No creo que exista una justificación para poner una bomba en un lugar público. Menos aún que eso sea bajo algún tipo de consigna y me declaro de aquellos que detesta tanto las bombas en el metro como los balazos de los pacos en la Araucanía. Ambos me parecen nacidos de la misma imbecilidad y de la misma rabia inútil. Más aún, siento que en estos últimos días me he reconciliado con una idea de violencia mucho más tranquila, más de escritorio si se quiere, pero más efectiva, y es esta que se ejerce con guante blanco desde los medios de prensa, aunque, en realidad, a veces el guante no es tan blanco. Y esto lo digo porque sólo en la última semana me ha tocado ver en los medios dos cosas que me han llamado la atención. Primero el revuelo mediático de la formalización de los supuestos autores de los bombazos del Metro y del SubCentro; Segundo la cobertura del bombazo en el Barrio Yungay, ese en el que Sergio Landskron explotó y se quemó ante la mirada de los pacos que pensaron que podía explotar dos veces y no se acercaron a ayudarlo (premio a la gallina para el valor de los carabineros).
Hablemos entonces de las bombas. De los bombazos. De la manera ridícula y fachista con que la derecha usa el término Terrorismo y hablemos también de la pornografía soft que nos regalan los medios de derecha.
BOMBA 4
Las bombas en Chile y su relación con la prensa son parte de nuestra historia. El diario La Cuarta, por ejemplo, desde hace años que cada viernes regala minas en pelotas para que los menores de edad puedan comprar porno en los kioskos sin problemas y para que los mecánicos decoren las paredes del taller. Y si bien no tengo nada en contra de que la gente vea seres humanos en pelotas confieso que siempre me ha molestado un poco ese guiño patronal de darle al peón una teta el día viernes como quien le tira maní a los monos de zoológico para que los niños aplaudan. Pero en realidad reprocharle a La Cuarta, el diario popular (tan popular como la UDI) el hecho de que regalen porno suave en realidad es una idiotez, ya que sabemos que siempre los medios de la derecha tienden a regalarnos pornografía, tetas, machismo y pichuleo para que nos mantengamos hablando de cosas simples mientras ellos nos meten el pico estatal y empresarial sin aviso o vaselina. Sabemos que el fútbol y las minas son el Rufus de nuestra sociedad y solo despertamos una vez que nos han bajado los pantalones hasta las rodillas y paf!
Durante la dictadura acusaban a los terroristas de poner bombas y la prensa de la época hacía gárgaras con palabras como Miedo y Extremistas, mientras dejaban pasar por el lado las violaciones a los Derechos Humanos y todas esas cosas que ya sabemos que hicieron durante el tiempo de Pinochet. Actualmente la televisión se toma del twitter y del video aficionado para establecer juicios enormes. Además la presidenta pone más y más control y le da más poder a su Agencia de Inteligencia que, dicho sea de paso, de inteligente tiene poco porque no han prevenido nada y lo único que hacen es mirar perfiles de facebook y videos del metro (el día en que los atentados los hagan a pie, los de la ANI van a quedar cesantes). Entonces lo que tenemos es un gobierno que aparece dando instrucciones de sapeo y medios de comunicación que se empujan a codazos para mostrar un Chile peligroso y brutal.
Cabezas de chancho subversivas
Una de las evidencias que presentó la fiscalía para determinar (justificar) que los atentados en el metro son “Terroristas” fue el impacto mediático que provocaron, es decir, que mientras más mediático es el miedo mejor para los pacos porque, entonces, tienen la facultad de pasarnos por terroristas a todos. Los Mapuches, afortunadamente, no salen mucho en la televisión, porque si la gente les tuviera miedo entonces serían, para los medios, aún más terroristas y más feroces.
