Este martes se inició el proceso de negociaciones del Brexit, proceso a través del cual el Reino Unido se desvinculará de la Unión Europea (UE) y se resolverán los términos de esta separación tanto en lo político como en lo comercial. En Bruselas, donde se encuentra la sede de la comunidad europea, se dio la cita que daba el puntapié inicial de las negociaciones que durarán dos años.
La reunión contó con la presencia de los equipos negociadores de la UE y los británicos, encabezados por Michael Bernier y David Davis respectivamente, instancia que finalizó luego de ocho horas con la primera derrota del Reino Unido en la negociación. El gobierno de Theresa May proponía una negociación simultánea -tanto de la salida de la Comunidad como de las bases de la nueva relación-; Bruselas, en tanto, sostenía la postura de negociaciones separadas: primero, las condiciones de la separación, y luego el cómo se proyecta la relación -política y comercial- entre ambos.
Los resultados de la primera jornada de trabajo, que se extendió por ocho horas, puede considerarse la primera derrota Británica en este proceso, ya que Davis tuvo que ceder ante las pretensiones europeas, asumiendo el cronograma que Bruselas propuso desde hace un año atrás.
Para analizar el escenario actual europeo y las proyecciones que surgen a partir de esta primera reunión, El Ciudadano conversó con el profesor de relaciones internacionales de la Universidad Academia Humanismo Cristiano (UAHC) y analista internacional, Andrés Angulo, quien sostiene que la capacidad de maniobra de la primera ministra británica, Theresa May, es reducida y que «el apoyo político en el Parlamento y de la sociedad acotarían el margen de maniobra que pretendía tener la Premier».
¿Las condiciones impuestas en el inicio de las negociaciones son una nueva derrota de Theresa May? ¿Afecta a su valoración en la interna británica?
Claramente que la imposición de las condiciones de parte de la UE para negociar, y no como May esperaba antes de los resultados de las elecciones –y que terminaron en un serio contrapié para los conservadores- son una derrota para lo que la Premier británica pretendía. Quizás el hecho fundamental es la posición de la UE, que primero se tramitará la salida del bloque antes de alcanzar un nuevo acuerdo de tipo comercial, algo que Londres pretendía hacer al mismo tiempo.
En la interna solo representa, para ciertos sectores, la confirmación de la debilitada posición de May, la reafirmación de las críticas que recibió en su minuto por ser una ardua defensora del Brexit y luego convertirse en la más tenaz detractora. En suma, para la interna es la consolidación de la posición debilitada en que quedó tras las elecciones, a pesar de haber ya nombrado a su gabinete el pasado día 11, e incluir a opositores dentro de su partido para lograr mayor unidad.
¿Qué capacidad de maniobra tiene May en este escenario?
A partir de la cumbre que sostendrán este fin de semana los jefes de Estado y de Gobierno de la UE en Bruselas, May daría a conocer la posición británica. Sin embargo, el apoyo político en el Parlamento y de la sociedad acotarían el margen de maniobra que pretendía tener la Premier. Un punto relevante, y a seguir con atención, dice relación con el tema de las fronteras, ya que para lograr mayoría May debiese lograr acuerdo con el DUP (Partido Unionista Democrático) que obtuvo 10 parlamentarios. Esto, dado que podría reafirmar el control político, pero le puede jugar peligrosamente en contra en la situación de Irlanda, ya que podría provocar efectos inconmensurables en los procesos de paz en Belfast.
¿Con esto se cierra la puerta al llamado «Brexit duro» que proponía el gobierno británico?
Claramente tras la derrota en las elecciones británicas, en cuanto a lo que pretendían los conservadores, el discurso duro contra el Brexit que dominaría la agenda de las conversaciones con la UE se desvanece. Aunque las conversaciones a nivel de jefes de Estado se pueden dar en mayo. La opción pudiese ser: Transitar hacia un “Soft Brexit”, que se adapte a las propuestas de la UE sin que aparezca como un duro revés para May, aunque en el fondo el costo lo va a asumir la sociedad británica.
Aquí se inicia un camino de dos años. ¿Se pueden proyectar escenarios para este período?
El camino dependerá de cómo avancen los temas a tratar. Es decir, el cómo se desarrolle la discusión sobre los derechos de los ciudadanos; cómo se afrontará una eventual deuda de Londres con la UE y cómo se resolverán los temas de fronteras (especialmente entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda).
Esta negociación de dos años sin duda enfrentará desafíos y, a partir de ello, diversos escenarios. Uno de ellos es cómo se desarrollarán -desde la perspectiva de Londres- las temáticas a abordar, como es el caso de ciudadanía, considerando los casi tres millones de europeos que residen en la isla; o el tema de la frontera que, eventualmente, podría reavivar las tensiones en la zona del Ulster. Otro punto es acordar desde qué perspectiva se irán desarrollando las conversaciones, perfiladas desde un enfoque más técnico como lo plantea la UE o con un enfoque desde lo político como ha sido el deseo de Londres.