Pareciera como si uno estuviera delante de un spot publicitario, de esos que con tono sensiblero pretenden interpelar al televidente con el sentido de la identificación. Pero no. Se trata de una carta abierta que publicó el presidente Macri en el diario El Liberal de Santiago del Estero.
Allí, el presidente cuenta la historia de personas de clase trabajadora que con mucho trabajo lograron impulsar sus propias pequeñas y medianas empresas. Como «Jorge, de Entre Ríos que, con esfuerzo, primero compró un camión, después otro, y hoy tiene su propio aserradero, en el que trabaja junto a sus hijos y del que dependen 19 familias». (Cabe destacar que el precio aproximado de un camión en la actualidad es de 500 mil pesos).
El presidente también pone los ejemplos de Carina, de Mendoza y Carlos, de La Pampa, quienes también, con muchísimo esfuerzo, pudieron «soñar un futuro diferente» y construirlo con «sus propias manos e ideas».
A las personas representadas en Carina, Carlos y Jorge, Macri les reconoce que no el país no está bien («vamos a estar mejor») y les pide que «confíen».
Por supuesto, como es costumbre de la retórica macrista, no falta la alusión optimista al futuro, ni a los «sueños» por cumplir, ni el reposo de las responsabilidades del presente político y social de Argentina en un gobierno que dejó el mando en diciembre del año pasado.
La carta completa a continuación:
Cada día, cuando me levanto, pienso en todas las puertas que podemos abrir para que cada argentino logre tener la vida que lo haga feliz, donde pueda proyectar el futuro con el que sueña y tenga las herramientas para comenzar a hacerlo realidad. Y, cuando lo hago, pienso en personas concretas. En cada uno de esos argentinos que a lo largo de estos años me invitaron a sus casas, en los que me envían cartas de puño y letra, en los que me mandan mensajes por Facebook desde todos los rincones del país. Como Sergio, de Añatuya; Julio, de Villa Salavina; Gustavo, de La Banda; Mabel, de la ciudad de Santiago del Estero. Todos ellos, ustedes, son los que me demuestran que la esperanza está intacta, y me dan fuerza para conquistar ese futuro que todos queremos. Es una enorme responsabilidad, un compromiso de corazón con cada argentino, con cada familia.
Estoy convencido de que es así: cada día, una posibilidad; cada día, un paso. Y sé que podemos hacerlo porque hay un gran equipo de personas que está trabajando día y noche para sacar adelante a la Argentina, un desafío del cual cada persona es parte.
Venimos de tiempos difíciles, en los que la inflación se convirtió en un flagelo incontrolable, se frenó la creación de empleo de calidad y faltó un Estado presente, que planeara a futuro y acompañara a los que querían crecer. Por eso hoy, en esta etapa de transición, estamos prestando especial atención a todas esas personas y a esos sectores productivos que más padecieron esta etapa de abandono.
Como, por ejemplo, los que tienen su propio emprendimiento y trabajan a pulmón para poder desarrollarse. Ellos más que nadie conocen el reto que enfrentan todos los días, porque de ellos enteramente depende el éxito de sus proyectos. Me refiero a los dueños de pequeñas y medianas empresas de la Argentina.
A veces se piensa que las pymes son muy chicas para hacer una diferencia en la economía del país, por eso creo que muchos se van a sorprender al leer que estas empresas representan el 71 por ciento de los empleados del sector privado. Y agrego un dato más: el 99% de las empresas argentinas son pymes.
Esta gran fuerza de trabajo que empuja al país también viene de un momento difícil, durante el cual se las agobió con impuestos excesivos y trabas que les impedían ampliar su producción. Este tipo de medidas no hacían otra cosa que asfixiar la creatividad. ¿Cómo vas a poder proyectar que tu empresa y tus empleados crezcan si no sabés si vas a poder seguir adelante con el proyecto? Yo quiero que en vez de estar preocupados por cómo seguir a flote estén pensando cuál va a ser su próximo paso o de qué manera van a generar oportunidades para otros argentinos.
Por eso, como siempre, me puse del lado de los emprendedores, y el Estado dejó de ser una carga para las pymes. Ese fue el objetivo del conjunto de medidas que anunciamos esta semana, que incluyen el pago diferido de IVA y el acceso a crédito. También enviamos un proyecto de ley al Congreso para eliminar algunos impuestos y reducir otros, sobre todo en el caso de las pymes que realicen inversiones.
Mi sueño es que tu proyecto despegue. Por eso, a la hora de plantear estas medidas, junto con mi equipo tuve presente a muchísimos emprendedores que conocí durante la campaña. Emprendedores como Jorge de Entre Ríos que, con esfuerzo, primero compró un camión, después otro, y hoy tiene su propio aserradero, en el que trabaja junto a sus hijos y del que dependen 19 familias. Jorge tiene a todos sus empleados registrados y su objetivo es cambiar la maquinaria, que ya está un poco vieja.
Emprendedores como Carina, de Mendoza, que siguiendo su pasión y aprovechando el potencial de su provincia se decidió a publicar una revista vitivinícola gratuita que sustenta a través de la venta de espacios de publicidad. O como Carlos, de La Pampa, que tiene un pequeño taller de corte y costura y que sueña con confeccionar pantalones para policías. Para eso necesitaría contratar personal, pero, hasta ahora, no pudo hacerlo porque no podía afrontar los impuestos y porque, además, se le complica conseguir gente que quiera aprender el oficio porque hasta ahora no podía darles seguridad.
Veo representados en Jorge, Carina y Carlos a todos los argentinos que, día a día, se animan a soñar un futuro diferente y que lo construyen con sus propias manos o sus propias ideas. Confío en que, a través de estas medidas, cada uno de ellos va a conseguir lo que se propone y va a seguir adelante en un camino que nunca es fácil, el de forjarse su propio destino.
Sé muy bien que el camino a veces se torna difícil. Pero vamos a estar mejor. Confíen. Confíen en nuestro futuro, y confíen sobre todo en ustedes, en sus propias capacidades, porque no están solos en el camino. Cuentan con un Estado que está trabajando para respaldarlos, para generar trabajo e impulsarlos a crecer. Y esto es así porque nos importa, porque nos preocupamos y nos ocupamos todos los días de que pronto empecemos a ver los resultados de ese esfuerzo que, como Jorge, Carina y Carlos, estamos haciendo todos los argentinos.