Cada país decide acerca de su modelo político y las características de su democracia. Al menos eso es en la teoría. En la realidad del mundo actual, algunas naciones tienen mas ese derecho que otras.
Si lo que ocurre en la política de Italia fuese imitado en algún país latinoamericano o africano, sobrarían acusaciones de dictadura, imposiciones o autoritarismo. Total, sólo en el llamado Primer Ministro tienen la «sabiduría» para impedir que el pueblo no elija directamente a sus gobernantes y que esto no signifique problema alguno.
En Italia, los procesos electorales nacionales sirven para elegir un Parlamento, con unas condiciones un poco desequilibradas, pero a fin de cuentas, lo elige. Luego las fuerzas políticas allí representadas se ponen de acuerdo, negocian y postulan al Presidente un Primer Ministro. En el caso italiano jamás ha sido una mujer.
Pero muchas, veces el electo no es ni siquiera el que promovieron y postularon lo partidos durante sus campañas electorales. Puede ser al final alguien que los ciudadanos ni siquiera se imaginaban.
Conte es el quinto seguido no electo
Giuseppe Conte aceptó este miércoles el encargo del presidente Mattarella para formar gobierno. Si lo logra será el quinto primer ministro consecutivo en no ser elegido en las urnas, tras Mario Monti, Enrico Letta, Matteo Renzi y Paolo Gentiloni.
Se sigue así, al pie de la letra, el artículo 92 de la Constitución de Italia: «El Presidente de la República nombra al Presidente del Consejo de Ministros y, a propuesta de este, a los ministros».
Italia ha tenido 64 gobiernos en los últimos 72 años. Pero es su sistema, nunca Bolivia, Angola, Venezuela o Laos han anunciado sanciones para que esa nación europea cambie su formato o le permita a su pueblo elegir directamente a su Primer Ministro, sin las cartas bajo la manga de los partidos del sistema.
Otro dato mas, Conte ni siquiera fue electo al Parlamento, forma parte de la directiva de la Cámara de Empresarios de Italia. Pero fue postulado por el Movimiento 5 Estrellas, al que las grandes agencias de noticias califican como «antisistema»