Un grupo de neonazis ha agredido este jueves a un colaborador de la caseta número 88 de la Feria del Libro de Madrid, en el parque del Retiro, donde este año se sitúa la librería y editorial libertaria La Malatesta. Tras sufrir la agresión, la víctima ha podido abandonar el lugar por su propio pie. El ataque fascista parece un claro ejemplo de delito de odio por motivos ideológicos, similar a algunos que han sucedido recientemente en Lleida y Valladolid. La Malatesta es una librería emblemática situada en el barrio de Lavapiés, cerca de la plaza Tirso de Molina, en la que cada domingo por la mañana instalan un pequeño tenderete con sus libros. Un espacio de referencia donde encontrar títulos vinculados al pensamiento crítico y libertario.
Los nazis rapados del Retiro
Los cinco autores de la agresión, perpetrada alrededor de las 17.00 del jueves, han sido identificados horas después en la avenida de Menéndez Pelayo por dos patrullas de la Policía Nacional, junto a la entrada de acceso más discreta al parque. Los cabezas rapadas lucían camisetas con la esvástica y lemas como “En defensa del nacionalsocialismo” o el acrónimo AHTR (“Adolf Hitler tenía razón”).
Las fuentes consultadas apuntan a que los agresores forman parte del grupúsculo conocido como Skins Retiro, integrado por cerca de 20 individuos que acostumbran a encontrarse en la antigua Florida Park, una sala de fiestas que durante la Transición alcanzó mucho renombre en Madrid. Este grupo nazi es muy cercano a los Ultras Sur, los hooligans de extrema derecha del Real Madrid, y al neofascista Hogar Social Ramiro Ledesma de Chambreí. Una de sus principales actividades es dibujar graffitis fascistas.
Esta nueva agresión no es la primera que cometen. Pero al haberse producido en la celebración de uno de los eventos culturales más importantes de Madrid y pocos días después de las elecciones municipales donde ha irrumpido con fuerza la formación Ahora Madrid, su eco ha sido más grande. “Skins Retiro acostumbran a cometer una agresión cada fin de semana, o casi. Les encanta ponerse hasta las cejas de cocaína o speed. Visten de forma casual, pero siempre con algún símbolo fascista a la vista”, comenta a La Directa un miembro del colectivo antifascista de Madrid.