La encuesta Adimark de junio representa un nuevo balde de agua fría a las intenciones de La Moneda por mejorar su imagen pública. Los resultados son decidores y representan el actual estado en el que se encuentra el gobierno, ante una compleja situación económica y reformas que se encuentran entrampadas gracias a su opaca gestión política.
Esto queda establecido en los mínimos históricos que registra la aprobación presidencial y del gobierno en su conjunto. La presidenta Bachelet registra una aprobación que alcanza 22%, mínimo histórico desde que se realiza esta medición, y una desaprobación que llega al 72%. Si comparamos esto con la peor evaluación durante su primer período presidencial (2006 – 2010) se encuentra muy lejos del 35% obtenido en 2007.
En tanto, un 79% de los consultados desaprueba la gestión del gobierno en su conjunto, siendo sólo el 19% quienes aprueban la gestión. En este punto los ministros peor evaluados son Javiera Blanco, de Justicia con 27%; Adriana del Piano, de Educación con una 31%; Carmen Castillo, de Salud con un 32%; Andrés Pérez Lobo, de Transportes con un 35%, y Rodrigo Valdés, de Hacienda con un 39%.
Los resultados son decidores del actual momento del gobierno, que no logra abrir caminos para su gestión. factores de desorden internos, como el no lograr alinear a la Nueva Mayoría tras el mentado programa de gobierno, junto con la serie de «errores no forzados», verificables por ejemplo en la tramitación de la Reforma Laboral o el ingreso del proyecto de reforma a la Educación Superior.
A tres meses de las próximas elecciones municipales y con 20 meses por delante de gestión, el panorama se torna negro azabache.