Cuenta pública Piñera 2010: Populismo en cadena nacional

De corbata roja y sobre un Ford Galaxy descapotable se le vio hoy a Sebastián Piñera rumbo a su primera “Cuenta Pública”

Cuenta pública Piñera 2010: Populismo en cadena nacional

Autor: Director

De corbata roja y sobre un Ford Galaxy descapotable se le vio hoy a Sebastián Piñera rumbo a su primera “Cuenta Pública”. Acompañado del ministro de Interior Rodrigo Hinzpeter, llegó al Congreso Nacional, donde a pesar de la inasistencia de los ex presidentes Bachelet, Lagos y Aylwin, no se escatimaron palabras de elogios para los mandatarios que administraron y profundizaron tan bien el modelo económico heredado de la dictadura militar e implementado por los Chicago Boys.

Si bien en el espacio televisado en cadena nacional se debe dar cuenta del estado administrativo y político del país de acuerdo a lo establecido en la Constitución de la República (cantidad de dinero en arcas fiscales, reservas, deudas, etc.) en este caso,  el discurso se centró en promesas en torno a 7 ejes: delincuencia, crecimiento económico, empleo, salud, educación, superación de la pobreza y más democracia.

La crítica que ya se deja ver del ala concertacionista versa con que es imposible llevar a cabo todo lo ofrecido con un presupuesto nacional cuya porcentaje destinado al gasto social ha sido recortado en regiones tras el terremoto.

Peor aún, muchos de sus anuncios van más allá de los 4 años de gobierno que le corresponden, con lo que se saca pesos de encima, pues habló de resultados a obtener en 10 años más, especulando como ya es costumbre.

Una hora y cuarenta y nueve minutos duró la puesta en escena del magnate presidente, quien con un discurso de corte populista en extremo, intentó dejar conforme a una nación donde el descontento social crece día a día, a pesar de que éste no se haya demostrado a la fecha con todas sus fuerzas en las calles. Reflejo de ello,  la baja concurrencia de ciudadanía a la movilización en las calles porteñas.

Llama sin duda la atención cómo Piñera poco a poco va haciendo un robo simbólico y de discurso de la tradicional izquierda y quienes se autodenominan progresistas. Sus equipos visten de chaquetas rojas, prefiere él también el mismo tono de corbata para un acto tan importante como es la cuenta pública y junto a ello,  lanza frases durante su exordio que se prestan para la risa, como al decir “Estamos regidos por la soberanía del pueblo y un Estado de derecho”. Cuando el pueblo, al ser consultado por una encuesta de Naciones Unidas (PNUD 2003), declaró en un 7,3%  que estaba de acuerdo con este modelo económico y financiero, y que era el único posible. Más del 90% de los encuestados en total, declaró que era un sistema que favorecía a unos pocos y perjudicaba a los demás, y que debía modificarse. Es el mentado capitalismo neoliberal de mercado desregulado.

Definitivamente en estos tiempos no estamos regidos por la soberanía del pueblo, menos por un Estado de derecho,  siendo que decisiones soberanas de los pueblos de Chile y sus territorios, que en muchas latitudes se oponen al desarrollo de proyectos extractivos de materias primas y destructores del medioambiente, no son respetadas.
Y es que un presidente de Chile no puede andar hablando para engatusar, este debe cumplir su palabra empeñada y si habla por tanto de “patriotismo y lealtad”, de que la soberanía reside en el pueblo, pues debiese brindar las garantías mínimas necesarias que hagan que la voluntad popular sea quien haga carne su séptimo eje, la profundización de la democracia.

Mientras tanto, seguiremos viendo recortados los presupuestos de los pueblos con la excusa de la reconstrución; Piñera ratifica que la suma asciende a 30 mil millones de dólares y todos debemos pagar por ella, mientras las empresas mineras privadas se embolsan, de acuerdo al estudio del economista Manuel Riesco, 20 mil millones de dólares en los últimos años, pagando al Estado, cuando no eluden con resquisios tributarios como los utilizados por el propio presidente, sólo un 17% de impuestos. Menos de lo que paga usted o nosotros al comprar cualquier producto, y mucho menos de lo que paga al cotizar su salario, si tiene la suerte de contar con uno.

El Ciudadano


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