El juez brasileño Teori Zavascki, relator de la operación Lava Jato en el Supremo Tribunal Federal, autorizó el viernes a la fiscalía a analizar de forma preliminar una denuncia realizada por uno de los acusados en la trama de corrupción en Petrobras que implica al presidente Michel Temer en el caso.
El fiscal general, Rodrigo Janot, deberá decidir si existen razones para abrir una investigación formal contra el mandatario, informó el diario brasileño O Globo.
El nombre de Temer apareció en una declaración realizada por Sérgio Machado, ex presidente de una de las filiales de Petrobras que está implicado en el escándalo de corrupción de la compañía y confesó a cambio de una reducción de su pena.
Según Machado, Temer le pidió ayuda en 2012 para financiar la campaña electoral de Gabriel Chalita, candidato del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) para la alcaldía de San Pablo. En ese entonces, Temer era vicepresidente de Brasil y presidía ese partido. Machado dijo que finalmente le transfirió unos 465.000 dólares. En su acusación, implicó a una veintena de dirigentes políticos, entre los cuales se destaca el presidente del Senado, Renan Calheiros.
Temer podría “deshacerse” de este caso judicial, ya que, según la Constitución de Brasil, el presidente no puede ser objeto de investigación por hechos anteriores a su mandato. Temer asumió la presidencia hace tres semanas, tras la destitución de Dilma Rousseff.
Polémica por la reforma educativa
El Gobierno de Michel Temer prevé eliminar la obligatoriedad de asignaturas en el ramo de las humanidades para la enseñanza secundaria en los institutos educativos de ese país.
Artes, filosofía y sociología, por ejemplo, dejarían de ser materias obligatorias y pasarían a ser electivas; esto como parte de la reforma educativa presentada por Temer que será enviada al Congreso Nacional.
En su discurso de presentación de la propuesta Temer citó los buenos resultados educativos de Corea del Sur, que desde hace años apostó por una educación en tiempo integral, es decir, sin descanso a mitad del día. Eso haría que la carga horaria por alumno pase paulatinamente de las 800 horas anuales a las 1.400, aunque la reforma no especifica de qué manera.
Otro de los puntos polémicos es que permite que den clase “profesionales de notorio saber” en asignaturas “afines de su formación”, pero sin que sea necesario que sean profesores.