Sin la presencia de Hugo Chávez, que había confirmado su asistencia, se conmemoraron los 57 años del Asalto al Cuartel Moncada, ocurrido el 26 de julio de 1953. En esa oportunidad, un grupo de 74 hombres y 2 mujeres iniciaron el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, acción que le dará su nombre al Movimiento 26 de Julio, uno de los más importantes que participó en la revolución cubana.
El objetivo del asalto era capturar el cuartel, considerado el segundo en importancia en el país, y ubicado en una zona caracterizada por dar origen a una serie de sublevaciones y que no podía recibir refuerzos fácilmente. De esta forma, esperaban desencadenar una revuelta en contra de Fulgencio Batista, quien había realizado un golpe de Estado el año anterior.
La acción fracasó cuando el grupo encabezado por Fidel Castro fue sorprendido a las afueras del regimiento por una patrulla, iniciándose un fuerte tiroteo. Ante la inferioridad numérica y la pérdida del factor sorpresa, los asaltantes debieron retirarse, enfrentando una dura represión por parte del régimen de Batista, que encarceló a Fidel Castro y otros miembros del comando, siendo liberados tras 22 meses de prisión en 1955. Poco después fundó el Movimiento 26 de Julio.
M-26-J
El movimiento, fundado por Fidel Castro en 1955, se creó en torno a las ideas nacionalistas, democráticas y antiimperialistas inspiradas en José Martí, con el objetivo de derrocar la dictadura, agrupando en su interior a sectores provenientes de diferentes partidos y organizaciones políticas del país.
Partidario de la vía armada para derrocar al gobierno, el “26-J” inició la lucha guerrillera el 2 de diciembre de 1956, cuando 82 personas, entre quienes estaba Ernesto Guevara y Raúl Castro y al mando de Fidel Castro, encallaron en la cosa cubana provenientes de México a bordo del yate Granma. A pesar de que los inicios no fueron auspiciosos, logrando sólo 20 personas llegar a la zona de Sierra Maestra, en el oriente del país, poco a poco se pudo generar un amplio movimiento de oposición a la dictadura junto a otras organizaciones políticas y guerrilleras, como el Directorio Revolucionario y el Segundo Frente Nacional del Escambray.
Entre las acciones realizadas por las fuerzas opositoras se encuentran ataques a cuarteles del ejército, el asalto al Palacio Presidencial, la huelga general revolucionaria de abril de 1958 y la sublevación de la base naval de Cienfuegos, entre otras.
Los combates finalizaron el 1 de enero de 1959, cuando las fuerzas de Fidel Castro entraron a Santiago de Cuba y las del Directorio Revolucionario en La Habana, un día antes que las encabezadas por Camilo Cienfuegos y el “Che” Guevara.
BUROCRATIZACIÓN
No fue hasta después de la toma del poder que las desavenencias entre quienes participaron de manera conjunta en el esfuerzo por derrotar a Batista se expresaron. Personas como Carlos Franqui, miembro del movimiento “26-J”, torturado por el régimen de Batista y director de Revolución, periódico clandestino de la guerrilla en la Sierra Maestra, y de Radio Rebelde, se alejaron de Fidel Castro a medida que se acercaba a la Unión Soviética.
En el caso de Franqui, la ruptura definitiva con el gobierno de Cuba se produjo en 1968, cuando condenó la intervención soviética en Checoslovaquia contra la llamada “Primavera de Praga”. El antiguo director de “Revolución”, que se transformó en un medio oficial luego del triunfo de la revolución, había dejado el país en 1963 cuando partió hacia Italia con su familia, aunque sin haber roto con el gobierno de manera abierta.
Cabe destacar que la oposición al ingreso de las fuerzas armadas soviéticas en Checoslovaquia fue rechazada no sólo por los “países libres”, sino también por organizaciones de izquierda como el MIR chileno. Las críticas que Franqui le realizó al nuevo régimen surgido a partir de la revolución apuntaban al caudillismo en torno al que se fue estructurando el poder en la isla, sin contrapeso de parte de sindicatos y organizaciones populares, y del peso que ejercía sobre ella la política de la Unión Soviética. Otro problema que mencionó en sus entrevistas fue que la “creación colectiva comenzó a transformarse en construcción burocrática y del Estado”.
Recién en julio del año 1961 convergen los movimientos que participaron en las luchas previas al 1 de enero de 1959, incluyendo al Partido Socialista Popular, del que no formaba parte ni Fidel Castro, ni su hermano Raúl. Esta unificación marcó el nacimiento de “Organizaciones Revolucionarias Integradas” (ORI), que se transformaría en el Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC) en marzo del año siguiente, génesis del actual Partido Comunista de Cuba.
En esa misma línea, el régimen nacido del triunfo de la revolución si bien impulsó una política de reforma agraria y expropiaciones desde el inicio, no fue hasta el 16 de abril de 1961 que se proclamó socialista. De hecho, en el “Manifiesto de la Sierra Maestra”, firmado por Fidel y otros dirigentes de las organizaciones revolucionarias antes de 1959, establecía el compromiso de llamar a elecciones dentro de los primeros 18 meses, lo que no se realizó.
FOQUISMO
La revolución cubana inspiró a una serie de organizaciones guerrilleras en Latinoamérica durante la década de los 60, que abrazaron la lucha armada como línea política en contraposición con la línea oficial de los partidos comunistas ligados a Moscú. Estos grupos guerrilleros, como la Acción Libertadora Nacional de Brasil, adhirieron de manera entusiasta al llamado “foquismo”, que apostaba a la generación de focos guerrilleros como forma de iniciar la lucha revolucionaria. A excepción del triunfo de la revolución sandinista en julio de 1979, ninguna otra fuerza logró triunfar.
Por Felipe Ramírez S.
El Ciudadano