Sin embargo un día antes del bombazo en Barrio Yungay los pacos desactivaron una cabeza de Chancho que alguien les puso para tomarles el pelo y eso, para qué decirlo, no salió en la prensa. Nadie filtró las fotos de la cabeza del chancho ni Peñailillo hizo una arenga en contra de las matanzas porcinas. El ridículo mayúsculo, digamos el Bullying al Gope, no se pone en la tele porque lo que hay que mostrar es el miedo y jamás la ridiculez de un paco desactivando siete kilos de jamón.
Bombas íban, leyes venían. Bombas iban, comentarios venían
El twitter es algo que me encanta, sobre todo porque uno puede acceder a un nivel de intimidad tremendo precisamente de gente que a uno lo hace sentir más santo que una monja pituca. Y con esto me refiero a que se pueden leer los comentarios más increíbles del mundo. Los días de los bombazos en el twitter abundaban los tuiteos del tipo “que bueno que se murió un drogadicto qliao” o “queremos más caraabineros en las calles”. Confieso que si el objetivo de los “Anarkistas” era desbaratar el sistema policial pues, entonces, no han hecho más que fortalecerlo ya que, en mi vida, había visto tanto paco en el metro y nunca me sentí tan filmado como en el día de hoy.
Por su parte Bachelet y la derecha han ampliado el poder de los “instrumentos” de control y, además, han aparecido nuevas propuesta de ley que no tienen otro objetivo que meternos a todos en una etiquetación detallada para que nos portemos “regio”. No olvidemos la hermosa frase de Alberto Espina cuando señaló: “Lo siguiente es saber cómo mejoramos la ANI. Y este es un tema más de fondo, y acá la pregunta es si la ANI debe tener agentes encubiertos, y si estos deben ser policías que estén adscritos a la ANI o pueden ser civiles.” O la declaración de ayer de Marcela Sabat “esperamos que el Gobierno se abstenga de reformas que sólo permitan calificar una conducta como terrorismo cuando se lleve a cabo en el seno de una organización”.
Este tipo de declaraciones dejan de manifiesto que la derecha chilena es la que más se beneficia con los atentados ya que, más allá de que sea cierto que es condenable este tipo de violencia, ellos saben ponernos en estado de alerta y en situación de sospechosos a todos aquellos que no vayamos directo a sus órdenes.
De esta manera podemos comprobar que los bombazos son una manera estúpida de reaccionar frente a las atrocidades de un Estado que espera a que nos comportemos como “rotos” para rotearnos y etiquetarnos en el lugar social más cercano a la cárcel. De todas maneras más abajo en esta entrada voy a dejar un resumen de tuiteos que son una muestra de que mientras unos se alegran con un bombazo otros festinan, y otros se asustan.
Cierro…
Yo quiero insistir en un punto. Bachelet está desarrollando un gobierno extraño, miedoso, pollerudo, flojo. Este año hemos tenido muchas tragedias: se quemó Valparaíso, hubo un terremoto, Pinilla le dio en el travesaño, Sanchez perdió un penal luego de eso, se han coludido nuevamente las farmacias, se robaron 6 mil millones de un camión de Brinks, han habido huelgas largas, paros, movilizaciones estudiantiles… y bombas. Sin embargo no recuerdo tanto interés por las tragedias que en el caso de las bombas. Justo cuando la gente incluso dice cosas del tipo: “Debe ser un montaje” o “son los pacos los que ponen las bombas” y cuando estamos previos a reformas importantes aparecen estas bombas que se llevan las miradas de todo el mundo y se llevan también las horas de conversación de las señoras en las peluquerías de barrio. por suparte los matinales, el SQP y hasta el programa hediondo de Alfredo Lamadrid, dan cobertura a las bombas, pero a las desigualdades, a la represión en el sur, a las demandas de los estudiantes o a la gente pobre no le dan ni dos minutos de prensa, porque en este país todavía los muertos en la calle se tapan con diario para decir que las noticias ocultan la realidad para que el público no la vea.
Bueno, me despido y seguimos.
en twitter @arturoledezma