Hace unas semanas, Felipe de Borbón y su esposa Letizia Ortiz visitaron Miami como reyes de España por primera vez. En 2013, habían estado por aquí como príncipes para participar en eventos relacionados con el Descubrimiento de la Florida por los españoles.
Entonces y ahora, tener la oportunidad de ver de cerca a los Reyes me ha traído a la memoria los meses anteriores a su boda celebrada el 22 de mayo de 2004. Por aquellos días muchos periodistas en España andábamos investigando el pasado de la joven presentadora de televisión, hija de periodista y enfermera, que se iba a convertir en la futura reina de España.
Es así, en medio de esa vorágine investigativa, como me encontré una fría mañana de noviembre de 2003 en un escueto ático del centro de Madrid donde vivía un mexicano de nombre Cuautemoc, que había estudiado la carrera de periodismo con la prometida de Felipe de Borbón. Recostado en el suelo observé sin pestañear un video grabado cuando la ilusionada periodista tenía 23 años y se disponía a viajar a Guadalajara, México, para iniciar sus estudios de doctorado.
En las imágenes, una flaquísima Letizia, en momentos con un cigarro en la mano, se mostraba entusiasmada con su aventura académico-profesional.
Letizia era entonces una joven comprometida, preocupada por la falta de alternativa política al PRI, por la imagen de los españoles en aquel México debido a la leyenda negra de la conquista y también por la inseguridad y la corrupción policial. Se mostraba muy natural, más progresista que conservadora y sin convicciones religiosas.
Aquel video se convirtió en un reportaje que produjimos en El Mundo y que se emitió en la cadena Antena 3 la noche del 18 de diciembre de 2003, en el del que yo era director.
Lo único que lamento de esta historia es que la dirección de Antena 3 en su empeño por no emitir algo que molestara a la familia real, envió al Palacio de la Zarzuela una transcripción completa de las palabras de Letizia Ortiz. Vi con mis propios ojos como el fax de la zona noble de la televisora escupía las páginas con dos párrafos tachados. Dos declaraciones que evidentemente no se emitieron. Hoy, diez años después voy a sacarme esa espina de mi conciencia -poco amiga de censuras- y voy a contar lo que entonces escandalizó a alguien del entorno del rey Juan Carlos.
La princesa de Asturias pensaba, cuando tenía 23 años, que el aborto es un derecho fundamental de la mujer y en otro momento de la entrevista declaraba su admiración por el líder de la guerrilla zapatista, el subcomandante Marcos.
Pensamientos chocantes para una representante de una institución conservadora. Puede que haya cambiado de opinión, o no, pero eso ya es otra historia.