Francisco Segundo Huenchumilla Jaramillo fue removido hoy de su cargo de intendente de la Región de La Araucanía por la Presidenta Michelle Bachelet. Esto se veía venir, porque, al parecer, el Gobierno quiere sacar del camino a los DC que más problemas traen a la ya decaída imagen del poder ejecutivo.
Huenchumilla, que en lengua mapuche significa varón de oro (huenchru, masculino en general, macho, varón; y milla, oro*), participó en el Plebiscito de 1988 como coordinador de la otrora Concertación de Partidos por la Democracia y fue presidente del comando del No en La Araucanía. Luego, en 1989 postuló a la Cámara Baja saliendo elegido diputado por Temuco y Padre Las Casas. Después fue reelecto en 1993 y en 1997. Es decir fue parlamentario desde 1990 hasta el 2002, año en que asumió como subsecretario de Marina del presidente Ricardo Lagos, hasta que éste lo nombró (en 2003) ministro Secretario General de la Presidencia. Este cargo es clave, porque esta administración fue la primera en aplicar la Ley Antiterrorista y también se la responsabiliza de la muerte del weichafe mapuche Alex Lemún.
El ex diputado, también se desempeñó como presidente de la Comisión Especial de Pueblos Indígenas (CEPI), organismo que fue creado a partir del Acuerdo de Nueva Imperial (1989) cuyo objetivo era la elaboración de la Ley Indígena y que fue sancionada 5 años después. Esto luego de varias propuestas que poco a poco anquilosaron el documento hasta que perdió la legitimidad que tuvo al inicio. Recordemos que el Acuerdo de Nueva Imperial marcó un nuevo escenario de relaciones socio-políticas entre el Estado y los pueblos indígenas. Este pacto, fue un tratado de dominación en el que los originarios depositaron sus esperanzas de cambio luego del giro que la política gubernamental tomó para intervenir la realidad indígena y dar respuestas a sus demandas. Tras más de 2 décadas los resultados del acuerdo no han sido los esperados por los pueblos originarios. Es decir, el varón de oro no cumplió ¿Dónde quedó el nuevo trato? No sabemos…
Lo que sí sabemos es que Huenchumilla se jactaba de ser un político de terreno, pero poco y nada hizo por las gestiones que las comunidades mapuche le plantearon sobre los proyectos invasivos que amenazan al Wallmapu (territorio mapuche). Un ejemplo: la reciente aprobación de la Central de hidroeléctrica Añihuarraqui.
Respecto de la figura de Huenchumilla, él siempre enarbolada las banderas de la causa mapuche y las legitimaba a escala social. Por ejemplo, el discurso de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) no se distancia radicalmente del que predica el varón de oro. En este sentido, creemos que el gran logro del intendente destituido fue imponer en la agenda que la causa mapuche es un conflicto político.
Durante el periodo en que ejerció como intendente (desde febrero de 2014), Huenchumilla escuchó las reivindicaciones que le expresaron las comunidades mapuche de la Región. Fue así como en marzo de 2014 leyó una declaración donde pidió perdón al pueblo mapuche “por el despojo que el Estado de Chile le hizo le hizo a sus tierras”. Esta afirmación generó rechazo y también fue aceptada por el ámbito indígena. Sin embargo, en el área política tuvo repercusiones porque produjo una interpelación al ministro del Interior y Seguridad Pública de ese entonces, Rodrigo Peñailillo.
No obstante, las promesas o buenas intenciones del varón de oro quedaron truncadas. Ahora queda ver si el Gobierno plantea soluciones concretas como la derogación del Decreto 66 sobre la Consulta Indígena; revertir los efectos negativos del DL710 d fomento al monocultivo de plantaciones forestales; la abolición del Decreto 40 que establece el reglamento del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental; plantear una moratoria a los proyectos que amenazan los derechos indígenas hasta que el proceso de Consulta no esté regulado de acuerdo a los estándares internacionales; la revocación del fuero militar y una serie de otras medidas necesarias y que pueden ser implementadas en corto plazo.
Sin embargo, ya se terminó la era del varón de oro. Huenchumilla representaba la institucionalidad del Estado ante los pueblos indígenas. Para algunos, es un político que usa el discurso étnico para ganar el interés del pueblo mapuche; para otras personas es un democratacristiano que personifica la vieja guardia de la Concertación.
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*Erize, Esteban. 1960. Pág. 183. «Diccionario comentado Mapuche-Español Araucano Pehuenche Pampa Picunche Rancülche Huilliche«. Cuadernos del Sur. Buenos Aires, Argentina.
Imagen arriba: Flickr Patricia Cortés
El Ciudadano