César Bunster Ariztía, ex frentista del atentado a Pinochet: de la lucha armada a la lucha electoral en Puente Alto

El sociólogo César Bunster Ariztía fue conocido por chilenas y chilenos cuando la noche del 7 de septiembre de 1986 salió su foto en toda la prensa, como organizador del atentado al dictador Augusto Pinochet

César Bunster Ariztía, ex frentista del atentado a Pinochet: de la lucha armada a la lucha electoral en Puente Alto

Autor: Director

El sociólogo César Bunster Ariztía fue conocido por chilenas y chilenos cuando la noche del 7 de septiembre de 1986 salió su foto en toda la prensa, como organizador del atentado al dictador Augusto Pinochet. Ex alumno del Liceo Manuel de Salas, fue hijo del destacado abogado penalista Álvaro Bunster y volvió a estar en la prensa cuando se supo que Claudio Teitelboim en realidad era hijo también de su padre; César tenía un nuevo hermano. Trabaja para la Cepal, el Ministerio de Relaciones Exteriores, las grandes empresas. Hoy es candidato a concejal por la comuna de Puente Alto, donde vive, por su organización de siempre, el Partido Comunista. Aquí, denuncia los ataques armados a su comando y revela parte de sus recuerdos como ex militante del FPMR.

Hace 25 años era  el frentista más buscado de Chile por su participación en el atentado a Pinochet. Hoy es un traductor independiente que recorre las calles y ferias de Puente Alto disputando voto a voto con otros 49 candidatos un cupo a concejal. Hace bastante tiempo que Bunster colgó el fusil y se reinsertó en la institucionalidad chilena. Para él, en cada momento histórico son validas diferentes formas de lucha y así como ayer no vaciló en hacerse parte de un proyecto armado para combatir a la dictadura, hoy afirma que una lectura objetiva de la realidad “indica que el camino en el que estamos, es el acertado. Siempre tuve el convencimiento de que el uso de la fuerza, el uso de la vía armada, era un último recurso cuando no quedaba otra alternativa para luchar por una democracia de verdad. Hoy, luchar por formar parte del Concejo Municipal, es un deber revolucionario. Recalco lo de revolucionario porque no se trata de hacer más de lo mismo, se trata de hacer más y de cambiar las cosas, de revolucionar la realidad.”

Bunster, vestido con una parka y jeans azul, muy alto y  con más canas que en los tiempos del atentado, no luce como un joven rebelde cuando sonríe y abraza a la gente en los “puerta a puerta”,  junto a Soledad Barría, la ex ministra Bachelet, que hoy es candidata a alcaldesa de Puente Alto.  También lo acompaña Bárbara Figueroa, la nueva presidenta de la CUT. Con la actitud didáctica de profesora, Bárbara recomienda a los votantes: “No se vaya a perder al mirar el voto que trae 50 nombres, recuerde la lista E y el número 25,  y vote por César Bunster”, remarca.

Los puentealtinos hacen nata en la feria dominical. Un feriante, desde su puesto abarrotado de plantas, reclamaba a viva voz contra los políticos anunciando que no iría a votar, no obstante, al ver la comitiva, se animó a debatir con Bunster. El candidato escucha con atención los argumentos del comerciante acerca de que “salga quien salga nada cambiará”,  y le replica: “Yo no estoy aquí para regalar nada, sino para intentar lograr que la gente se organice para luchar por sus derechos”. Tras un largo diálogo, interrumpido por el trajín de la gente con sus carros atestados de verduras, el feriante, visiblemente satisfecho de haber sido escuchado, le asegura al candidato.”Señor Bunster, voy a votar, y con toda seguridad, tiene mi voto”.

DENUNCIA ATAQUES ARMADOS A SU COMANDO

Es el domingo previo a las elecciones y los votantes de Puente Alto caminan presurosos a sus casas para no perderse el partido entre la U y Colo Colo. Sin embargo, se detienen a recibir la propaganda de Bunster, especialmente los letreros en que aparece acompañado de Camila Vallejo. “Para que luchemos por una educación gratuita de calidad” advierte el candidato mientras distribuye sus fotos con una sonriente Camila.

