No sería nuevo afirmar que las encuestas fallan. Fallan mucho. Hace dos días algunos sondeos todavía daban por ganadora a Hillary Clinton. Los más optimistas hablaban de cuatro puntos de diferencia, incluso.
Estas predicciones fallidas se han relatado en las noticias como un error por parte de las encuestadoras. Hay otros que hablan de manipulación. Quizás esto último puede tener asidero si consideramos la capacidad de estos estudios a la hora de moldear expectativas ante escenarios futuros –expectativas que se transforman en alternativas; alternativas que se transforman en realidades. Podríamos sospechar de medios como The New York Times, por ejemplo, que vaticinó en reiteradas ocasiones una victoria segura de Clinton para las elecciones del 8 de noviembre. Quizás esa candidata se alineaba a los intereses del diario, sospecharán algunos.
Sin embargo, aunque pueda haber algo de cierto en estas teorías, lo concreto es que la elección de Trump pone en duda –otra vez– la legitimidad de este tipo de sondeos.
“Las encuestas no son una buena herramienta de medición. Seguimos creyendo en esta técnica porque es una especie de metáfora de la ciencia, y creemos que la ciencia es una metáfora de la verdad”, dice Fernando García, director del magíster en Política y Gobierno de la Universidad Diego Portales.
Este disfraz científico tiene un origen a mediados del siglo 20, y desde su creación –en departamentos con olor a marketing– ya tenía errores. “Las encuestas fueron creadas porque tenían cierta industria, pero están llenas de errores metodológicos, desde la forma que se hacen los cuestionarios, el muestreo, la tabulación de los resultados, la interpretación y el trabajo de campo”, dice García.
El analista toca un tema que es fundamental cuando habla de la elaboración de los cuestionarios, con respuestas preconcebidas, listas para ser elegidas. “La encuesta saca opinión de gente que no tiene opinión. Supongamos que yo estoy haciendo una encuesta. Te pregunto si estás de acuerdo con la reforma tributaria de Bachelet. Acorde a tu afinidad, y como no quieres aparentar ignorancia, respondes. Luego te pido que me expliques la reforma, y no la sabes”, termina.
Recordemos que este año las encuestas han tenido vaticinios errados no solo en Chile, con las elecciones municipales; también para el plebiscito por la paz en Colombia, y en el famoso Brexit de Inglaterra.