El crespo congresista tiene 40 años, dos hijos, es socialista y de origen vasco. Nacido el ‘66 en Viña del Mar, se declara amante de los trenes, hincha y socio del Arturo Fernández Vial. Estudió derecho en la Universidad de Chile, y cursó dos magíster en España para ser hoy uno de los parlamentarios jóvenes que está dando que hablar por traer consigo ideas revolucionarias para la administración política del país. “He aprendido mucho de la realidad europea”, nos cuenta, mientras compartimos un express en un céntrico café valdiviano.
-Cómo ha sido su inserción en el mundo parlamentario ¿Se siente acogido, distanciado? Cuéntenos.
-Esto para mí es un desafío, es un mundo nuevo que no conocía en primera persona. He tenido la suerte de poder integrarme estudiando y observando todo lo que ocurre en la cámara, la que a mi juicio tiene un importante proceso de renovación donde, de los 120 diputados, 42 somos rostros nuevos. Me ha tocado asumir la Presidencia de la Comisión de Gobierno Interior, donde se centró la discusión de la Nueva Región y que se dé ese cargo a un diputado nuevo, es algo bastante inédito. Puedo decir que me siento muy bien, incluso me he encontrado con viejos amigos como el diputado Álvaro Escobar, con quien hicimos la memoria juntos en la universidad.
-Y respecto al proceso legislativo, ¿lo ve lento, ágil, cercano o distante de la ciudadanía?
-La cámara para mí tiene una doble dimensión: es un gran centro de producción legislativa y un gran centro de discusión política y social. Uno a veces quisiese hacer mucho más, pero como balance puedo decir que me sorprende la gran cantidad de cosas que ocurre en su interior, no obstante, es vital la capacidad que uno tenga como parlamentario de volcar estos hechos, especialmente en la zona que uno representa, en una interacción mayor de ciudadanía y parlamento. En resumen, para mí el parlamento no tiene que estar lejos de la gente: en la cámara tienen que confluir los ciudadanos comunes y corrientes, quienes puedan llevar y hacer manifiestas sus inquietudes. En esta materia es donde -en la comisión que presido- estamos revisando en estos momentos la Ley de bases para la Participación Ciudadana.
-Por cierto muy esperada por la sociedad civil, pero cuéntenos ¿De qué forma espera usted acercar el parlamento a la gente?
-Hace poco se votó el reglamento de funcionamiento de la Cámara y había una tremenda discusión de si las comisiones podían funcionar fuera del edificio del Congreso Nacional. Mi voto fue a favor. Yo quiero traer por ejemplo a la Comisión Nacional de Medio Ambiente a que sesione en Valdivia, que recorran el humedal, que reciban las opiniones de los pescadores, de los empresarios, de las organizaciones, de los actores involucrados.
Pero este tema aún no se zanja ya que los diputados -sobre todos los de la V región- se oponen, ya que piensan que a través de ese proceso se va a ir trasladando el Congreso.
La idea es que cada comisión se acerque y sesione cercana al tema en el que se encuentra trabajando. Hace poco discutimos el tema del salmón, debiésemos habernos constituido en la zona salmonera.
-¿Qué le parece que altos funcionarios de Conama, como el de biodiversidad, se estén trasladando del sector público al privado, como si nada?
-En buen castellano, me parece impresentable. Esto es una incompatibilidad tremenda que queremos frenar con un proyecto de ley de la bancada joven. No puede ser que, mediante una puerta giratoria, funcionarios que estaban en una posición de reguladores y fiscalizadores de la empresa privada figuren al día siguiente o al mes después, asesorando por cifras cuantiosas a grandes empresas. Éticamente, esto no corresponde.
-El proyecto apunta al traspaso del mundo público al privado ¿Que hay del tránsito inverso?
-Si bien esto no está en el proyecto de ley, me parece que podría ampliarse en el doble sentido y discutirse el concepto. Es un tema importantísimo en el que no se puede sacar el bulto a la situación.
-¿Cómo ve la acción del apoyo que prestó la Armada y carabineros al barco investigador de Celco, en Mehuín?
