11-S: ¿Atentado terrorista o terrorismo de Estado?

Impacto mundial causaron los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, que provocaron el colapso de las torres gemelas, la torre 7 del World Trade Center y una sección del Pentágono con más de 3


Autor: Sebastian Saá

Impacto mundial causaron los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, que provocaron el colapso de las torres gemelas, la torre 7 del World Trade Center y una sección del Pentágono con más de 3.000 muertos. A partir de ese momento, el gobierno de ese país inició la guerra contra el terrorismo. Y desde entonces también, diversos jefes de Estado, entre ellos Hugo Chávez, presidente de Venezuela, tuvieron sospechas sobre lo que realmente había ocurrido. El ex mandatario demócrata cristiano italiano, Francesco Cossiga, afirmó que fueron los servicios de inteligencia estadounidenses e israelíes los autores de los atentados. Y el 11 de enero de 2008, Yukihisha Fujita, senador y miembro del Partido Demócrata de Japón, puso en duda la explicación sobre los hechos presentados al gobierno japonés y al público de los Estados Unidos. Recientemente, Denis Kucinich, senador demócrata por el distrito de Ohio, demostró interés por instruir una comisión investigadora sobre estos atentados, frente a la presión de los familiares de las víctimas. Pero además, en vísperas del triunfo de Barack Obama, el Movimiento por la Verdad del 11-S planteó la necesidad de crear una comisión investigadora de los hechos, propuesta que no fue incluida en la página web del actual mandatario estadounidense; al contrario, la organización afirma que “la idea fue censurada”.

El diputado socialista Marco Enríquez Ominami, candidato presidencial, reconoce estar al tanto de la polémica y de las dudas que sostienen algunas personalidades en diversas partes del mundo. “Conozco un conjunto de antecedentes, principalmente en el ámbito audiovisual, que sostienen hipótesis referentes a que el 9/11 sería un montaje de Estados Unidos. Sin embargo, no tengo una posición concluyente al respecto, pero si sé que en Chile durante la dictadura se realizaron operaciones con esas características varias veces”. El parlamentario afirma que “lo más grave respecto al 9/11 es que se instaló la lógica de la guerra preventiva”. Dice que “la administración de Bush posicionó algo que es inaceptable: señalar, en un determinado momento, que tienen pruebas de que una persona podría tener un comportamiento delictual. Con eso se acaban inmediatamente todas la libertades“, aseguró.

El académico del Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz, Carlos Arrue, opina que “si uno analiza fundamentalmente los hechos posteriores al ataque y cómo se enfrentó el tema, creo que más que haber creado directamente el atentado, tal vez el mecanismo era omitir la información, dejar que los hechos se dieran. Hay algunas cosas que permiten validar esa hipótesis. Si uno revisa la conducta previa del gobierno estadounidense, tiende a pensar que más que una acción programada, podría creerse que supo que los atentados iban a realizarse y dejó actuar. La intención sería apoderarse de los recursos naturales existentes en el Medio Oriente, un de cuyos ejemplos es Irak, explica. Sin embargo, agrega que “el punto más fuerte respecto a las sospechas de una conspiración es el ataque al Pentágono: no se han encontrado fotos de la forma en que se produjo, además que no se concluyó el ataque a la Casa Blanca, que son elementos que podrían reafirmar una teoría de ese tipo“.

LA HISTORIA OFICIAL EN CONTROVERSIA

Quien ha puesto fuertemente en duda la versión oficial es David Griffin, académico y miembro del Movimiento por la Verdad del 11-S, que escribió el libro El Nuevo Pearl Harbor: preguntas inquietantes sobre la administración Bush. Señala que sobre el colapso de las Torres Gemelas “hay al menos 10 características de cómo los edificios se derrumbaron que se pueden explicar mediante el uso de explosivos y ninguna de ellas las entiendes sin el uso de los mismos.” Otra prueba según Griffin es “que se hayan desplomado a la velocidad de una caída libre (10 segundos cada torre aproximadamente) y que encontraran metal fundido en la base de las torres luego del colapso, pese a que fundir metales requiere temperaturas muy superiores a las que alcanza el fuego”. Agrega que ”otra característica es que los edificios cayeron sobre su propia base, lo cual es el propósito de una demolición controlada, lo que llamamos implosión, que sólo unas pocas compañías en el mundo son capaces de hacer. Por lo tanto, la idea de que un choque de avión, seguido de un incendio pueda hacer que un edificio se desplome verticalmente es inverosímil; estamos hablando de 300 columnas de acero, 47 columnas centrales; es decir, más de 200 columnas en el perímetro para que suceda eso“ asegura el académico. Además, sostiene que “para que el edificio se desplome simétricamente, tal como se ve en las imágenes, todas las columnas de acero tuvieron que derrumbarse simultáneamente. Para eso deberían haberse distribuido fuegos al azar por todo el edificio, lo que sería un auténtico milagro. Más aún, hay docenas de testigos que afirman haber escuchado explosiones dentro de las torres“.

El Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de Estados Unidos confirmó lo que señala Griffin. Esta institución se ha visto obligada a admitir que el derrumbe total en caída libre de las torres gemelas no puede explicarse después de un exhaustivo estudio científico, que reconoce implícitamente que la demolición controlada es el único medio por el que los edificios podrían haberse caído de dicha forma. En su escrito, afirma que “los fuegos no llegaron a alcanzar los 500 grados Fahrenheit, mientras que el acero se derrite a una temperatura de 1.000 grados Fahrenheit y el punto de fundición es de 1.500 grados”. Con esta declaración, inserta en un informe de 10.000 páginas, la máxima autoridad sobre estructuras de la administración de EE.UU. admite implícitamente que sólo una demolición controlada pudo causar tal colapso.

David Griffin, quien ha sido llamado uno de los principales expositores sobre el tema en su país, dice estar seguro de que el ataque al Pentágono no fue realizado por el vuelo 77 pilotado por Nani Hanjour, como lo señala la versión oficial. Esto “porque no hay ninguna evidencia de que fuera un avión de gran tamaño, ya que no existen daños ni rastros que sugieran que eso fue hecho por un avión comercial. Si uno se imagina que el avión se despedazó completamente, dónde están los reactores de acero, ¿también se despedazaron?“. A la constatación de Griffin es importante agregar que el gobierno no ha mostrado videos en que aparezca un avión chocando con el Pentágono. Ninguno de los 85 videos exhibidos por la agente especial del FBI, Jaqueline Maguire -encargada de mostrar los videos al público- muestran el impacto del Boeing 757 que se supone chocó contra el edificio. Pero sin duda es un enigma lo que ocurrió con el cuarto avión, el vuelo United 93, que según la explicación oficial, cayó en Shankesville, Pennsylvania. Lo que se dijo fue que el avión cayó producto de que los pasajeros forcejearon con los terroristas. Si eso fue así, la pregunta es por qué en las imágenes que muestran los medios de comunicación, aparece sólo un cráter humeante y no restos humanos, fuselaje, equipaje, fuego u otras señales clásicas de un accidente aéreo.

Pero además David Shayler, periodista y ex empleado del MI5, Servicio Secreto Británico, dice que hay evidencias que la Comisión 11-S no inspeccionó. “Especialmente debieran explicar cómo hay puntos calientes, es decir, con altas temperaturas, en el nivel cero del plano donde se ubicaban las torres, detectados por un satélite 5 días después. No se explica en la teoría oficial de dónde viene la energía para crear eso. Pero si consideramos las teoría de la demolición controlada -donde se usa el explosivo llamado termita- uno de los productos residuales es hierro fundido, por lo tanto, esos puntos serían el calor del hierro todavía incandescente“. Este hecho está corroborado por los bomberos que trabajaron en la zona, según lo muestran informes periodísticos. Asegura que  “ese es un buen ejemplo de cómo la versión oficial no puede responder a una pegunta pero yo sí puedo con mi teoría”. Shayler, quien actualmente es perseguido por violar la Ley de Secretos Oficiales en su país, señala que “si consideras la monstruosidad de los actos bajo el contexto de una conspiración para producir sed de venganza en la población y revisas la historia, te darás cuenta que este tipo de sucesos se explican bajo el esquema de Terrorismo de Bandera Falsa que es en realidad algo rutinario“. En este sentido, “el 11-S no es un nuevo precedente, sino que es parte de la política exterior habitual y, desde luego, fue diseñado exactamente para eso”. Sostuvo que “el Proyecto para un Nuevo Siglo Americano(PNAC), redactado un año antes del 11-S por el gobierno estadounidense -específicamente un documento llamado la Reconstrucción de las Defensas de América- dice que Estados Unidos tiene que controlar el suministro de petróleo y gas del Oriente Medio, y para hacerlo debía invadir Afganistán e Irak. Y dice además que el pueblo americano no aprobará eso, excepto si hay un suceso catastrófico catalizador como un nuevo Pearl Harbor. Por esto sugiere que el 11-S fue este Nuevo Pearl Harbor y que los neoconservadores se lucran con los contratos de reconstrucción en Irak. Por lo tanto, el 11-S fue diseñado deliberadamente para inflamar a la sociedad americana y justificar las extravagancias norteamericanas en Oriente Medio“, afirma el ex agente británico.

Pero la versión oficial está cuestionada en varios otros aspectos. Uno de ellos fue que el FBI presentó como prueba credenciales de identidad de los secuestradores, que fueron encontradas en el lugar donde cayeron los aviones. Este hallazgo resulta inverosímil pues cómo se explica que estos documentos hayan sobrevivido a un choque y posterior combustión de los aviones, quedado casi intactos a disposición de este servicio?

