a negociar con el próximo ministro. Nuestras bases han decidido no sentarse a negociar con Lavín, sino pedir su renuncia.
-¿Qué opinan de deponer las movilizaciones como condición para dialogar?
ES: El gobierno de turno siempre llama a negociar, pero tenemos muchas experiencias anteriores donde nada se consigue, por eso ya no creemos en eso. En lo que creemos, es en que la única manera de presionar es con movilizaciones.
LECCIONES Y AVANCES
-Como estudiantes secundarios, ¿Qué lecciones sacaron de la llamada “revolución pingüina” del 2006?
AV: En esa ocasión, una mala conducción fue la que vendió al movimiento estudiantil, una dirección que tenía de por medio intereses de partidos. Más que una ingenuidad de los dirigentes que negociaron, hubo derechamente una traición hacia las bases del estudiantado.
-Y en el caso de los universitarios, ¿cómo se ha desarrollado la lucha que cada año da el sector?
–ES: Hay cambios. Varias federaciones se desprenden de los partidos que las dominaron por años. Hoy hay un sector dispuesto a vincular a secundarios con universitarios y otros sectores. La Utem y universidades regionales lo hemos propuesto en la Confech, pero la Concertación y las Juventudes Comunistas se resisten. Pero nos hemos vinculado en la práctica, en las marchas. Hoy hay conciencia que los partidos utilizan al movimiento. Eso no se daba antes y es un avance.
DESCONTENTO GENERALIZADO
-¿Qué les parece que no haya habido apoyo en el Congreso para crear una Comisión que investigue el lucro y el financiamiento en la educación?
–ES: Eso demuestra los intereses que tienen. Investigar el lucro en la educación universitaria o en el caso de los sostenedores de los colegios subvencionados no les conviene porque ahí están sus negocios.
AV: ¡Quién va a querer investigar sus propios negocios y los de sus amigos!
-¿Creen ustedes que Chile tiene las condiciones para financiar una educación estatal gratuita?
–LO: La educación estatal gratuita está en países socialistas y capitalistas. Al tener hoy un ingreso per capita seis veces mayor que en los ‘60, cuando teníamos educación estatal, con sólo una duplicación de la población estudiantil hoy, con exportaciones mineras millonarias, vemos que sí es posible. No entendemos que se diga que es una utopía. Tenemos la capacidad de financiar también un transporte público gratuito, un pase escolar gratuito, un sinfín de necesidades que tenemos como país.
-¿Y de dónde se sacan los recursos?
–AV: Renacionalizando el cobre, los recursos naturales, los fondos de pensiones. Se deben recuperar lo que pertenece a todos los chilenos y que permitirá solucionar la crisis de la educación.
ES: Todos los países latinoamericanos están asegurando su soberanía, sus elementos estratégicos, pero Chile continúa privatizando. Hay que instalar esta demanda en todas las luchas sociales.
-¿Qué te parece que algunos rectores hayan apoyado las movilizaciones?
–ES: En el análisis que hemos hecho en la Utem, vemos que se está cerrando el círculo privatizador. El Gobierno apuesta por la acreditación 2.0, de estándares internacionales. Esto va a generar una crisis en las instituciones más precarias, porque al tener malos resultados van a terminar cerrándose. Lavín dice que los estudiantes más pobres van a los Centros de Formación Técnica e Institutos Profesionales; ahí nos quieren, no en las universidades. Esa es su visión ideológica.
A los rectores de las universidades más grandes no les importa, sólo quieren asegurar su existencia. Rectores salieron a marchar, pero sólo para que se les mejore el negocio. Y el ministro cedió.
-¿Y la propuesta de extender los créditos a instituciones privadas?
–ES: Eso va en la misma dirección. Los recursos para las tradicionales son pocos. Al abrir el financiamiento a los privados los recursos se debilitan aún más. Hay instituciones que pueden resistir, pero muchas van a quebrar. Sofocando a las instituciones estatales, obligándolas a cerrar, van a aumentar el lucro de los privados, dinamizando el mercado, la competencia. Esa es la ideología que rechazamos.
-Se ha exigido el cambio de ciertos puntos de la Constitución referidos a la educación. ¿Se discute en el movimiento la necesidad de una Asamblea Constituyente (AC) para darnos otra Carta Fundamental?
