La edición número 74 de la Asamblea General de la ONU estará marcada por varios temas polémicos, como son los casos de Venezuela, Irán, Cuba, la vulnerabilidad del Amazonas, las arbitrariedades de la administración de Donald Trump y su imposición de medidas coercitivas, así como también los problemas crecientes y galopantes en países como Colombia, Argentina y Brasil, todos bajo la responsabilidad de presidentes sumisos a Washington.
El 74 periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU inició el pasado 17 de septiembre y se extenderá hasta el día 30 de este mes. Lo primero en la agenda será Venezuela. El país, asediado por los últimos 20 años por el Gobierno de Estados Unidos, actualmente carga consigo una amenaza latente de ser víctima de una invasión militar extranjera que tiene como primer propósito derrocar a su Presidente, Nicolás Maduro, para luego asaltar el Poder Político y apoderarse de las cuantiosas riquezas naturales, minerales, energéticas y turísticas que tiene la nación suramericana.
En ese sentido, Venezuela será entonces el tema principal de países como Estados Unidos, China, Rusia, Colombia, Brasil, entre otros que actualmente intervienen directa e indirectamente sobre la situación que viven los venezolanos, que aspiran a mantener la paz y resolver sus problemas sin la injerencia extranjera.
Por un lado están los aliados de Washington que aspiran utilizar la Asamblea General para continuar la campaña de desprestigio contra Venezuela y el Gobierno de Maduro, para así intentar bloquear aún más al país y que la población se vea cada vez más asfixiada y esto origine una implosión social que hasta la fecha no ha sucedido, a pesar del continuo boicot contra la economía y el sistema social de ese país.
En ese escenario aparecen -además de Estados Unidos- los países que integran el autodenominado “Grupo de Lima”, un lobby de Gobiernos de ultraderecha que gestionan acciones de sabotaje y bloqueo contra Venezuela, con la pretensión de ayudar a socavar la institucionalidad y la democracia del país caribeño.
Estos mismos países, que desde enero han acentuado el sabotaje diplomático, comercial, económico y financiero contra Venezuela, son los mismos que durante las últimas semanas han intentado activar el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), del cual Venezuela no forma parte, así como tampoco de la Organización de los Estados Americanos (OEA), institución desprestigiada desde que se convirtió en una plataforma más para agredir a los venezolanos.
De hecho, algunos medios de derecha comienza a calificar a la OEA y al TIAR como una “especie de OTAN americana” que es integrada por los Gobiernos de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Haití, Honduras, Paraguay y República Dominicana”; mismos países que además se han implicado en el reconocimiento de un falso gobierno que gira entorno a la figura de Juan Guaidó, autoproclamado “presidente interino”, como parte de una estrategia de Washington para intentar usurpar el Poder Ejecutivo y que les ha permitido robarse -al menos- 30.000 millones de dólares en bienes y activos de Petróleos de Venezuela y su filial Citgo que se encuentran en territorio norteamericano.
Pruebas que vinculan a Guaidó y Duque con narcoparamilitares
Venezuela, además de hablar sobre los problemas actuales del medio ambiente en el planeta y todo lo concerniente a la reducción de la pobreza, también llevará las pruebas con lo relacionado a los vínculos que mantiene el Gobierno de Iván Duque en Colombia y Juan Guaidó con grupos criminales dedicados al paramilitarismo, el narcotráfico, los sicariatos y otro tipo de delitos de Lesa Humanidad.
Al respecto, el canciller venezolano, Jorge Arreaza, expresó recientemente que en la Asamblea General la comitiva de Venezuela entregará al Secretario General de la ONU, António Guterres, las pruebas acerca del apoyo del presidente colombiano Iván Duque a los grupos narcoparamilitares y bandas terroristas que atentan contra la paz en Venezuela, en total violación a la Resolución 1373 del Consejo de Seguridad.
En ese sentido, Arreaza acotó que Venezuela, una vez más, abogará por el multilateralismo como única vía para garantizar la paz interna y regional, así como también conseguir acciones de la comunidad internacional que detengan la política guerrerista de Trump y sus arbitrarias medidas coercitivas que sólo afectan a las poblaciones de los países que son atacados por la Casa Blanca.
