Así lo dijo el vicecanciller de Alemania, Sigmar Gabriel, durante un discurso en la ciudad de Homburg, escribe Glenn Greenwald, experiodista de ‘The Guardian’, en su artículo para ‘The Intercept’.
Concretamente, Estados Unidos amenazó con suspender la cooperación con los servicios secretos alemanes en el campo de la lucha contra el terrorismo. Según Gabriel, «nos dijeron quedejarán de advertir sobre amenazas de ataques terroristasen caso de detectarlas».
Eso significaría que, si la amenaza se materializa, los estadounidenses «literalmente permitirían que la población alemana fuera vulnerable a un ataque descubierto por los estadounidenses mediante la retención de la información de su Gobierno».
Si Snowden llegara a Alemania, Berlín estaría obligado a extraditarlo a EE.UU., concluyó el vicecanciller.
«Si esto es verdad, probablemente constituye la estrategia estándar que EE.UU. emplea para influir diplomáticamente en los países que quieren poner bajo su bota», dijo a RT Annie Machon, exagente del MI5.
En julio de 2014 el Ministerio del Interior de Alemania anunció que podría abandonar su antigua política de no espiar a sus principales aliados de la OTAN como respuesta al escándalo de espionaje con EE.UU., revelado cuando la oficina del fiscal federal alemán, con sede en la ciudad de Karlsruhe, informó de la detención de un hombre de 31 años bajo sospecha de ser un espía.
El agente doble, empleado del Servicio Federal de Inteligencia de Alemania, vendió alrededor de 218 documentos secretos de esta organización por un total de 25.000 euros al Servicio Secreto de EE.UU. Algunos de los documentos estaban incluso relacionados con la investigación de la comisión parlamentaria alemana sobre las presuntas actividades de espionaje realizadas por EE.UU. en el país europeo que fueron divulgadas por Edward Snowden.