Varias críticas desató el encuentro que este jueves el canciller de Irán, Mohamad Javad Zarif, sostuvo con su homólogo chileno, Heraldo Muñoz.
La reunión, la primera desde el inicio de la Revolución iraní en 1980 y que forma parte de una gira del ministro de Exteriores por varios países de América Latina -Cuba, Nicaragua, Ecuador, Chile, Bolivia y Venezuela-, tuvo como propósito desarrollar relaciones bilaterales en las áreas de comercio, cooperación y diplomacia, además de tratar posibles inversiones principalmente en el tema energético, ya que Irán es uno los principales productores de petróleo y gas natural del mundo.
Sin embargo, ya desde el martes, líderes de la influyente comunidad judía en Chile, expresaron su malestar y desacuerdo con la visita de Zarif, a quien acusan de representar un régimen que viola los derechos humanos. El director ejecutivo del colectivo Yonathan Nowogrodski sostuvo que : «Un país como el nuestro que vivió lo que es la falta de los derechos humanos no puede darse el lujo de transar con un régimen que violenta las minorías y que niega el holocausto y las grandes catástrofes que no solamente afectaron al pueblo judío, sino también a toda la humanidad».
A este comentario, se sumaron las declaraciones que este jueves señaló a los medios, ante los que calificó de «catastrófico» el encuentro entre ambos países e indicó que afianzar sus relaciones podría ser «un trampolín para todo lo que es terrorismo internacional».
Ante las palabras de Nowogrodski, es razonable plantearse, ¿con qué legitimidad la comunidad judía de Chile puede lanzar semejante discurso relacionado con los derechos humanos, las minorías y los regímenes autoritarios? ¿Por qué al representante de la comunidad hebrea no le importó la visita del presidente turco Recep Tayip Erdogan, del pasado mes de enero, agendada con los mismos fines y quien es mundialmente conocido por su fuerte represión contra el pueblo kurdo?
El analista internacional Pablo Jofré respondió estas preguntas a El Ciudadano. Jofré se refirió a «la comunidad sionista» -para señalar que se trata de una cuestión política que hay que separar del aspecto religioso- y explicó que «presenciamos un llamado a la política del terror respecto a que Irán representaría una avanzada del yihadismo mundial que se instalaría en Chile y podría generar situaciones de conflicto y atentados terroristas». Para él, esto es «irresponsable, histérico y representa una visión desproporcionada de la realidad».
El experto también apuntó que este tipo de relato «hace pensar que no hay una autocrítica del sionismo respecto al accionar que los propios sionistas tienen en relación al pueblo palestino». Y agregó: «Las acusaciones que ha hecho la comunidad sionista, absolutamente minoritaria en el país y con una llegada tremenda con el Gobierno, son las mismas que se hacen, con hechos prácticos y concretos, al régimen de Israel contra el pueblo palestino: terrorismo, persecución a las minorías, persecución al pueblo, asentamientos ilegales».
De seguro, tras los miedos y las alertas verbalizados por Yonathan Nowogrodski, lo que hay también es un temor a que Chile empiece a conectarse con otros países que salen y se oponen a las órbitas de Israel y sus eternos aliados estadounidenses. Puertas que se puedan abrir al país pero que para la estrategia y el lobby israelí representan amenazas a sus negocios e intereses económicos y geopolíticos.
En este sentido, Pablo Jofré indicó que, siete meses después de que se levantaran las sanciones internacionales contra Irán, el país persa «está saliendo mucho más al mundo y América Latina es un continente que le intersa a Irán, con quien ya tenía relaciones y asentamiento económico a través de los países miembros del Alba». «Que Chile se una a eso es muy favorable«, concluyó.
Sólo en un año, desde la suspensión de las sanciones, el comercio entre Chile e Irán aumentó en un 200%. Todo un indicador de las posibilidades que se abren para ambas naciones.
Mensaje del colectivo LGBT para Zarif
Otra de las voces que criticó la visita del canciller iraní fue la del Movilh que, a través de un comunicado, acusó a Teherán de ser responsable directo de «las torturas y asesinatos contra lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales».
«Consideramos en extremo grave la visita de una autoridad cuyo Estado sanciona la homosexualidad y la transexualidad con latigazos, penas de muerte y terapias de reconversión que a los ojos de todos los estándares internacionales constituyen violaciones a los derechos humanos», añadió la organización.
La preocupación también fue manifestada por la Fundación Iguales que, a través de un comunicado, aseguró que su presidente ejecutivo, Luis Larrain, se reunió con el Director de Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores, Hernán Quezada. Éste garantizó a los activistas que «el canciller chileno manifestó su preocupación a Zarif, en más de una oportunidad, por el atropello a los derechos de la diversidad sexual en Irán» y agregó que «que mantengamos relación con ellos no quita que vayamos a condenar las violaciones a los derechos humanos».
El país asiático es uno de los ocho del mundo en los que se castiga con pena de muerte la homosexualidad.
Meritxell Freixas
@MeritxellFr