El juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff, apartada de su cargo desde el pasado mes de mayo, llega a su recta final. La mandataria ejerció este lunes su autodefensa con la presentación de sus alegados en el juicio político al que se enfrenta en el Senado y que, sin no hay sorpresas de última hora, el miércoles terminará con su destitución definitiva.
Rousseff insistió en el argumento que defendió desde que empezaron a acusarla de maquillaje de sus cuentas públicas para esconder el déficit y aseguró que «no hay justificación» para el impeachment ya que nunca cometió ningún delito.
«Seré juzgada por un crimen que no cometí. Tengo mi conciencia absolutamente tranquila por lo que hice», advirtió e insistió: «Estamos a pasos de cometer un verdadero golpe de Estado».
Tras poco más de 40 minutos, Dilma concluyó su alocución con una frase contundente y dirigida a los responsables de su futuro: «Voten contra el impeachment, voten por la democracia».
Ante 81 senadores, constituidos en jueces y dirigidos por el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lewandowski, como garante constitucional del proceso, Rousseff proclamó constantemente su inocencia: » No esperen de mí el silencio de los cobardes. No lucho por mi apego al poder, lucho por la verdad y por la justicia. Lucho por los pobres de mi país», reiteró.
Uno de los pilares de la defensa de la mandataria es que tanto ella como el Partido de los Trabajadores sostienen que la oposición parlamentaria aprovechó el desajuste de los presupuestos -un ejercicio hecho por todos los Ejecutivos del país- para llevar a cabo un «golpe de Estado» oculto en un envoltorio democrático, ya que es un paso previo a la Constitución brasileña.
En este sentido recalcó que las acusaciones de maniobras fiscales en que se basa el juicio en su contra son «pretextos para derrocar a un gobierno legítimo» y «hacer viable el golpe» emparándose en la Constitución.
Finalmente, recalcó que lo que está en juego no es solo su mandato, sino el respeto a la voluntad soberana, las conquistas de los últimos 13 años, la clase media, la clase mas pobre, los jóvenes que pudieron llegar a las universidades, la inversión de obras, etc. Lo que esta en juego es la voluntad del pueblo y el futuro del país.
De proceder la destitución, Michel Temer sería confirmado como presidente el resto del mandato hasta el 2018 y ella quedaría separada de su cargo definitivamente e inhabilitada por un período de 8 años.
Si obtiene el apoyo de 54 de los 81 senadores, la presidenta podría volver a su cargo hasta el final de su mandato en diciembre de 2018.