Zapata: 91 aniversario luctuoso. El Caudillo del Sur inspira decenas de luchas en América Latina. El ideario zapatista, base para combatir a monopolios hoy, dicen expertos.
Emiliano Zapata representa un ideario de dignidad, valor, entereza, sacrificio y trabajo. Ha sido uno de los referentes más importantes del siglo XX tanto en México como en América Latina. Su legado ha formado base de la lucha de decenas de pueblos por su liberación, por la reivindicación de tierras y por la honestidad. Este triunfo del zapatismo alcanza conquistas democráticas, económicas y políticas, aseguraron académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam).
Durante un foro de homenaje al Caudillo del Sur en víspera del 91 aniversario de su muerte (10 de abril de 1919), Adalberto Santana Hernández, director del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (Cialc) de la máxima casa de estudios, aseguró que la experiencia de Zapata ha sido retomada por varios líderes latinoamericanos que hoy ostentan el poder en sus naciones. Cuba, Nicaragua, Paraguay, Uruguay, Bolivia y Venezuela son algunos de esos casos.
Sostuvo que en el centenario del inicio de la Revolución Mexicana, la figura y el ideario del héroe representan la base para la lucha que se debe dar contra los monopolios en el México actual.
«Peleó contra los monopolios de los terratenientes. Y en México hoy siguen presentes (los monopolios), no necesariamente en las tierras, sino sobre otros recursos, como los naturales, sociales y económicos. El ideario zapatista podría ayudar a la igualdad social, pues en el país se mantiene la contradicción de los pocos que tiene mucho y muchos que no tienen nada».
Personajes como Zapata, añadió, sólo aparecen en periodos históricos y su obra repercute en determinados espacios y tiempos.
Sin embargo, su pensamiento sigue vigente debido a que traspasa fronteras, tiempos y deja huella en la historia.
Emiliano Zapata Salazar –nacido el 8 de agosto de 1879 en San Miguel Anenecuilco, Morelos, y asesinado en una emboscada el 10 de abril de 1919 en Chinameca, en la misma entidad– «muere muy joven», pero más que un personaje de la historia de México, es alguien que ha trascendido y alcanzado la categoría de leyenda y símbolo para mexicanos y latinoamericanos, detalló Mario Magallón Anaya, especialista del Cialc.
Para el experto, el zapatismo es uno de los procesos históricos con más profundos alcances en el siglo XX, y su triunfo “significa importantes conquistas democráticas en aspectos económicos y políticos.
«Los movimientos revolucionarios insurgentes de América Latina han contado con referentes éticos y personajes que por su ideario sirvieron y sirven de inspiración en las luchas emancipatorias libertarias, como es el caso de Zapata, Villa y Ricardo Flores Magón.»
A diferencia de Francisco Villa o Venustiano Carranza –señaló el académico–, Zapata no era un caudillo que desarrollara la estructura de mando de las formaciones zapatistas, sino un coordinador de éstas favorecido por su prestigio. «Era un anarquista social», y éstos no se pliegan a líderes, «todo se decide comunitariamente».
La leyenda del Caudillo del Sur fue actualizada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que se inspira en gran parte del accionar, pensamiento y peso moral del guerrillero.
Agregó que el pensamiento anarquista se relaciona con el ideario socialista y lo referente a la concepción donde la libertad económica es la base de todas las demás libertades.
«Para los anarquistas mexicanos de 1911 esta libertad sirve para trabajar la tierra de manera comunitaria y consideraban que debía disolverse el Estado, en tanto para los zapatistas de 1994 dicha disolución no era parte de sus postulados, pues no aspiran al poder político, sino al control del gobierno comunitario de los pueblos y comunidades indígenas».
Señaló que para caracterizar y entender la utopía de Zapata es necesario referirse, aunque sea sucintamente, al pensamiento anarquista del periodista mexicano Flores Magón.
«A través de la obra de éste se logran rastrear algunas líneas que lo conectan con la praxis político-revolucionaria de Zapata, y más tarde, por ende, con el pensamiento radical del movimiento zapatista en Chiapas.»
Por Emir Olivares Alonso
Fuente: www.jornada.unam.mx