Nadie parece estar enterado que hace un cuarto de siglo el actual candidato fue quien estuvo a cargo de la logística del atentado a Pinochet arrendando la casa y los vehículos utilizados por el Frente en esa operación. Sin embargo, un vecino de Puente Alto se le acerca y le dice “Quiero saludarlo comandante, soy sobrino de Jorge Angulo González, el fusilero del atentado. Mi tío está en Francia y ya no vuelve por estos lados”.

Bunster sonríe sin eludir ese pasado, pero como quien tuviera la certeza de que hoy es solo eso, un pasado.

No obstante, para sus rivales políticos, ese pasado no esta enterrado. En las páginas web del pinochetismo Bunster sigue siendo blanco de todo tipo de ataques. Recientemente, de los insultos por Twitter y Facebook, sus enemigos pasaron a la acción y un grupo de desconocidos realizó reiterados ataques a los brigadistas y a su comando. De esta manera, los violentos incidentes con armas de fuego, como los ocurridos durante esta campaña electoral en Iquique, Copiapó, Estación Central y Recoleta, también ocurrieron en Puente Alto, la madrugada del 15 de octubre.

Bunster relata: “Fue alrededor de la una de la madrugada cuando una brigada de mi comando fue interceptada por cuatro vehículos. Al interior de ellos había unos ocho sujetos que vestían chaquetas con el logo de la Municipalidad de Puente Alto. Portaban armas de fuego. Ellos procedieron a amenazar a nuestros brigadistas señalando que no podían hacer propaganda, porque estaban interfiriendo a los candidatos de la derecha Germán Codina, Gustavo Alessandri, Emardo Hantelman y Bernardita Paul Ossandon,  sobrina del actual alcalde”.

Asegura que su comando logró identificar a los propietarios de los vehículos. Se trataba de una camioneta Mitsubishi, patente CDL97, que está registrada a nombre de Juan Daniel Cifuentes Almazabal, funcionario del Departamento de Aseo de la Municipalidad de Puente Alto. El otro auto, marca ByD, patente DLPW31, está a nombre de Linda Laicy Hidalgo Brito, funcionaria del Departamento de Seguridad Humana de la Municipalidad de Puente Alto.

Bunster afirma que los ataques no han cesado. Al mediodía del 16 de octubre, tres sujetos armados irrumpieron en la sede de su comando a amenazar a los brigadistas y a mediodía del día siguiente, otros  sujetos, que se desplazaban en el camión del candidato a alcalde Germán Codina, apedrearon el comando de Bunster, provocando la rotura de ventanales y lesiones menores a una mujer que se encontraba en el interior.

CONFESIONES DE UN EX FRENTISTA

-¿Cómo se vive el contraste de haber participado en la organización del atentado a Augusto Pinochet y estar ahora en la lucha electoral?

-Es igual, es la misma pelea, son los mismos sueños, los mismos anhelos, de buscar una democracia de verdad y participativa, que era con lo que soñábamos hace unos 26 ó 30 años atrás. Ese anhelo se mantiene intacto, vivo. Por lo tanto, ambas son tareas que van encaminadas en la misma dirección. No tenemos una dictadura en estos momentos, pero tampoco tenemos la democracia a la cual aspirábamos y por la cual seguimos luchando.

-¿Cómo se logra ese punto de encuentro, de estar en el Frente Patriótico Manuel Rodríguez y años después estar en las batallas electorales?

-Lo que permite eso es una lectura acertada de la realidad que vivimos en un momento determinado. En esa época era necesario, era justo tomar las armas para luchar contra una dictadura que bañó en sangre a nuestro país, que transformó el Océano Pacífico que baña nuestras costas en cementerios, donde se echaron los cuerpos de nuestros compañeros, que eran asesinados todos los días. Por lo tanto, era justo y era válido en ese momento. Hoy una lectura objetiva de la realidad indica que el camino en el que estamos, es el acertado. Siempre tuve el convencimiento de que el uso de la fuerza, el uso de la vía armada, era un último recurso cuando no quedaba otra alternativa para luchar por una democracia de verdad. Fue una forma de lucha que nos impuso una dictadura. No fue una forma de lucha que eligiéramos o prefiriéramos, sino que era absolutamente necesaria dada la realidad concreta de ese momento. Hoy la realidad es diferente, pero como dije, con las mismas aspiraciones, los mismos deseos de una democracia participativa y verdadera. Seguimos luchando por lo mismo, dando cuenta de una realidad distinta a la de 20 ó 30 años atrás.

