Más de un centenar de personas llegó el día de ayer hasta el cementerio General, para la inauguración y traslado de los restos del líder del MIR, Miguel Enríquez.
Los hijos del asesinado líder, Marcos Enríquez-Ominami y Javiera, quienes darían el permiso para que los restos de su padre fueran trasladados al memorial, se negaron en ultima instancia, «debido al hecho concitado por infundadas acusaciones ante la eventualidad que el memorial se prestará solo para los jerarcas del MIR«, según indicó en su discurso Andrés Pascal, en la intervención de dicho acto.
Mientras la lluvia no cesaba ayer en Santiago, más de un centenar de personas llegaron al Cementerio General a eso de las 11 horas, para el acto de Inauguración del memorial del Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR, ubicado entre las calles Calvario con Manuel Arriarán, a pasos del Monumento a Manuel Rodríguez, en el Cementerio General.
Dicha actividad fue organizada por «Casa de Miguel» quienes a partir de la conmemoración de los 30 años de la muerte de Enríquez Espinosa en combate, se propusieron tener un lugar donde poner los nombres, los restos y las cenizas para todos aquellos que militaron en el MIR.
Un lugar creado contra el olvido y contra la impunidad.
Dicha actividad estuvo precedida por María Cristina Pacheco, quien citó los versos de Benedetti en cada una de su intervención.
La actividad contó con la participación de Juan Acuña, quien deleitó con el sonido de su violín. Y con la presencia de Manuel Vergara, padre de Eduardo y Rafael Vergara Toledo.
También contó con la participación de Andrés Pascal Allende, sobrino del presidente Salvador Allende, fundador del MIR y miembro del Comité estratégico del que fuera candidato a la presidencia en el 2009, Marcos Enríquez-Ominami.
Agradeció en este entonces a la Casa de Miguel, quien se mantuvo durante años con perseverancia, para cumplir este anhelo. También agradeció a Max Marambio, quien hizo todo el esfuerzo para traspasar el nombre de la propiedad (tumba) a la Casa de Miguel. (Cabe señalar que la comisión política, en ese entonces, Miguel le solicitó a Max comprar dicha propiedad en el cementerio, para depositar ahí los restos de Luciano Cruz, muerto a principios de agosto del año 1971; una radio de la época anunció que Luciano habría muerto asfixiado en un departamento).
También señaló entre sollozos: «Para que los chilenos o chilenas, jóvenes que vienen a dejar o visitar a sus deudos, al pasar por esta calle frente al memorial, recuerden estas generaciones de miristas que irrumpieron en la historia de este país, reclamando una patria más justa, más igualitaria, más solidaria, más plena y más feliz».
También contó con la presencia del Frente de Estudiantes Revolucionario, quien portando una bandera «Construyendo la fuerza revolucionaria de los estudiantes», del FER y una bengala encendida durante todo el discurso. «No es momento de claudicar, es el momento de volver con toda nuestra historia y avanzar en este proyecto inconcluso, somos jóvenes, hombres y mujeres dispuestos una vez más para gritar ‘Patria o Muerte’. Acá estamos los muertos, los nacidos y por nacer, y más decididos que nunca reafirmamos: ‘Con el pueblo, conciencia y fusil, luchar, estudiar y vencer'».
A la actividad también concurrió Carmen Castillo, quien fue pareja de Miguel Enríquez; en su discurso señaló: «el pasado no pasa y con él vivimos en la intensidad del presente», fue una de las tantas frases que nombró quien acompañara a Miguel en aquel día de su último combate (5 de octubre de 1974).
La Casa de Miguel son quienes buscan con su organización, perpetuar el recuerdo de los caídos en dictadura y solidarizar con los cientos de hombres y mujeres anónimos que lucharon en contra de la dictadura y quienes aún sobreviven.
7 de octubre de 2012
Publicado en prensagraficaenlacalle.blogspot.com