Imperdible (*). Que se juzgue el título de esta nota a partir de las respuestas del Presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara en entrevista difundida por la prensa capitalina en Internet (estuvo titulada con vínculo algunas horas). El periodista Alberto Labra interroga a Pablo Lorenzini: “¿Cómo evalúa la negociación entre el gobierno y RN?”, y el diputado de la DC responde: “El ministro Alberto Arenas dijo que el corazón de la reforma no se tocaba, porque ahí está el 89% de los recursos. Cumplimos con la Presidenta. Sin embargo, va al Senado y empieza a cambiar sorpresivamente. Y es justo cuando el ministro vuelve de EE.UU. La Cámara queda mal.”
El periodista le permite a Pablo Lorenzini ahondar en su explicación cuando le pregunta acerca de una presunta reunión entre Arenas y ejecutivos de empresas norteamericanas instaladas en Chile y, por lo demás, opuestas al alza del pago de tributos al Estado chileno: “¿Se refiere a que estuvo con empresarios en EE.UU.?” y la respuesta del Presidente de la Comisión de hacienda es la siguiente: “Alguien dirá que ahí está la matriz de las multinacionales (en los EE.UU) … Se empieza a eliminar teóricamente el FUT, pero le abre boquetes por debajo de la mesa, posibilidades que un buen asesor tributario sabe utilizar.”
En lenguaje popular y coloquial, el ministro socialista Arenas, de quien habíamos dicho que era un economista neoliberal de la U. de Chile, disfrazado de reformista, es un político débil que sucumbe ante las presiones de los poderes económicos, “que se vendería”. Es lo que sugieren las palabras de Lorenzini quien nos da toda la razón acerca del carácter de las reformas implementadas por el Gobierno de la Nueva Mayoría y consensuadas ayer con la derecha en el Senado cuando afirma: “va a ser una reformita (la tributaria), un poco más interesante que la que hizo Piñera. Algún día espero que en este país podamos hacer una reforma para la gente, para las regiones y que paguen los que tengan que pagar”.
El mismo diputado expresa claramente cual es la función del Senado (según nosotros, una institución que habría que eliminar para crear una sola Asamblea Nacional elegida por el sistema proporcional): un espacio de consenso en torno a los intereses dominantes: “Vámonos al Senado, allá nos va a ir bien”. “Si allá podían hacer lobby e influir. El corazón de la reforma está siendo herido, irremediablemente.” Y Lorenzini remata: ¿Qué confianza puede tener uno a futuro cuando conversa con un ministro?
El protocolo de acuerdo que molesta al Presidente de la Comisión Hacienda fue firmado ayer en el Senado por lo más granado de la Concertación y de la derecha pinochetista: ALBERTO ARENAS DE MESA Ministro de Hacienda, RICARDO LAGOS WEBER Presidente Comisión de Hacienda del Senado, JUAN ANTONIO COLOMA CORREA Integrante Comisión Hacienda Senado, JOSÉ GARCÍA RUMINOT Integrante Comisión Hacienda Senado, CARLOS MONTES CISTERNAS Integrante Comisión Hacienda Senado, ANDRÉS ZALDÍVAR LARRAÍN Integrante Comisión Hacienda Senado.
Muchos ciudadanos, con ese cinismo casi natural, pero inducido por el mismo sistema político binominal para poder funcionar, lejos del control ciudadano, dirán: “ya lo sabíamos”, “son todos unos vendidos”. Las opiniones de nuestros compatriotas se apoyan en el hecho consabido que a) las campañas políticas y las máquinas partidarias del binominal son financiados por las multinacionales que saquean el país b) que los altos sueldos que tienen los políticos los transforman en una casta que no los obliga a responder de sus vueltas de chaqueta a quienes los eligieron, c) que la política en una democracia “representativa” es sinónimo del arte de saber mentir y d) que los ministros practican el ejercicio de las puertas giratorias con las grandes empresas y son serviles a los poderes económicos. Pero el cinismo no basta.
Estas verdades acerca del funcionamiento del sistema hablan por sí solas. Deben llevarnos buscar la unidad de la pluralidad de movimientos y demandas para cambiar el país.
De paso Lorenzini le envía un mensaje claro al Movimiento Estudiantil. Mucha debe ser la bronca del diputado DC cuando afirma —aludiendo al acuerdo de la Concertación con la derecha, en aquel puñalazo al movimiento estudiantil secundario que fue el reemplazo de la LOCE por la LGE: “que pasará lo mismo que con la reforma educacional. Vamos a terminar en dos años más abrazándonos todos. Bueno, entonces este es un gobierno igual que otros gobiernos …” y, otro uppercut directo al vientre blando de la Concertación ampliada: “No me vengan después con la ley de Isapres, AFP. Va a pasar lo mismo que con esto, puras mesas de consenso. Entonces, bueno, avancemos con el consenso. Es buena la política de consenso, pero, entonces, ¿por qué no elegimos presidentes de consenso?.”
Ni la bancada juvenil ha ido tan lejos en la denuncia de la política de los consensos y de los compromisos del Duopolio que organiza la vida política desde la dictadura. Cariola y Vallejo siguen la linea de partido que las lleva con su silencio a dar pruebas de un PC disciplinado y cuadrado con Bachelet, Boric anduvo perdiendo la brújula con sus apoyos tácitos a los movimientos sociales derechistas venezolanos y condena la desigualdad en abstracto, sin llamar a conferencia de prensa para denunciar la ley del salario mínimo y, Jackson, por su parte, sin capacidad de hacer distinciones, hace interesadamente una amalgama extremadamente peligrosa y poco seria entre la UDI y el movimiento estudiantil (**). Los parlamentarios jóvenes tendrían que pedir una comisión de investigación para obligar a Arenas a responder sobre una presunta reunión con empresarios mineros durante su reciente viaje al país de Barak Obama. ¿Si no, qué hacen ahí?
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