Por otra parte, funcionarios del FBI como John Vincent y Barry Carmody,  declararon públicamente que la administración de ese servicio, “impidió y obstruyó repetidamente, las tentativas de realizar una investigación más exhaustiva para identificar y neutralizar terroristas”. Otra de las controversias es que se determinó que el Teniente-General Mahmoud Ahmad, director de Servicios Secretos de Pakistán(ISI) – servicio históricamente vinculado a la CIA- envió 100 mil dólares a Mohamed Atta en agosto de 2001, uno de los secuestradores identificados. Esta información fue confirmada por el FBI y el Wall Street Journal, según el periodista Sander Hicks, pero la comisión investigadora señaló que el tema de la transferencia “no era relevante para la investigación“. Más aún, existe información de que el director del ISI estuvo reunido la misma mañana de los atentados con funcionarios de la Casa Blanca.

Un caso que resultó polémico también fue el de la agencia Abel Danger, dependencia encargada de recolectar información sobre grupos terroristas; pues algunos funcionarios testimoniaron ante la Comisión Investigadora del 11-S, que fueron amenazados de retirarles sus credenciales de seguridad si continuaban hablando del tema. A pesar de ello denunciaron que funcionarios de la Administración modificaron datos de las listas de posibles sospechosos del atentado y que tenían información previa de, al menos, cuatro de los secuestradores identificados públicamente.

Otra controversia fue que el Comando de Defensa Aéreo Norteamericano(NORAD), especialista en defensa e intercepciones aéreas, no pudo alcanzar ninguno de los cuatro aviones secuestrados porque estaban realizando ejercicios ficticios, “Juegos de Guerra”, justo en el momento de los ataques. Por último, pero no menor, el enigmático derrumbe de la torre número 7 del World Trade Center, que colapsó en idénticas condiciones que las Torres Gemelas, a pesar de no haber recibido ningún impacto de avión.

OPERACIONES DE BANDERA FALSA

Se denomina así a operaciones encubiertas conducidas por gobiernos, corporaciones y otras organizaciones, diseñadas para aparecer como si fueran llevadas a cabo por entidades diferentes. El nombre deriva del concepto militar de izar colores falsos; esto quiere decir la bandera de un país diferente al propio. Los ataques terroristas en algunas ocasiones son operaciones de bandera falsa, como la estrategia italiana de tensión en la cual varias explosiones de bombas en los años 1970 se atribuyeron a organizaciones de extrema izquierda. Estas en realidad fueron llevadas a cabo por organizaciones de extrema derecha, en cooperación con los servicios secretos italianos para desacreditar a los movimientos sociales y justificar la represión hacia ellos.

El prestigioso diario italiano Corriere Della Sera, en su edición electrónica del 30 de noviembre de 2008, publicó que “el ex presidente de Italia, Francesco Cossiga -quien fue además presidente del Senado italiano desde 1983 y considerado un hombre honesto e incorruptible durante todo el período de sus mandatos- se vio obligado a retirarse después de ganarse la hostilidad del establishment político y de la OTAN al hacer pública la existencia de la Operación Gladio y el papel de la alianza atlántica en el amparo de esta organización terrorista secreta anticomunista, desarrollada en Europa Occidental y apoyada y financiada por la CIA estadounidense”. El diario afirmó además que “las revelaciones de Cossiga dieron lugar a una investigación parlamentaria, durante el año 2000, sobre las actividades de Gladio en Italia. Así se supo que los servicios secretos estadounidenses y los de los países de la OTAN habían perpetrado acciones terroristas bajo banderas falsas que causaron numerosas víctimas entre la población civil. Su objetivo era atribuir aquellos actos terroristas a diversas organizaciones de izquierda para atizar así la cólera contra los comunistas y poder exigir más medios por parte del Estado”.

Las vinculaciones sobre operaciones de terrorismo de Estado llegan hasta nuestro país. En el marco de la Guerra Fría encuadrada en la América Latina, se establecieron muchas operaciones destinadas a hacer desaparecer opositores y a usarlos como parte de la propaganda del miedo. La Operación Cóndor fue el plan de inteligencia, imposición y coordinación entre los servicios de seguridad de las dictaduras militares del Cono Sur de América -Argentina, Chile, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia- y la CIA; bajo directrices radicales de eliminar movimientos de la izquierda política, en la década de 1970, que se constituiría en una organización clandestina internacional para la práctica del terrorismo de Estado; y que tuvo como resultado el asesinato y desaparición de gran número de opositores a las mencionadas dictaduras.

Sobre la Operación Cóndor, Carlos Arrue del Instituto ICAL, señala que Martín Almada, abogado de Derechos Humanos paraguayo, “hizo un trabajo tremendamente acucioso sobre esta operación. Dice que fue una idea que nació particularmente desde la Dirección Nacional de Inteligencia(DINA) para coordinarse con Paraguay y Argentina, porque ellos tenían interés en poder ubicar a los opositores a las dictaduras en esos países. Anterior a eso sólo hubo cooperación en el plano militar del punto de vista de política estratégica defensiva, pero no desde el punto de vista del trabajo de coordinación de inteligencia. Entonces se hicieron algunas reuniones para poder coordinarse y el resultado fue la aplicación de la Operación Cóndor en el marco general latinoamericano con conocimiento de la CIA -lo que está acreditado-con el objetivo de perseguir y eliminar a opositores, señaló el académico.

Por Francisco Luna

El Ciudadano


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