El Gobierno de Dina Boluarte autorizó el ingreso a Perú de tropas de Estados Unidos para “realizar actividades de cooperación de entrenamiento con las Fuerzas Armadas”, como parte de un acuerdo que se hará efectivo entre el 1 de junio y el 31 de diciembre.
Mediante una resolución legislativa, se precisó que harán “distintas actividades de cooperación de entrenamiento con las Fuerzas Armadas asociadas con el Ejercicio Militar Internacional Resolute Sentinel 2023”.
De este nodo, entre junio y agosto entrarán a Perú con “armas de guerra” integrantes de las fuerzas especiales, de la Fuerza Aérea (USAF, por su sigla en inglés) y de la Fuerza Espacial (USSF) de EE.UU.
El arribo de más de 1.200 soldados estadounidenses es calificado por los analistas como una decisión «inoportuna», «muy llamativa» o «poco normal», al coincidir con el recrudecimiento de las protestas que exigen la renuncia de Boluarte y el adelanto de elecciones, las mismas demandas que persisten desde hace medio año, cuando Pedro Castillo fue encarcelado. Manifestaciones que han desatado una brutal represión por parte del régimen.
La tramitación de la entrada al territorio peruano para 1.242 militares estadounidenses, seis aviones, cientos de equipamientos y proyectiles de guerra fue breve y sin debate en la comisión de Defensa.
Se prevé que los militares estadounidenses desarrollen con sus pares peruanos entre junio y agosto el ejercicio internacional de operaciones especiales Centinela Resuelta. Y entre junio y diciembre llevarán a cabo otros cinco entrenamientos que involucran no solo a militares, sino también a policías peruanos de la Dirección Antidrogas o de Operaciones Especiales.
El expresidente del organismo antidrogas de Perú, Ricardo Soberón, destacó en una entrevista en televisión que la participación de las fuerzas armadas peruanas en el ejercicio Centinela ocurre a petición del Comando Sur de los EEUU. «No hay una necesidad cooperativa», refirió, ciado por Público.es.
«No necesitamos ese tipo de ejercicios que tienen un componente geoestratégico que escapa a las necesidades del Gobierno y del Estado peruano. Es altamente inconveniente e inoportuna la entrada de las tropas, por lo delicado de la situación política que vive el país», comentó Soberón, abogado y director del Centro de Investigación Drogas y Derechos Humanos (CIDDH).
«Es altamente inconveniente e inoportuna la entrada de las tropas», criticó Ricardo Soberón
«La aprobación viene de un Congreso deslegitimado, con más del 90% de desaprobación nacional y un Gobierno que tiene los mismos problemas de origen», comentó.
Intereses estadounidenses en América Latina
ECabe recordar que en enero pasado, la comandante del Comando Sur de Estados Unidos, la general Laura Richardson, reconoció en una charla auspiciada por el fabricante sueco de armas Saab que Washington debía intensificar su estrategia en América Latina debido al aumento de las inversiones chinas en infraestructura y la existencia de aliados de Rusia en la región (Nicaragua, Cuba o Venezuela).
Y denominó a los países aliados «el equipo USA, el equipo democracia».
«¿Por qué esta región es tan importante? Con todos sus ricos recursos y elementos de tierras raras, tenemos el triángulo del litio en Argentina, Bolivia, Chile; tenemos las más grandes reservas de petróleo crudo ligero en Guyana, y las de Venezuela también con petróleo, oro y cobre. Tenemos el Amazonas, el 31% del agua dulce en esa región también», afirmó entonces la jefa militar en esa charla.
La politóloga estadounidense y experta en derechos humanos Jo-Marie Burt, del organismo Washington Office for Latin America (WOLA), se refirió al interés del gobierno de Joe Biden eb la región latinoamericana.
«Estados Unidos realiza este tipo de actividades de cooperación y entrenamiento con las fuerzas militares en América Latina regularmente. El programa Resolute Sentinel rota de país en país y el año pasado se realizó en Honduras», explicó
A juicio de Burt, resulta «muy llamativo» que EEUU haya seleccionado Perú para llevar a cabo este ejercicio conjunto teniendo en cuenta «el contexto actual en que organizaciones internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y otras locales han denunciado que las fuerzas armadas y policiales han cometido graves violaciones a los derechos humanos, y han notado serios problemas en las investigaciones fiscales para dar con los responsables».
«Es un elemento más que evidencia que Estados Unidos, aunque dice que apoya la democracia y los derechos humanos en el Perú, es de la boca para afuera» advirtió.»
Basada en su experiencia de conversar con altos representantes del Departamento de Estado, indicó que éstos «son plenamente conscientes de que apoyan al Gobierno [peruano] aún cuando carece de legitimidad, ha utilizado la represión para acallar las protestas y demandas de elecciones adelantadas, y que en alianza con diferentes fuerzas en el Congreso van debilitando lo que queda de la institucionalidad democrática en el Perú», continúa.
«Creo que se trata de una decisión basada en consideraciones geopolíticas, más que una preocupación por la democracia y los derechos humanos. Vemos la misma actitud en otros países de la región, como Guatemala».
¿Represión o peligrosa alianza con EEUU?
Desde sectores de la izquierda en Perú alertan que la llegada de las tropas estadounidenses constituye una provocación o amedrentamiento contra las manifestaciones que se prevé van a retomar los ciudadanos.
Sin embargo, a juicio del catedrático de relaciones internacionales Óscar Vidarte existen otras causas.
«No creo que tenga que ver con las protestas o que sea una manera de intimidar porque no ha sido un tema de debate tan público, pero sí dice mucho acerca de la relación que Perú está construyendo con Estados Unidos», indicó el experto.
«En este escenario tan difícil, el Gobierno tiene que demostrar una relación sólida con EEUU en todos los ámbitos, incluidos la seguridad y la defensa», apuntó.
«Hay una alianza muy estrecha entre el Gobierno [de Boluarte] y los sectores militares que obliga a tenerlos contentos. Ya hemos visto cómo el Ejecutivo los ha apoyado a pesar de las violaciones de derechos humanos durante las protestas y no vemos ningún mea culpa ni crítica. Este tipo de operaciones [con tropas extranjeras] beneficia a los militares» destacó Vidarte.
«No es tan normal, estas actividades no se pueden hacer con facilidad en otros países en la región, pero la coyuntura permite que se lleven a cabo en nuestro país», acotó.
Intromisión extranjera en Perú
La bancada del partido izquierdista Perú Libre en el Congreso de la República ha manifestado su rechazo a la entrada del personal militar norteamericano, argumentando que tras su aprobación “se pone en riesgo la soberanía nacional y seguridad interna del Perú”.
“La intromisión extranjera no es posible en un Estado soberano, pero es natural en una neocolonia”, deploró el líder de Perú Libre, Vladimir Cerrón.
Por su parte, el congresista Jaime Quito, criticó “la doctrina de la OTAN, de los EE.UU.”.
“Tanto que hablamos de soberanía y permitimos el ingreso de ejércitos extranjeros (…) de un país que ha invadido a pueblos en el Asia, en el África, en América, en tantos países del mundo”, fustigó.
Desde los países de la región también han manifestado su preocupación por la llegada a Perú de los militares de EEUU.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, acusó a Estados Unidos de “mantener una política injerencista” por el ingreso de lo soldados norteamericanos para entrenar a Fuerzas Armadas del Perú y a la Policía.
Sigue leyendo: