El parlamento de Costa Rica aprobó, el pasado jueves 1 de julio, recibir un contingente de más de 13 mil soldados estadounidenses, así como un alto número de buques de guerra, incluyendo un portaaviones nuclear, el USS Making Island. Las fuerzas militares arribarían al país en los próximos 6 meses y se estacionarían durante un año, con el objetivo de combatir al narcotráfico.
La medida fue apoyada por los parlamentarios de los partidos de derecha “Liberación Nacional (PLN), “Movimiento Libertario” (ML) que se encuentra en el gobierno, y de “Renovación Costarricense”, mientras los miembros de los partidos de “Unidad Social Cristiana” (PUSC), “Partido de Acción Ciudadana” (PAC) y “Frente Amplio” se opusieron.
El diputado José María Villalta, de este último partido, cuestionó la decisión, pues se estaría dando un cheque en blanco a las fuerzas militares de los Estados Unidos, permitiéndoles hacer “lo que les dé la gana en el territorio nacional”, según el periódico El País de Costa Rica. Este mismo partido, en su página web, afirma que Estados Unidos “aplica la estrategia de “dominación del espectro completo”, que incluye acciones ofensivas como el golpe de Estado en Honduras, la instalación de bases militares en Colombia, la “ocupación limpia” de Haití tras el terremoto o las maniobras militares en el mar Caribe”.
OPOSICIÓN DE SINDICATOS Y ORGANIZACIONES SOCIALES
Pero no solamente partidos políticos y parlamentarios se oponen a la decisión del gobierno de la presidenta Laura Chinchilla (en la fotografía, junto a Obama). La Confederación General de las y los Trabajadores (CGT) y el Sindicato de Empleados de la Universidad de Costa Rica (Sindeu) emitieron una declaración conjunta en la que afirman que la presencia de los soldados extranjeros en el país constituye “una grave afrenta en contra de la soberanía nacional”. Los sindicatos dijeron también que “Esta acción militar es incongruente con una verdadera lucha contra el narco-negocio, y como es obvio, con este armamento no se pueden atacar los problemas sociales que son las verdaderas causas de la drogadicción”.
Las organizaciones de trabajadores firmantes, terminaron su comunicado exhortando “a todo el pueblo costarricense, a las organizaciones sindicales, estudiantiles, campesinas, de mujeres, ambientalistas y comunales” a unirse en contra de la presencia militar. En esa línea, convocaron a todas las organizaciones del país a concentrarse el lunes 26 de julio en la Asamblea Legislativa a partir de las 12 del día y “durante el tiempo que sea necesario”, para forzar la retirada del ejército de los Estados Unidos.
UN PAÍS SIN FUERZAS ARMADAS
Costa Rica fue el primer país del mundo en abolir el ejército por ley el 1º de diciembre del año 1948. En esa época el mundo recién estaba revisando las heridas dejadas por la Segunda Guerra Mundial en los diferentes países que se vieron involucrados. Además, ya se vislumbraban en el horizonte los conflictos entre la Unión Soviética y Estados Unidos, que se mantendrían con altos y bajos hasta principios de la década de los 90. Fue precisamente en esos momentos, cuando el general José Figueres, que había triunfado recientemente en una guerra civil, decidió disolver las fuerzas armadas, lo que fue incorporado en la Constitución política al año siguiente, luego de derrotar un intento de golpe de Estado. La fecha es conmemorada todos los años como “el día de la abolición del Ejército”.
Las fuerzas armadas de Costa Rica habían llegado a ser consideradas las más poderosas de Centroamérica a finales del siglo XIX, según afirmó Fernando Durán, ex director de la Fundación Arias para la Paz y el Progreso Humano, en el sitio en Internet de Radio Francia Internacional.
En estos 62 años, el país sólo ha contado con la “Fuerza Pública”, policía de 10 mil efectivos, que se encarga de resguardar el orden público entre los 4,5 millones de habitantes.
Por Felipe Ramírez Sánchez
El Ciudadano