Unos dos centenares de padres, madres y niños peregrinaron hoy hasta la Casa Blanca para manifestarse en contra de las políticas migratorias del presidente de EE.UU., Donald Trump, y denunciar la separación familiar que acarrean las deportaciones masivas que quiere llevar a cabo el magnate.
Bajo el lema «Pertenecemos el uno al otro», familias provenientes desde Miami (Florida), Nueva York o Colorado, así como del área metropolitana de Washington se reunieron alrededor de la plaza Lafayette, frente a la mansión presidencial, aprovechando los días vacacionales de estas fechas para también «concienciar a la comunidad de que debe estar unida».
«La razón por la que estoy aquí es que el presidente quiere apartar a las familias. Que no lo haga, porque está mal hacer eso, necesitamos que no lo haga», dijo a Efe Nayahuari Mesa, de 7 años, quien vino acompañada por su hermano pequeño de 3, y sus padres, desde Nueva York.
Su madre, Felicia Martínez, explicó a Efe que su pequeña es consciente de la situación y, aunque afortunadamente su marido pudo lograr la residencia permanente hace apenas un mes, tras doce años como indocumentado, quiere formar parte de la lucha para evitar que otras familias sufran una posible separación.
«Somos una familia de estatus mixto, yo soy ciudadana y él recién arregló su residencia después de muchos años estando indocumentado», explicó Felicia, señalando a su esposo, que emigró desde México.
«Queremos luchar para que todas las familias se puedan mantener juntas, sabemos que este asunto de la migración no solo afecta a los inmigrantes indocumentados, también a nosotros los residentes y los ciudadanos, porque somos una comunidad», insistió.
Inmigrantes regularizados e indocumentados, así como familias que pudieron acogerse a los planes de alivio migratorio impulsados por el expresidente Barack Obama sumaron hoy fuerzas para dejar claro al Gobierno de Trump que no van a desfallecer.
Rosana Araujo, de Uruguay, llegó en la caravana procedente de Miami, como parte de la organización Women Working Together (Mujeres Trabajando Juntas) y tras hacer paradas en Atlanta (Georgia) y Carolina del Norte, contó que es una de esas inmigrantes sin papeles que puede ser separada de su hijo, nacido en EE.UU.
«Venimos con nuestros hijos, somos un grupo de padres, madres y niños los cuales, en esta semana tan significativa para algunos, especialmente los latinos, queremos dejar un mensaje: que haya unidad familiar», afirmó Araujo, quien lleva 14 años indocumentada, en conversación con EFE.
«Que no sigan las redadas, que haya más protección para los inmigrantes, que cada comunidad se convierta en una comunidad santuario, y que nuestros alcaldes, nuestros comisionados y representantes estén a favor de la comunidad y no colaboren con la policía», agregó.
La uruguaya se refirió a las amenazas del Gobierno de Trump contra las llamadas «ciudades santuario», urbes y entidades que por decisión municipal no persiguen a los inmigrantes por su estatus migratorio.
Tanto latinos como afroamericanos, al grito de «Arriba la educación, abajo la deportación», se unieron en esta labor mientras la Administración de Trump, de la mano de su fiscal general, Jeff Sessions, desplegó esta semana su plan migratorio en un viaje a la frontera con México.
Según dijo Sessions en una conferencia de prensa junto al muro fronterizo en Nogales (Arizona), la «prioridad» para el Gobierno es ejecutar las leyes migratorias, y anunció un nuevo paquete de medidas para ampliar y acelerar la deportación de indocumentados.
Se calcula que más de 11 millones de personas en Estados Unidos se encuentran en situación ilegal, y que alrededor de seis millones de niños, nacidos en el país, son susceptibles de separación familiar por la posible deportación de alguno de sus padres.