53 años lleva Andrés Zaldivar como personaje consolidado en política. Siendo el ministro más joven de Eduardo Frei Montalva en 1964, se ganó el apodo de «Chico»; pasó a engrosar las filas opositoras al gobierno de Salvador Allende en 1970. Defendió la idea de que las Fuerzas Armadas constituyen la «reserva moral» de Chile y que estaban llamadas a concluir con la Unidad Popular y el gobierno socialista para restablecer el viejo orden nacional.
Luego fue opositor a la Dictadura -cuando las Fuerzas Armadas decidieron que no harían un gobierno provisorio para devolverlo al Partido Demócratacristiano, sino que mantendrían la cabeza-; contribuyó a la articulación del mundo socialcristiano con el socialista, a condición de que este último se renovara y renunciara a sus viejas banderas de justicia e igualdad. En adelante, fue senador, precandidato presidencial para competir con Ricardo Lagos en las primarias de 1999 (perdió); nuevamente senador y, cuando perdió el escaño, fue ministro de Michelle Bachelet. Luego, de nuevo senador.
En su última posición, elevó a consigna que «en la cocina no caben todos» para justificar la negociación que llevó a espaldas del escrutinio público, en casa del economista Bernardo Fontaine, a propósito de la reforma tributaria que implementaría el Gobierno.
Andrés Zaldivar parece eterno.
Eso parecía pensar el transeúnte que increpó durante esta jornada al octogenario senador. En medio de una actividad en la calle, el peatón le espetó al adulto mayor: «¡Usted es una persona corrupta. Es hora de que jubile de la política!».
El senador reaccionó airado, enérgico, vehemente, y estiró su mano en lo que pretendía ser un certero empujón de invitación al connato. El «Chico» se pasó a «choro» en actitud. Pero las fuerzas ya no le acompañan. Su débil brazo solo se hundió en el que pretendía consagrar como contrincante. Su equipo asesor, presto y atento, acompañó al senador a guardarse fuera de vista de los presentes.
Puedes ver la escena en el video subido por El Dínamo aquí.