Aviones de la OTAN abrieron fuego esta madrugada -4 de septiembre- contra dos camiones cisterna secuestrados en Afganistán, provocando la muerte de unas 90 personas, en un incidente que podría desatar ataques de represalia contra soldados occidentales.
KUNDUZ, Afganistán (Reuters) – La OTAN dijo inicialmente que creía que los fallecidos eran todos insurgentes talibanes, pero luego informó de que muchos civiles estaban siendo atendidos en hospitales de la zona.
Los residente locales dijeron que sus familiares estaban recogiendo combustible de los camiones secuestrados y fueron quemados vivos por la gigante explosión.
El Gobierno del presidente Hamid Karzai dijo que 90 personas murieron y que se estaba realizando una investigación.
«Ningún civil debe resultar herido durante operaciones militares», dijo Karzai a través de un comunicado. «Apuntar a civiles no es aceptable bajo ninguna circunstancia», precisó.
El incidente, que ocurrió en la provincia norteña de Kunduz, podría reactivar el odio contra las tropas extranjeras dos meses después de que el nuevo mando de Estados Unidos y la OTAN en el país anunciara medidas para reducir el número de víctimas civiles, que según expresó estaban minando la guerra.
La comandante Christine Sidenstricker, responsable de prensa de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF por su sigla en inglés), dijo que las autoridades afganas habían informado del secuestro de dos camiones cisterna. Aviones de la OTAN los avistaron en la ribera de un río.
«Después de observar que sólo había insurgentes en la zona, el comandante de la ISAF ordenó los ataques aéreos que destruyeron los camiones cisterna y mataron a un gran número de insurgentes», afirmó.
«El ataque fue contra los insurgentes. Son quienes creemos que han muerto. Pero estamos investigando completamente» las informaciones sobre muertes civiles, dijo.
Consultada sobre cómo podrían saber los pilotos si entre la multitud que rodeaba los camiones había civiles, Sidenstricker respondió: «Basándose en la información disponible en la zona, los comandantes creyeron que eran insurgentes».
AUMENTA LA INSEGURIDAD
El comandante de la ISAF, brigadier general Eric Tremblay, dijo más tarde que «basado en la información que estamos recibiendo de Kunduz, parecería que muchas víctimas civiles están siendo evacuadas y tratadas en los hospitales locales».
«Tal vez haya un vínculo directo con el incidente que ocurrió alrededor de los dos camiones cisterna», agregó.
El incidente, cerca de la frontera con Tayikistán, subraya la inseguridad creciente en el norte del país, una zona que se consideraba segura pero donde los ataques de los talibanes se han hecho más frecuentes, mientras combatientes reafirman el control de áreas remotas.
Los talibanes consideran los cargamentos de combustible un blanco estratégico porque las fuerzas de la OTAN dependen de ellos.
La zona de Kunduz está patrullada principalmente por el contingente alemán de la OTAN, al que Berlín impide operar en zonas de combate más al sur.
El incidente podría sumar controversia a la participación de Alemania en la guerra, que es ampliamente impopular entre los alemanes.
Alemania confirmó que su comandante en el área dio su aprobación para que el avión abriera fuego. Un portavoz del Ministerio de Defensa en Berlín dijo que cree que más de 50 combatientes murieron y que no tenía información sobre la muerte de civiles.
Por su parte, el secretario de Estado de Asuntos Exteriores de Reino Unido, David Miliband, hizo un llamamiento para una «investigación rápida y urgente».
«Es un momento vital para que la gente de Afganistán y la OTAN se una», dijo a la cadena de televisión británica Sky News. «Tenemos un compromiso muy fuerte de la OTAN, necesitamos un fuerte compromiso afgano y obviamente incidentes como éste sólo pueden minar eso», enfatizó.
NUEVAS ORDENES
Según las nuevas órdenes emitidas en julio por el comandante general de ISAF, el estadounidense Stanley McChrystal, se supone que los aviones no pueden abrir fuego a menos que puedan confirmar que no hay posibilidad de que civiles pudieran resultar heridos o que responan a una amenaza inmediata.
Las autoridades provinciales, que también podrían enfrentarse a una reacción negativa por la muerte de civiles, dijeron que habían muerto tanto combatientes como civiles.
Mohammad Omar, el gobernador provincial, dijo que él pensaba que la mitad de las víctimas mortales eran militantes, mientras que el jefe de la policía provincial, Abdul Razzaq Yaqubi, dijo que 55 de los 90 muertos eran combatientes.
«Mi hermano resultó quemado cuando la aviación bombardeó los camiones cisterna. No sé si está muerto o vivo», dijo llorando Ghulam Yahya, uno de las decenas de pobladores reunidos en las puertas del Hospital Central de Kunduz.
Mohamad Sarwar, un líder anciano tribal de la provincia, declaró que insurgentes talibanes habían secuestrado los camiones y estaban repartiendo el combustible entre una multitud de aldeanos cuando fueron bombardeados.
«Culpamos tanto a los talibanes como al Gobierno», afirmó.
Un portavoz talibán, Zabihullah Muyahid, dijo que los insurgentes habían capturado los dos camiones cisterna. Uno quedó atrapado en el barro en una aldea y los combatientes fueron a intentar remolcarlo cuando sus habitantes empezaron a recoger el combustible y la multitud fue atacada.
Foto: Reuters