“Este año en el 74 período de la Asamblea General ONU abordaremos como temas centrales el cambio climático, la reducción de la pobreza y la inclusión educativa. Desde Venezuela daremos nuestros aportes, seguros de que el multilateralismo es la única vía para garantizar la Paz”, subrayó Arreza en Twitter.
Venezuela también entregará a Guterres los documentos que recogen las más de 13 millones de firmas recogidas por la campaña #NoMoreTrump, que manifiestan su rechazo a las acciones punitivas de Washington contra los venezolanos.
La agenda de “Guaidó” en la ONU
Entre tanto, el grupo extremista de la oposición radical que lidera Guaidó realizará un periplo para continuar promocionando el bloqueo total contra Venezuela, el derrocamiento de Maduro y la aplicación de más “sanciones” contra los venezolanos.
El mismo Guaidó informó que su “representantes” -prófugos de la justicia venezolana- como Julio Borges (falso canciller) y Carlos Vecchio (falso embajador en Estados Unidos), se encargarán de continuar la campaña de desprestigio contra “la dictadura” y para ello se reunirán con el “Grupo de Lima”, con el Gobierno de Estados Unidos, la alta comisionada de Derechos Humanos, Michelle Bachelet, y otros representantes de Gobiernos de Europa.
La comisión de Guaidó la encabeza Miguel Pizarro, designado en el pseudo gobierno como “Comisionado Presidencial para la ONU” y quien “tendrá la labor de seguir aumentando la presión diplomática a la dictadura y coordinar esfuerzos junto a organismos multilaterales en esta instancia”, según cita un tuit del propio autoproclamado.
El resto de “la delegación” de Guaidó la completará Gustavo Tarre, quien actúa como falso “embajador de Venezuela” ante la OEA, institución de la que el Estado venezolano dejó de formar parte en 2018.
Hasta el momento, el lobby de Guaidó ha sostenido, según la información de algunos medios que alientan y dan promoción al falso gobierno paralelo, reuniones en Nueva York con el canciller de España, Joseph Borrell, el ministro de Relaciones Exteriores de Portugal, Augusto Santos, y la alta comisionada de Derechos Humanos, Michelle Bachelet, autora del informe catalogado como infundado, parcializado y carente de objetividad para sumarse a la campaña de desprestigio contra el Gobierno de Venezuela.
De igual forma, el grupo de Guaidó realizó una reunión con “los cancilleres del TIAR”, como se les conoce al grupo que busca activar una invasión militar extranjera contra Venezuela.
En la agenda también aparecen reuniones del extremismo de la oposición con la Unión Europea, con el Gobierno de Trump, el de Alemania y el de Marruecos.
Un punto a resaltar es la reunión sobre la activación del TIAR, mecanismo de operación militar que de activarse, ya el Gobierno de Uruguay anunció que dejaría de ser parte del Tratado por poner en riesgo la paz de la región y por ser una amenaza que sólo busca derrocar a un gobierno legítimo.
Otros temas polémicos que salpicarán en la ONU
Las reseñas de los medios de comunicación también destacan que “uno de los momentos más esperados” es el de la intervención del ultraderechista presidente brasileño, Jair Bolsonaro, quien abrirá el martes 24 la reunión de alto nivel y se estrenará en la histórica tribuna.
Marcado por su perfil xenófobo, racista, misógeno, defensor del uso de armas de fuego y amante de la dictadura que vivió su país, incluyendo torturas, desapariciones y asesinatos a líderes sociales, Bolsonaro agrega a su visita a Nueva York una solicitud a la ONU de dejar que dos miembros del equipo de Guaidó sean pasados como parte de la delegación de Brasil para que participen oficialmente en la Asamblea General, situación que hasta el momento no ha sido verificada, pues la ONU no reconoce a Guaidó como jefe de ningún gobierno.
Bolsonaro aparecerá en el periplo de la ONU luego del escándalo de sus políticas que amenazan la biodiversidad del Amazonas y justo después de los masivos incendios que se produjeron en el llamado “pulmón del planeta”.
A Bolsonaro también lo persigue el proceso de judicialización y persecución política contra el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, luego que una serie de mensajes privados salieran a relucir y develaran toda la trama judicial que inculpó al líder del partido de los trabajadores sin ningún tipo de pruebas, para terminar condenándolo a la cárcel y así evitar que ganara las elecciones presidenciales de 2018.