–AV: Desde la Aces rechazamos la AC. Cambiar la Constitución de 1980 es urgente, pero es necesaria la movilización para regenerar el sistema económico y político entero, que luego permita llegar a una AC. Venezuela o Bolivia, que aprobaron nuevas constituciones, estaban en procesos sociales muy distintos a Chile y con presidentes distintos a Piñera.
Se señala que hay que cambiar dos incisos, que tienen relación con el rol de Estado y de los padres en la educación. Concordamos. Pero en el actual contexto social no es eficiente. Al Estado no le cuesta nada pasar a llevar la ley o hacer vista gorda cuando otros no la cumplen
ES: En Chile hay una incipiente articulación de muchos sectores. En la medida en que acumulemos fuerzas en las calles, podremos levantar nuestras demandas y culminar en un proceso de AC, pero levantado desde las bases, de la ciudadanía. La AC hoy no es el mecanismo para cambiar nuestra sociedad, sino organizarnos desde las bases.
-¿Hay diferencias en la manera en que la Concertación manejó el tema educacional y cómo hoy lo hace la Alianza?
–ES: En términos de fondo no. Hay cosas que no habíamos visto antes: La discusión de la reforma educacional se hizo en vacaciones, la “Concerta” no era tan cara dura. La idea del ministro de armar organizaciones paralelas de estudiantes, como la llamada “Estudiantes en acción” es un tongo también. Los colegios paralelos para los que no quieren tomas no funcionaron. Son estrategias distintas, pero en el fondo es lo mismo.
AV: Lo que ayer fue para la Concertación crear parches, reformas inútiles, hoy para la derecha es ignorar a los estudiantes. Mónica Jiménez era dueña de tres colegios, Lavín es dueño de una Universidad. Los medios han sido usados de igual manera para criminalizar nuestro movimiento.
-¿Qué significación dan ustedes a los ataques a la propiedad privada?
–AV: La violencia es contra símbolos, no contra personas y se justifica porque también hay violencia de su parte. Las personas canalizan su rabia contra las empresas que tienen a sus familias endeudadas.
LO: Carabineros nos violentan constantemente, con infiltrados, con provocaciones, con golpizas en las comisarías y buses policiales, con agua y gases tóxicos. Tenemos derecho a la autodefensa.
ES: Hay un descontento generalizado de las nuevas generaciones. Se nos ha dicho estos años que recuperamos la democracia, pero está cercenada, no participamos porque no creemos en su democracia.
No condenamos a quienes se manifiestan de esas maneras, condenamos al sistema. La violencia viene del Estado, de la segregación y la desigualdad social, de la acumulación de riqueza, eso es violento y grosero.
-Mapuche, Punta de Choros, Hidroaysén, la educación. ¿Cómo convergen las distintas luchas parciales que lleva la sociedad?
AV: Los estudiantes somos motor de la lucha social en Chile. Todas las luchas de hoy tienen como punto coincidente el cuestionamiento del capitalismo neoliberal. Los estudiantes sabemos que el punto de partida es el modelo económico, que influye directamente en la crisis de la educación. Sabemos que hay que generar un nuevo modelo social, político y económico que beneficie a todos.
-¿Pero hay una conciencia extendida que el problema es el sistema económico?
–AV: Estamos construyendo un modelo de pensamiento crítico, no podemos decir que todos están conscientes, porque la situación sería muy distinta. El trabajo de concienciar lo estamos realizando cada día y cada persona debe hacerlo.
ES: En estos momentos, muchos estudiantes, trabajadores, pobladores creen el discurso que dice que este modelo es sustentable, que la economía seguirá creciendo, que el saqueo de los recursos naturales será indefinido, que con el chorreo algo nos llegará, que el emprendimiento… Se impuso en la sociedad la lógica del mercado, del individualismo, perdimos los vínculos sociales; pero las nuevas generaciones -y algunos mayores que despertaron- nos damos cuenta que no. Y con el grito que damos en la calle, muchos más se darán cuenta. Esto generará pronto un polo de desestabilización del sistema.
Por Cristóbal Cornejo G.
Fotografías: Mauricio Díaz Buccioni
El Ciudadano N°105, primera quincena de julio, 2011.