El próximo domingo el pueblo boliviano decidirá si el presidente Evo Morales puede presentarse a una nueva reelección que le permitiría estar en el poder hasta 2025. En concreto, lo que votarán los bolivianos es si están o no de acuerdo en modificar el artículo 168 de la Constitución Política del Estado Plurinacional, que establece mandatos de cinco años con repostulación por una sola vez de manera continua.
Evo Morales, quien llegó al poder en 2006 con gran apoyo de las organizaciones campesinas y sindicales, se convirtió en el primer presidente indígena de la historia boliviana que logró un respaldo popular sin precedentes.
Entre sus principales logros sociales se encuentran la lucha contra el analfabetismo, la reducción de la pobreza extrema, garantías de asistencia médica a los más vulnerables y una mejor redistribución de las ganancias.
En el ámbito económico, destaca la nacionalización de los hidrocarburos y de las principales empresas del país, que lo llevaron a vivir una década de prosperidad. Según datos del Banco Mundial, disminuyó la pobreza del 60% en 2002 al 39% en 2014, y la extrema pobreza del 37% al 17%, mientras que el PIB aumentó en un 4,9%.
Morales, además, ha conseguido aumentar la soberanía de su pueblo y convertirse en referencia mundial en la defensa de los derechos indígenas y del medioambiente.
Votar sí o no
Más de seis millones de ciudadanos están convocados a las urnas para responder a la consulta que podría permitir al presidente y al vicepresidente, Álvaro García Linera, renovar su mandato. El voto en Bolivia es obligatorio, aquellos que no acudan a ejercerlo son multados con el 25% del salario mínimo nacional (unos 238 dólares).
El ‘Sí’ a la modificación constitucional reflejará el reconocimiento del pueblo a la gestión y liderazgo del Gobierno. Los bolivianos y bolivianas no votarán sólo pensando en las mejoras que ha traído la gestión de Morales, sino también en clave de futuro.
Es en este contexto que cobra sentido el Plan Patriótico 2025, propuesto por el gobierno del MAS (Movimiento al Socialismo) y que se basa en 13 objetivos, entre los que destacan la erradicación total de la pobreza extrema, la socialización y universalización de los servicios básicos, el acceso a la salud, educación y deporte, y la soberanía en múltiples ámbitos: científica y tecnológica, financiera, productiva, sobre los recursos naturales, alimentaria, ambiental y en la gestión pública.
Por otro lado, los partidarios del ‘No’, muchos de los cuales pertenecientes a las élites del país, expresarán sus cuestionamientos a las políticas masistas y la insistencia en recuperar, cuanto antes, sus antiguos privilegios y las viejas dinámicas de la privatización.
En los últimos meses, los detractores de Evo Morales han llevado a cabo una intensa campaña virtual para descalificar al líder boliviano, con argumentos que aludían a una mala gestión y presunta corrupción en el Fondo Indígena, ligado a organizaciones que forman la base del poder popular que co-gobierna con el MAS.
Junto con eso, el linchamiento al presidente se acentuó recientemente por la denuncia de un posible tráfico de influencias para la adjudicación de contratos a la empresa de una ex pareja del mandatario.
Las encuestas pronostican unos resultados muy ajustados, donde los votos de los indecisos o de los votantes de última hora pueden ser determinantes para la victoria del ‘Sí’. En un contexto en el que la región latinoamericana ha dado recientemente un giro hacia la derecha, los resultados del domingo podrían convertirse en el pasaporte para que Bolivia permanezca como bastión de los procesos de transformación política y social profundos de la región latinoamericana.
Meritxell Freixas