Coloquio Imagen y Política «Potencia de la imagen… Poder sobre las imágenes»

14-15-16 de noviembre

Coloquio Imagen y Política «Potencia de la imagen… Poder sobre las imágenes»

Autor: Wari

14-15-16 de noviembre. Umce – Universidad Arcis

Convocan y patrocinan Revista Diagrama; el programa de indagaciones en escrituras americanas (ea) del Departamento de Filosofía de la Umce; la carrera de Literatura Latinoamericana de Universidad Arcis; el departamento de Antropología de la Universidad de Chile; el Grupo de Investigación en Educación y Poder (GIEP) y el Módulo de experimentación Arte K-35.

Hacemos extensiva la invitación a estudiantes, académicos, artistas visuales, escritores e investigadores en general, a presentar propuestas de trabajo en torno a las relaciones entre imagen y política. El objetivo en cuestión parte desde un antiguo problema, pues ya en Platón aparece una relación conflictiva entre imagen y poder, aunque revestida canónicamente, por las relaciones entre poesía y filosofía o arte y política. Lo importante que abre el texto platónico es su fundacionalidad, es decir, una política de la imagen como subversión del referente, simulacro, fantasma e interrupción de la representación, pero al mismo tiempo la apuesta por un poder y un control sobre la imagen, con la posterior expulsión de ésta por instalar la dispersión en la Polis. La historia de la filosofía -entendida como historia de lo occidental- ha tenido como protagonista a esta reducción por parte del aparato dialéctico y filosófico en contra de la imagen. Ya que ahí donde decimos imagen, se escribe también el acontecimiento y la multiplicidad, como desbordes de lo político y lo histórico mismo. Así como en su momento lo hizo la filosofía, la organización (o administración) gubernamental ha clausurado las potencias de la imagen, transformándola en discurso, narración, representación, pose o cliché.

Esta convocatoria realiza una invitación a explorar qué se ha entendido por imagen, desde su uso filosófico canónico hasta las teorías contemporáneas que han pensado en las imágenes a raíz de la irrupción del cine, la fotografía y la imagen digital, entre otras cosas. A partir de acá, su relación con lo político guarda concordancia con establecer cómo el mismo cine, la fotografía y el diseño publicitario, han operado como forjadores de modelos culturales y formas de vida hegemónicas. Pues nuestras sociedades se nos presentan como un enorme cúmulo de imágenes, que nos salen al encuentro en una proliferación infinita, ante lo cual se nos abren una diversidad de problemas que se pueden agrupar en dos alternativas: una reducción del potencial de la imagen, deviniendo ésta fetiche o representación, pero al mismo tiempo, ciertas fabricaciones de imágenes que erosionan todos los clichés con los cuales las imágenes se han posicionado, es en este sentido que hablaríamos de una potencia de las imágenes.

Invitamos a participar, explorando y produciendo sobre y en el borde, de las siguientes líneas de investigación:

Registros visuales y movilización social.

Se ha convertido en un lugar común señalar que las nuevas tecnologías han permeado el espacio político contemporáneo. Las nuevas tecnologías de la imagen han permitido una mayor instantaneidad y difusión produciendo líneas de contra-información, que circulan mayormente en la virtualidad. Pareciera que la muralla como espacio de consigna política (Mayo del 68) ha dado paso a la imagen digitalizada de la muralla intervenida, más bien devenida registro. Estas imágenes que circulan como contra-información tienen el peligro de sólo convivir en un régimen que no sobrepase el estatuto de ser mero cliché y pose, fetichizándose la chance política.. En este sentido, pensamos en el problema de cómo trabajar el aparato fotográfico o documental en tiempos de crisis y movilización política. ¿Hay resistencia política en el uso de las imágenes?, ¿es posible una contienda entre el uso mass-mediático de la imagen y la ocupación de la imagen en espacios de contra información?

Montaje y producción de discursos.

Pareciera que la noción de montaje es transversal al devenir político y gubernamental de los últimos cien años. Ahí donde decimos política, decimos también montaje. Los enunciados que la televisión, el Internet y la publicidad generan, funcionan a través del montaje de imágenes y documentos, abasteciendo enunciados y produciendo regímenes de verdad. Así el montaje es sinónimo de mentira o falsificación, como vulgarmente se le conoce, pero es necesario pensar en una noción de montaje no-espectacularizante, que a partir del ensamble de diversos registros visuales puede llevar a las imágenes a un punto en que nos develan una verdad de tipo histórico y político.

Tecnologías del cuerpo.

Proponemos abrir aquí las relaciones entre las estrategias de poder que se aplican a los cuerpos y las múltiples formas en que estos se organizan o desorganizan para generar prácticas de resistencia. La invitación es a pensar en las dimensiones del cuerpo, sus escrituras, geografías visuales; la edición, el montaje y la performance corporal; el porno, los géneros y la degeneración; las cibernéticas del cuerpo. Entonces, el cuerpo no sólo entendido como soporte, sino que como un circuito capaz de erosionar, tanto lo biológico como lo social.

Imagen-espectáculo, estetización de la vida, sociedad de control.

