En relación a la crisis de la peninsula coreana, tras el bombardeo de Yeonpyeong, y el intercambio de amenazas que le siguió entre las dos Coreas y los EEUU, hemos decidido hablar con el professor Charles K. Armstrong, académico norteamericano experto en asuntos coreanos. El es Profesor de Historia y Director del Centro de Investigaciones Coreanas de la Universidad de Columbia. Entre sus libros se encuentran The Koreas (Las Coreas, 2007); Korean Society: Civil Society, Democracy, and the State (Sociedad Coreana: Sociedad Civil, Democracia y Estado, segunda edición, 2006); Korea at the Center: Dynamics of Regionalism in Northeast Asia (Corea en el Centro: Dinámicas Regionalistas en el Noreste Asiático, 2005); y The North Korean Revolution, 1945-1950 (La Revolución en Corea del Norte, 1945-1950, 2003). Tiene otro libro en preparación, Tyranny of the Weak: North Korea and the World, 1950 – 1992 (La Tiranía del Débil, Corea del Norte y el Mundo, 1950-1992).
Dejamos con ustedes esta interesante y clarificadora entrevista, realizada para El Ciudadano, en la cual se mezcla el conocimiento histórico con el conocimiento del contexto actual coreano para ir más allá de las caricaturas y los lugares comunes que repiten todas las agencias de prensa internacionales.
-Primero que nada, nos gustaría conocer su visión sobre los sucesos de Yeonpyeong… según la mayoría de los medios internacionales, esta fue una provocación de Pyongyang, pero esa es una zona con una larga historia de conflictos. También se dice que ha sido el peor incidente entre ambas Coreas desde el armisticio de 1953, ¿comparte esa opinión?
-Este no es el primer enfrentamiento en la frontera maritima entre Corea del Norte y del Sur, un área que es rica en pesca y otros recursos. Es, sin embargo, el primer ataque de artillería en territorio de Corea del Sur desde el armisiticio de la Guerra de Corea en 1953. Si bien es algo que no tenía precedentes en este sentido, este incidente es parte de una escalada de conflictos que ya se arrastra hace varios años. En noviembre del 2009, una patrulla naval coreana fue parcialmente destruida por un buque de Corea del Sur y varios marinos norcoreanos murieron en esa ocasión. Hay quienes creen que el hundimiento del buque de Corea del Sur en marzo del 2010 fue una retaliación por el incidente de noviembre del 2009, pero Corea del Norte ha negado tener responsabilidad en él.
-Poco antes del incidente de Yeonpyeong, Corea del Sur lanzó un documento señalando que la política de diálogo conocida como “Política de la Luz”, de los dos anteriores gobiernos, había sido un fracaso. ¿Cree usted que eso es cierto? ¿Cree que los intereses de las potencias en la península coreana compliquen el diálogo entre las partes?
-El actual gobierno de Corea del Sur ha declarado desde siempre que la “Política de la Luz” (Sunshine Policy) era un fracaso, y ha hecho todo cuanto ha podido por repudiarla desde su llegada al poder a comienzos del 2008. Bajo las políticas de negociación de Kim Dae Jung y de Roh Moo-hyun entre 1998 y el 2008, el Norte y el Sur de Corea alcanzaron un nivel de contacto y cooperación sin precedentes. Si bien muchos problemas persistieron entre las partes, es muy difícil entender en qué medida la actual política de línea dura del gobierno de Seúl ha mejorado las cosas. Sin lugar a dudas, las potencias involucradas en Corea han jugado un rol importante en todo esto, pero bajo la “Política de la Luz”, por primera vez, los coreanos tomaron el control de su propio destino.
-¿Cómo ve usted el futuro de las negociaciones para la re unificación nacional? ¿Hay posibilidades de que sean más que el deseo de unos de absorber a los otros?
-Una cosa debe quedar en claro: los coreanos del sur no quieren pagar el costo de absorver al norte, como Alemania occidental que terminó por absorber a Alemania del Este. Pero, con la posible excepción de Yemen del Norte y del Sur, no existen buenos ejemplos en la historia moderna, de dos Estados rivales que se hayan unificado de manera pacífica y voluntaria.