Otro que acudirá a la Asamblea es el mandatario colombiano Iván Duque, ampliamente acusado por estar implicado en los crímenes de lesa humanidad que se ejecutan diariamente en su país, pues desde que es Jefe de Estado contabiliza más de 200 asesinatos selectivos contra líderes políticos, sociales e indígenas.
Además, Duque llega manchado del reciente escándalo de Guaidó con los narcoparamilitares y el apoyo que sus propios guardias presidenciales le prestaron al autoproclamado para que cruzara la frontera de forma ilegal.
Otro aspecto negativo con el que llega Duque a la ONU, es la fractura que su Gobierno dio al acuerdo de paz que se había pactado en 2016 con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP), guerrilla que decidió tomar nuevamente las armas al ser víctimas de ejecuciones extrajudiciales de sus antiguos miembros.
Pero Duque irá también a atacar a Venezuela. Según él denunciará a Venezuela de apoyar a los grupos insurgentes como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las FARC-EP. También denunciará el operativo de seguridad que activó Venezuela en la frontera con Colombia, producto de las continuas amenazas de Bogotá y Washington de realizar una invasión militar contra el país bolivariano.
Otro gobierno de derecha que asistirá a la ONU es ya casi saliente Mauricio Macri de Argentina. Macri irá luego de perder las primarias de las elecciones presidenciales con un amplio margen ante el kirchnerismo y, además, con un país endeudado con el Fondo Monetario Internacional, cada vez más sumido en la pobreza, la desigualdad, la devaluación de su moneda, y con un riesgo país altísimo.
Evo Morales, el único de los mandatarios del eje bolivariano que estará presente en la cita, acudirá con unas elecciones presidenciales en puerta, octubre próximo, donde buscará un cuarto mandato. Se espera que Morales haga denuncias sobre el cambio climático, la injerencia estadounidense contra Latinoamérica, el proceso de desarticulación de Suramérica que promueven los miembros del Grupo de Lima y Washington, y al mismo tiempo mostrará los logros alcanzados por Bolivia durante los últimos años, modelo de país que ha logrado convertirse en uno de los más pujantes del planeta.
Migrantes centroamericanos y venezolanos
El resto de la región, y en especial Centroamérica, asiste debatida entre la eterna búsqueda de la prosperidad y los problemas medulares que les aquejan: corrupción, inestabilidad institucional, inseguridad y la sangría de la migración.
Este último asunto será con seguridad, junto a Venezuela, uno de los temas recurrentes en el foro multilateral, entre la obvia imposibilidad hasta el momento de los países emisores y de tránsito de frenar las oleadas de migrantes en busca de una vida mejor, y la presión de la administración estadounidense para evitar acogerlos.
Por el momento ya se ha confirmado que Trump se verá con el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, cuyo país perfila un acuerdo migratorio para recibir a los demandantes de asilo que lleguen a la frontera de Estados Unidos, y que completen el trámite desde El Salvador.
Irán y Estados Unidos
La cumbre de la ONU llega en un momento en el que las relaciones entre Estados Unidos e Irán han llegado a su punto más álgido en los últimos meses, después de que el país norteamericano culpara a la república islámica de estar detrás del ataque a la mayor refinería petrolera del mundo en Arabia Saudí.
Aunque tanto Trump como Arabia Saudí culpan a Irán por el bombardeo con drones, el grupo yemení Houthi, que lleva más de cuatro años en guerra con los saudíes, se atribuyó el ataque.
A pesar de las fuertes sanciones, que llegaron en parte como represalia al bombardeo, Estados Unidos dio luz verde a la entrada del presidente de Irán, Hassan Rouhani, para poder asistir a la Asamblea General.
Aunque la posibilidad de un encuentro entre Rouhani y Trump se diluyó esta semana, con ambos líderes expresándose en contra de un diálogo, el secretario general de la ONU, António Guterres, sugirió que el Consejo de Seguridad del organismo tuviera un papel importante en reducir las tensiones después del ataque.
Expertos de la ONU, que monitorean e informan al Consejo de Seguridad sobre la implementación de las sanciones de la ONU contra Irán y Yemen, viajaron a Riad, junto con Guterres advirtieron que una confrontación importante en el Golfo tendría «consecuencias devastadoras» para la región y el mundo.
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