Mientras crecen las necesidades de los pobres de América Latina, Chile, Colombia y Brasil son los países de América del Sur que más gastaron en armas durante 2008. Según el estudio anual del Instituto de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri, por su sigla en inglés), el gasto militar total en la región ascendió a 34.071 millones de dólares.
La cantidad parece exigua (2,6%) si se la compara con el gasto militar mundial en el mismo año, estimado en 1.464 mil billones de dólares, con un aumento de 4% respecto a 2007 y de 45% en la última década. Los gastos militares de 2008 representan, aproximadamente, el 2,4% del producto interno bruto (PIB). Todas las regiones y subregiones tuvieron aumentos significativos desde 1999, excepto Europa occidental y central, indicó el Sipri.
Durante los ocho años de George W. Bush, el gasto militar de EEUU aumentó al nivel más alto en términos reales desde la Segunda Guerra Mundial, principalmente por las invasiones a Afganistán e Irak, horadando el presupuesto con un gigantesco déficit perpetuo. Las guerras de Afganistán e Irak se financiaron principalmente con créditos suplementarios de emergencia fuera del proceso del presupuesto ordinario, respaldados por la emisión de bonos del Tesoro y “créditos” de la Reserva Federal, es decir, impresión de papel moneda “prestado” al gobierno federal.
Según un análisis del Conflicto Barómetro, citado en CNN-Chile por Rodrigo Álvarez, investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), muy pocos países latinoamericanos redujeron sus gastos miliares (Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay), pero Chile lidera el gasto militar por habitante, que ascendió a 290 dólares “per cápita” en 2008, mientras Colombia gastó 115, Ecuador 89 y Brasil 80. En relación al PIB, Ecuador gasta el 3,81%, según el SIPRI, seguido por Chile, con un 3,73% y Colombia, con 3,34%.
El gasto militar de la región en 2008 (34.070 millones de dólares) equivale al 2,6% del gasto mundial, que encabezó Estados Unidos, con 607.000 millones de dólares deficitarios en su presupuesto. En términos absolutos, medidos en miles de millones de dólares, el país que más gasta es Brasil, con el 45% del total, seguido de Colombia y Chile:
Los militares chilenos se financian con un “impuesto propio” del 10% a las ventas brutas de la estatal Corporación del Cobre (Codelco), “tributo” establecido por la dictadura militar (1972-1990) en la llamada Ley Reservada del Cobre, cuyo texto nadie puede conocer. Esta “ley” de los dictadores continúa vigente y no grava las utilidades, sino las ventas brutas de Codelco, que explota menos de un tercio del metal porque el resto regresó a manos privadas, nacionales y extranjeros, cuando la dictadura revirtió la nacionalización de Salvador Allende. Este impuesto castrense, que pocos conocen en Chile, en cierto modo ha salvado a Codelco de la privatización, por la oposición militar a cualquier innovación sobre su beneficio. Las corporaciones que explotan casi el 70% restante del metal no pagan más que un modesto royalty del 1,3%, al que siempre se opuso tenazmente Eduardo Frei, quien privatizó el agua, el mar y otros recursos naturales cuando ya fue presidente.
Ernesto Carmona
Argenpress El Ciudadano