Invitamos a explorar la tensión entre la imagen entendida como espectáculo o la imagen entendida como dispositivo. Si el espectáculo supone a la imagen como separación radical de las masas en relación a la autonomía del funcionamiento del capital, las sociedades del control piensan la proliferación de dispositivos como ejercicio inmanente de las tecnologías de poder. Invitamos a problematizar esta distinción mas profundamente a partir de una deconstrucción de las tecnologías de la política, que más allá de leer un paso ente formas históricas de organización de las relaciones de poder, intenta desarticular los modos en que estas se entrecruzan, pliegan o chocan entre sí.

Arte y producción.

Estructuras que producen metáforas dentro del campo del arte, o producciones que alteran las delimitaciones formales del campo del arte, en la suspensión o reiteración del binomio arte/vida. Pensar en este sentido la politización del arte, como politización de los medios de producción del arte, antes que como abastecimiento de los formatos hegemónicos con un valor político agregado -que hace posible la subsunción del arte dentro de las disciplinas sociales-. Esta línea propone poner en discusión la plusvalía de lo político, dentro del discurso artístico.

Circulación, entre arte global y conflictos locales.

El desarrollo transnacional de los circuitos artísticos, ha producido una serie de dispositivos que garantizan la movilidad de las obras cuya voluntad es el acceso a lo global. Entre las espectaculares bienales y las ferias de arte internacional, ha ocurrido una esencialización de la figura del “artista global” como sujeto migrante que celebra el cosmopolitismo neoliberal y la dilución de las fronteras, olvidando que en gran medida las migraciones contemporáneas son las de los grupos y sujetos resignados, empujados por la violencia de la guerra y la miseria económica de sus lugares de origen, y son ellos mismos quienes evidencian que los desenvolvimientos globales afectan directamente las existencias locales. De este modo, la interrogación política del arte por el concepto de “circulación”, queda abierta entre aquellas obras que se pliegan y asumen una condición global como estrategia de visibilidad y las prácticas locales de un arte que resiste a la desterritorialización de los conflictos.

-Imagen y Conquista: políticas del espectáculo y régimen de la mirada en los 500 años de América.

La importancia de la imagen en los procesos de formación social americana ha sido históricamente entorpecida por los discursos, ficciones e imágenes que el inconsciente europeo ha proyectado en ella. La Leyenda Negra ha sido la principal ficción histórica que originalmente complicito con este proceso. Una leyenda cuya adjetivación da cuenta de la importancia de la política del color como fuente del bloqueo visual en el que la potencia del rojo sanguinolento adormeció la mirada de América sobre si misma por más de años. El objetivo del panel es poder trabajar la importancia de la imagen dentro de los procesos de legitimación en los que históricamente se ha sustentado la industria de producción de América, desde la conquista hasta el presente.

Cine y poder.

En sus comienzos, el cine parecía contener la capacidad de constituirse como un arte de masas revolucionario, el cual no sólo debía acompañar los procesos de transformación social, sino constituirse en agente privilegiado de movilización. Como bien señala Deleuze en Imagen-tiempo, lo que trunca el devenir revolucionario del cine como arte de masas no es tanto el paradigma comercial de Hollywood, como una complicidad intrínseca entre cine y guerra, que se verá consumada por la estetización fascista. En este sentido abrimos la pregunta por un cine que interrumpa tanto el programa político de la movilización total como del paradigma narrativo comercial de la industria contemporánea, para leer una política de la imagen en el cine. Antes que un cine que privilegia una lógica del mensaje político, nos interrogamos por la producción de un cine que asume las potencias de la imagen como lugar de la política. Es decir problematizar el pasaje entre un cine político a una política del cine.

Políticas del reparto.

Más allá y más acá de la pasión del Uno que excluye como forma de una hegemonía política que es más bien su forma-policial, la máquina-pensamiento de Jaques Rancière se presenta como una zona proliferante para repensar lo político en sus bordes. Desclasificación de lo político en el reparto de lo sensible, como surgimiento de la potencia múltiple de lo anónimo, como fractura del acontecimiento que hace emerger la cuenta de los incontados, como implicación del ser ahí de lo común y de la visibilidad de tal reparto en lo que deja afuera sin sitio y sin cabida a ese mismo fondo cuasi-ontológico que lo articula. Entre estas y otras derivas invitamos a pensar la irrupción de zonas de visibilización de los cuerpos, de enunciación política, así como la performática político-estética de espacios de resistencia en nuestra contingencia actual, en la amplia e inacabada superficie de la crisis político social.

Imagen y escritura.

Clásicamente el lugar para la imagen en la escritura estaba depositado en la poesía. Con la poesía la escritura no devenía discurso, instalándose en las antípodas de la representación. Desde ahí, la ruptura provocada por Mallarmé y consumada por Celan, abren un espacio en el cual la obra visual no se diferencia de la obra poética. ¿Cómo pensar la relación entre imagen y discurso desde la escritura?, es la tarea que la deconstrucción se propuso entre otras. Invitamos a problematizar esta relación, no sólo desde la poesía o de la literatura en sentido genérico, sino que también desde la misma filosofía, en un momento de indistinción entre teoría y práctica, entre discurso y visualidad, entre imagen y escritura.

Para formalizar alguna propuesta se debe enviar un resumen de no más de 500 palabras, precedido del nombre y apellido del ponente, alguna vinculación con universidad, colectivo, grupo de investigación, etc., y la referencia a una de las líneas temáticas propuestas en esta convocatoria que esté acorde con el resumen de su propuesta. El plazo final es el 31 de agosto y el mail de recepciones es [email protected].


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