-Me pareció incorrecto, se lo señalé al Ministerio del Interior, al Intendente y a las policías. Visité Mehuín y los pescadores se sentían claramente amedrentados por el fuerte contingente que llegó a la zona. No deseo ni me gusta ver a nuestras fuerzas de seguridad sirviendo de guardia pretoriana de una empresa.
-Michelle Bachelet tendrá que enfrentar un gran desafío, que es el tema del Gobierno Ciudadano ¿Cuál es su opinión al respecto?
-Creo que es ella una mujer que le ha tenido que ganar a la vida y que no pertenece a la elite política y, desde esta perspectiva, en su periodo de cuatro años ella tiene mucho para demostrar. No podemos sacar la foto de un día.
-Diputado, dentro del programa de gobierno de la Presidenta está el tema de la Iniciativa Ciudadana de Ley, ¿Cómo enfrenta Alfonso de Urresti el tema?
-Absolutamente Iniciativa Ciudadana de Ley, absolutamente Iniciativas Ciudadanas locales. Soy un absoluto defensor del municipalismo, del gobierno local, la democracia comienza en el espacio más próximo, en el local.
Sin embargo, pienso que existe un defecto: la gente espera demasiado que las leyes resuelvan el problema de la participación, que las leyes resuelvan el problema medioambiental, pero creo que el proceso va por un cambio cultural de la ciudadanía hacia los problemas que enfrenta. Es entonces cuando la ley debe reconocer la realidad. La ley sirve, refuerza, mejora, pero no es el detonante básico.
-Frente al tema de la elección de las autoridades, el sistema binominal ¿Cómo se manifiesta usted?
-Como regionalista convencido. Estamos impulsando que el cambio al sistema binominal vaya aparejado de un cambio del sistema de elecciones de los gobiernos regionales. Soy un convencido que debemos establecer que los consejeros regionales sean electos democráticamente, directamente por sufragio popular y que tengamos un ejecutivo regional también elegido por la ciudadanía.
-¿Que posibilidad ve de un Chile federal?
-Una bella utopía de quienes creemos en un regionalismo avanzado. Existe un trauma en Chile por antiguos intentos, pero creo que hoy la realidad es distinta. He estudiado modelos comparados sobre todo de países europeos, quienes se han desarrollado de una forma veloz mediante la descentralización. Pero esto son los temas que los parlamentarios de regiones, sobre todo los que venimos de cunas federalistas, como Valdivia, debemos ir instalando.
Soy un absoluto convencido de que un cambio de este tipo le haría muy bien al país, el centralismo de Santiago es agobiante, descomunal y no existe un contrapeso con lo que se invierte en regiones.
-Usted menciona la palabra utopía ¿Cuál es para usted el sistema político ideal para Chile?
-Si me apuras un poco, creo que el ideal sería un sistema parlamentario. Pero uno no puede desconocer la historia: el parlamento chileno es uno de los 3 más antiguos del mundo aunque estemos bajo un régimen presidencialista. Pero en lo inmediato, lo que tendríamos que hacer es propiciar la formación de organizaciones ciudadanas reconocidas por la autoridad con financiamiento y capacidad de incidencia, dar mayores atribuciones a los concejales y más recursos a los alcaldes. En los gobiernos regionales, claramente hay un gran desafío: debe existir un Intendente, pero a la vez un presidente regional elegido por la ciudadanía, como también los consejeros regionales. A esta altura del siglo XXI no podemos continuar con autoridades designadas.
-Frente a la problemática de Osorno, que al parecer se suma a la Nueva Región de los Ríos, ¿Cuál es su posición?
-Cuando se discutió el tema con el Ministro del Interior de ese entonces, Andrés Zaldívar, se establecieron acuerdos políticos y parámetros que no se discuten y que son el piso del proyecto: Región de los Ríos, capital Valdivia; Provincia del Ranco, capital La Unión. Si se incorpora Osorno, que lo haga sin condiciones, sin chantaje.
Si sumamos la provincia de Osorno y la de Valdivia sin una tercera provincia, eso es generar un empate, una parálisis, es un matrimonio mal avenido. Y eso, yo no lo voy a aceptar.
Remos