-¿Comparte que haya que estar en este poder comunal, en esta instancia municipal? Porque se critica la institucionalidad.

-Por eso te digo que no queremos hacer más de lo mismo, sumarnos a una institucionalidad que refleja lo que fue la dictadura. Los municipios se rigen en gran medida por las leyes que estableció la dictadura, el poder casi monopólico que tiene el alcalde para hacer y deshacer, es algo que hay que cambiar. El Concejo Municipal tiene que transformarse en una entidad democrática y el papel de los concejales no puede limitarse a tratar de fiscalizar las acciones que realiza el alcalde. Tenemos que transformar la administración municipal en un gobierno municipal. Eso sólo se logra a través de una participación real, activa, comprometida y organizada de la comunidad. La creación de poder local involucra tener municipios de nuevo tipo.

-¿Qué fue lo que más influyó en que entrara a militar a las Juventudes Comunistas y después al Partido Comunista?

-Vengo de una familia, y no hablo sólo de la familia más directa, como mi padre, sino de mis tíos, de mis primas y mis primos, comprometida con Chile. No todos eran militantes de partidos políticos, pero lo que sí tenían todos era un compromiso con el desarrollo de nuestro país, con el bienestar de nuestro pueblo, en diferentes ámbitos. En mi familia, especialmente desde el mundo cultural y académico. Todos comprometidos con un valor superior que es nuestro pueblo. De ahí vengo. La razón por la cual yo ingresé a la Jota, es porque desde joven me llamó la atención sumarme a ese gran ejército, por así decirlo, a ese gran contingente de lucha junto, con y para el pueblo. Fue una cosa más o menos normal, mi incorporación fue en el año 1976, tenía 18 años y entré a las Juventudes Comunistas. Desde entonces no he tenido ninguna razón para pensar que esa decisión fue equivocada. Las mismas desigualdades, las mismas carencias del pueblo, las mismas razones que eran válidas en esa época, son válidas hoy para estar en el Partido Comunista.

-¿Le dio miedo entrar al Frente Patriótico?

-Miedo no me dio. Cuando entré era mayor de edad y estaba plenamente consciente de lo que eso podía significar. A esa altura sabíamos lo que se pagaba si uno caía en manos de la CNI o de los organismos represivos de la dictadura. Significaba casi segura la muerte y antes de eso la tortura y haber terminado amarrado a un riel para ser arrojado al mar, como ocurrió con muchos compañeros. Más que miedo, sentía las ganas de, una vez por todas, terminar con la dictadura. Contribuir desde el ámbito de la lucha armada para poder recuperar una democracia de verdad. No primaba tanto el miedo, sino el deseo de aportar.

-¿Qué significó para usted estar en ese episodio del atentado a Augusto Pinochet?

-Cuando regresé a Chile, cuando pude hacerlo legalmente, porque antes no me entregaban pasaporte, lo hice desde México porque en Inglaterra -donde mi papá había sido embajador- la embajada no me daba pasaporte, pese a que yo llegué a ese país como a los 13 años, que no había sido militante ni parte de un gobierno, pero me negaban ese derecho. Finalmente me lo dieron en la embajada en México. Yo volví a sumarme a la lucha contra la dictadura, era militante de las Juventudes Comunistas y mi tarea era sumarme a esa lucha, no sólo armada, sino multifacética, la de los estudiantes, de los pobladores, de las mujeres, de los trabajadores de la cultura, los sindicatos, todos luchando por recuperar la democracia. Por lo tanto, yo sabía que tendría que ocupar un puesto donde pudiera hacer un aporte. Cuando llegué me contacté con el Partido y me ofrecieron la posibilidad de sumarme al trabajo del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Yo sabía cuáles eran los peligros, pero me alegró el tener esa posibilidad. Sabía que esa forma de lucha era necesaria contra la dictadura y las brutalidades que se estaban cometiendo. Para mi fue un momento de nerviosismo, sabía que uno podía cometer errores y las cosas había que hacerlas bien, había normas de seguridad que cumplir. No fue algo sencillo pero me sentí bien porque estaba cumpliendo con un papel que era necesario.

-¿Y esos días del atentado?

-Yo, como todos los compañeros, tenía una función y una tarea bien clara que cumplir y lo principal era concentrarse en la tarea que se te había asignado de la mejor forma posible. Fueron días en que uno trataba de esmerarse, no ignorar las señales de peligro, no dejar tareas de lado, andar alerta permanentemente, súper tenso. Yo tenía que encargarme, como se sabe, de logística, de conseguir la casa, de varias cosas necesarias para la operación.