–Un tema central para las negociaciones es la cuestión nuclear. Estas negociaciones hoy parecen absolutamente estancadas. ¿Por qué cree usted que no se ha implementado el Acuerdo Marco de 1994 mediante el cual se normalizarían las relaciones entre Corea del Norte y los EEUU y se abrían las puertas para un acuerdo de paz a cambio del programa nuclear de Pyongyang?
-La historia del asunto nuclear con Corea del Norte, desde el Acuerdo Marco de 1994 hasta las Conversaciones a Seis Partes de 2005 y 2007, es un tema complejo, con bastante mala fe y responsabilidades en todas las partes. En mi opinión, el tema nuclear es primordialmente resultado del conflicto entre las dos Coreas, no su causa, pero los EEUU y Corea del Sur insisten en que el programa nuclear de Corea del Norte cese antes de negociar un acuerdo de paz. Esto no parece ser algo posible. Sería mejor negociar primero la paz, después resolver el tema nuclear –pero políticamente, esto es algo que es muy difícil de lograr.
-Tanto China como los EEUU tienen intereses en la región. Hay una dimensión geoestratégica de la crisis que se evidencia con las presiones a China para que condene a Corea del Norte, mientras ellos prefieren llamar al diálogo y no escalar el conflicto. ¿Cómo interpreta usted la posición China?
–China desea la estabilidad a toda costa. No quiere presionar demasiado a Corea del Norte ni perjudicar al régimen. La actual crisis se ha convertido en un test interesante para las relaciones de EEUU y China y para ver su relativa influencia en la región. Mientras que los EEUU siguen siendo, de lejos, la potencia militar dominante en el Oriente asiático, la balanza económica y política se ha inclinado crecientemente hacia China en los años recientes.
-Algunos analistas norteamericanos como Don Oberdorfer (autor de un libro titulado Las Dos Coreas) sostienen que la República Popular Democrática de Corea, a la vez que públicamente condena la presencia norteamericana en Corea del Sur, en privado preferirían que las tropas se quedaran como árbitros. ¿Cree usted que esta opinión tiene algún asidero?
-He escuchado este argumento varias veces, pero el retiro de las tropas de EEUU es una demanda tan antigua y tan consistente de Corea del Norte que es difícil pensar que la vayan a abandonar.
-China ha tenido siempre una relación compleja con Corea del Norte, y los EEUU, Japón y Corea del Sur tratando de presionar a China para que “controle” a su aliado… pero el Norte es extraordinariamente independiente. ¿Cree usted que el resto del mundo entiende realmente la naturaleza de Corea del norte, que siguen creyendo que es un satélite?
-Jamás Corea del Norte ha sido el satélite de nadie, ni de los soviéticos ni de los chinos. Es un error subestimar la independencia y el nacionalismo de los norcoreanos. Una cosa es que tengan cierta influencia material, pero la habilidad para alterar la conducta de Corea del Norte es otra cosa. Aún cuando sea económicamente dependiente de China, Corea del Norte hace lo que quiere, y los chinos son conscientes de ello.
-EEUU parecen conducir su política hacia Corea del Norte en la esperanza de que el régimen vaya a colapsar algún día. Ya llevan veinte años esperando. En su libro La Revolución en Corea del Norte usted menciona que el régimen supo consolidar raíces sólidas y duraderas, aún para superar las dificultades de los ’90. ¿Cree usted que los EEUU realmente entienden al régimen de Pyongyang?
-Sería fantástico creer que nuestros diplomáticos y políticos tienen algún sentido histórico, pero claramente carecen de él. No es necesario en realidad remontarse a la décadas de los ‘40: hace tan sólo 16 años, todos parecían estar de acuerdo que Corea del Norte colapsaría tras la muerte de Kim Il Sung. Ahora predicen el colapso tras la muerte de Kim Jong Il. Los adivinos estuvieron equivocados entonces y lo más probable es que se equivoquen ahora también.
-¿Cuáles son los escenarios posibles abiertos con esta crisis, según su conocimiento histórico?
-El peor escenario posible, es una escalada del conflicto hacia una guerra total. Dudo que suceda esto, pese a que las acciones de Corea del Sur me parecen preocupantes. Lo más probable es que la situación se calme y que se reanuden las conversaciones, sobre todo las importantes conversaciones entre Corea del Norte y los EEUU. Pero el escenario más improbable, es que Corea del Norte colapse.
Por José Antonio Gutiérrez D.
El Ciudadano