La semana pasada el fiscal adelantó su regreso desde Europa, donde se encontraba de vacaciones con su hija, y el miércoles acusó a la presidenta, el canciller Héctor Timerman y otros dirigentes de acordar un pacto de impunidad con Irán que implicaba, según su denuncia, que Argentina pediría la baja de las notificaciones rojas de Interpol que pesaban sobre ciudadanos iraníes sospechados de participar del atentado contra la mutual israelita a cambio de petroleo.
Los medios de todo el país, y otros de distintas partes del mundo, se hicieron eco de la noticia y esa misma noche el fiscal le dio una entrevista al canal de noticias TN donde aseguró, entre otras cosas, que el memorandum de entendimiento suscripto por Argentina e Irán para avanzar en la investigación del atentado era en realidad un pacto de impunidad.
La denuncia, de tamaña magnitud y presentada además durante el receso judicial, estaba basada, según explicó, en escuchas telefónicas realizadas sobre el teléfono de un ciudadano iraní que, dijo, hablaba con un agente de inteligencia y con dirigentes políticos.
El mundillo judicial sintió el impacto de la noticia. Desde un principio ninguno de sus colegas entendió el motivo del fiscal para presentar la denuncia durante la feria judicial. El kirchnerismo asoció el accionar del fiscal con la salida del temido espía Antonio “Jaime” Stiusso de la Secretaría de Inteligencia.
Nisman había presentado la denuncia en el juzgado que encabeza Ariel Lijo, magistrado que trata de esclarecer el desvío de la investigación del atentado en la década del 90, y fue la jueza María Servini de Cubria, de turno en la feria, la que rechazó habilitar el período para investigar el tema porque, entre otras cosas, no había sido acompañado con los “elementos probatorios”.
Al conocerse la noticia de que la feria no le había sido habilitada, Nisman dijo que le parecía lógico que eso ocurriera porque había presentado la extensa denuncia pero no las pruebas porque, dijo, no había llegado a copiar toda la información en los CD que debía presentar.
La seguidilla de decisiones que tomo el fiscal -el regreso adelantado de sus vacaciones y la presentación de la denuncia cuando todavía no tenía lista las pruebas- evidenciaron que Nisman estaba apurado: nunca explicó qué o quién era el motivo de esa prisa.
En esos días frenéticos se cruzó también, a través de los medios, con el canciller Timerman y con el juez que lleva la causa central del atentado contra la mutual israelita, Rodolfo Canicoba Corral.
Nisman expuso en dos declaraciones a la prensa -una el jueves y otra el viernes- documentos que indicaban que el gobierno nacional no había promovido la desactivación de las notificaciones rojas sobre ciudadanos iraníes.
Incluso exhibió un correo electrónico de quien fuera secretario General de Interpol entre 2003 y 2014, Ronald Noble, en el que se aseguraba que Argentina siempre bregó porque esas notificaciones permanecieran vigentes.
Canicoba Corral cuestionó el accionar del fiscal por no haberlo puesto al tanto de la investigación que estaba realizando, por no mandar la denuncia a sorteo, e incluso lo sostuvo que el fiscal pudo haber incurrido en actos ilegales con su denuncia.
El tenor de su denuncia hizo que la oposición lo convocara al congreso para que diera los detalles que, según decía, no había podido dar ante los medios para no violar el secreto de inteligencia.
La convocatoria realizada por la diputada del PRO que preside la comisión de Legislación Penal, Patricia Bullrich, desató la polémica entre el oficialismo y la oposición: el kirchnerismo aceptó la idea pero exigió que se hiciera ante los medios de comunicación.
Bullrich, como otros legisladores y también varios periodistas, se comunicó por última vez con Nisman el sábado: hoy se presentaría en el Congreso.
Desde el ministerio de Seguridad informaron que Nisman le había dicho a su equipo de custodios que los vería el domingo a las 11 de la mañana. Pero no se presentó a donde los había convocado.
Preocupados, los custodios contactaron a su familia porque el fiscal no respondía sus llamados, por lo que acudieron con la madre de la víctima al departamento del piso 13 de una de las torres del complejo Le Parc, en Puerto Madero, donde finalmente fue hallado con un disparo en la cabeza.