-Tuvo que actuar con su identidad.

-Era necesario para cumplir bien las tareas.

-En la militancia política, ¿el momento más difícil?

-Lo más difícil, por la tarea que yo cumplía, y el círculo que de militantes que me rodeaban y con los que convivía, fue la época en que se dividió el Frente Patriótico.

-¿Qué sintió cuando se produjo la situación con Claudio Bunster, que se supo que no era hijo de Volodia Teitelboim sino de su padre, cómo vivió las reacciones?

-Lo de Claudio estalló, por decirlo de alguna manera, un año después de que había fallecido mi padre. Fue por lo tanto en un momento de mucha tristeza para nosotros porque llevábamos recién un año desde que había fallecido mi padre. Había una tristeza en mis otros dos hermanos y en mi familia. Y de repente se da a conocer que, efectivamente, Claudio era hermano nuestro. Para mi fue una gran felicidad poder reencontrarnos con este hermano. Es increíble, además, la similitud, no sólo física, sino en cuanto al sentido del humor, la forma de ser, que Claudio tiene con nuestro padre. Es, sin lugar a dudas, en términos físicos y en otros aspectos, el más similar a nuestro padre, de todos los hermanos, de todos los hijos de nuestro padre. Considerando que soy el único que está en Chile, de mis hermanos Álvaro y Julián, el poder tener un hermano acá en Chile, con quien hay una afinidad sorprendente, es para mi algo que me hace feliz. Y hemos mantenido relaciones permanentes, compartimos muchos puntos de vista, nos reímos de las mismas cosas, es un verdadero hermano, a pesar de que nos conocimos hace poco tiempo.

-A propósito de candidaturas, hubo una foto suya saliendo de la casa de Michelle Bachelet, de una actividad familiar. Ella fue al velorio de Patricio Bunster. ¿Hay un vínculo o fueron cosas puntuales?

-Mira, lo de esa foto, fue en la época en que apareció en nuestras vidas mi hermano Claudio. Es conocido que Claudio tuvo y creo que mantiene una relación muy estrecha de amistad con Michelle Bachelet y por lo tanto ella nos hizo una invitación, a mi familia, justo el día antes de las elecciones, a su casa, a una cosa familiar, de amistad. Creo que fue solamente producto del hecho de que ella quería, de esa forma, acercarse a la familia a Claudio, creo que fue una muestra de cariño hacia Claudio, invitando a esta nueva familia con la que él se encontraba. Ahora, la asistencia de ella al velorio de Patricio en parte se debe a la misma razón. Pero también a que Patricio era una figura nacional, de la cultura chilena, de la estatura de Víctor Jara, de Violeta Parra, de Pablo Neruda, dentro de su arte que era la danza. Por lo tanto la presencia de ella en esa ocasión obedece a eso.

-Hay sectores de la sociedad, jóvenes, gente de izquierda, que no les gusta mucho esto de la cercanía del PC con la Concertación.

-Mira, el concepto de unidad es algo que la gente entiende con mucha facilidad. No es necesario leer muchos libros, ser un ideólogo, para comprender la necesidad de unirse para hacer los cambios. Nosotros no nos estamos uniendo para sumar números, nos estamos uniendo en base a ideas concretas, a un programa común, eso es fundamental. No es la unidad por la unidad, es la unidad para hacer los cambios. Esos cambios están expresados en los programas que hemos acordado conjuntamente con otras fuerzas. En esto es importante que estamos hablando fundamentalmente de la gente, de lo que algunos llaman la base concertacionista, gente honesta y que quiere cambios. Lo vemos aquí en Puente Alto, cuando conversamos con la gente, cuando les entregamos información que la prensa oculta, cuando hablamos del programa, cuando desenmascaramos la caricatura que se hace de que le estamos tirando un salvavidas a la Concertación. Explicamos que estamos construyendo una unidad para tener mayoría para grandes cambios. Nosotros no estamos por un nuevo gobierno de la Concertación. No estamos por sumarnos a la Concertación, estamos por sumarnos al conjunto de fuerzas opositoras, a la ciudadanía, al movimiento social, al pueblo.

Por Hugo Guzmán R.

El Ciudadano

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