Londres (apro).- Estados Unidos negocia un acuerdo secreto en Bagdad para perpetuar su poderío militar con una ocupación indefinida en Irak, sin importar los resultados de las elecciones presidenciales norteamericanas de noviembre próximo, y que provocará más violencia y conflicto en el país árabe.
Así lo dio a conocer el diario inglés The Independent en su edición del pasado jueves 5. Con base en un documento confidencial, la nota añade que los términos del acuerdo tendrán «consecuencias políticas explosivas» en Irak, llevando a esa nación a una eventual guerra civil.
Y es que, dice el periódico, las autoridades iraquíes temen que el plan implicaría que las tropas estadunidenses ocuparan bases permanentes en el país, lo que retraduciría en operaciones militares, arrestos de iraquíes y disfrutar de inmunidad bajo la ley iraquí. En suma, añade, «desestabilizará la posición de Irak en Oriente Medio y sentará las bases para un conflicto sin fin en la nación».
De acuerdo con el documento secreto, el acuerdo podría provocar también una crisis política en Estados Unidos.
The Independent informó, así mismo, que el presidente norteamericano, George W. Bush, quiere lograr dicho plan para el final del próximo mes, y de esa forma declarar una victoria militar, al afirmar que su invasión en Irak de 2003 «fue un triunfo absoluto».
En se sentido, el informe dice:
«Pero al perpetuarse la presencia militar de Estados Unidos en Irak, el plan a largo plazo amenazará las promesas del candidato demócrata a la presidencia norteamericana, Barack Obama, quien se mostró a favor de un retiro de tropas estadounidenses en caso de ser elegido presidente en noviembre próximo».
Según el reporte, que generó un verdadero revuelo en los pasillos de Whitehall (sede del gobierno británico), dicho acuerdo «podría beneficiar al candidato republicano, John McCain, quien ha afirmado que Estados Unidos está muy cerca de la victoria en Irak, una victoria que, según él, Obama pondrá en peligro si aprueba un retiro militar prematuro» del territorio iraquí.
Washington, dice, cuenta con unas 151.000 elementos del ejército en Irak, y tras la retirada de soldados el próximo mes, la cifra total de presencia militar caerá a 142.000.
Indica que bajo el acuerdo secreto, Estados Unidos retendrá unas 50 bases militares en Irak de forma indefinida, además de contar con inmunidad bajo la ley iraquí, tanto para soldados como para empresarios y contratistas de proyectos petroleros.
Según el documento, el plan contempla darle «vía libre» a los soldados norteamericanos para que arresten a iraquíes sin ningún tipo de orden judicial, y conduzcan operaciones militares en Irak sin consultar con el gobierno de Bagdad.
La naturaleza precisa de las demandas norteamericanas había sido mantenida hasta ahora bajo estricto secreto, para evitar que los medios de prensa internacionales criticaran la medida.
Pero ahora y tras la filtración del documento, se teme que lleve a más conflictos y violencia en Irak.
Otro de los puntos polémicos del acuerdo es que Estados Unidos también busca mantener el control del espacio aérea de Irak hasta los 8.830 metros de altura, y así continuar con sus políticas de «guerra contra el terrorismo» en ese país.
Uno de los objetivos principales del gobierno de Bush es poder lanzar campañas militares «sin tener que pedir consultas» a Bagdad, además de mantener un enclave militar, logístico y de guerra en la región de Oriente Medio.
El presidente estadounidense estaría determinado a forzar al gobierno iraquí a firmar sin modificaciones el llamado acuerdo «por la alianza estratégica» para finales de junio, aunque sabe que enfrentará serios escollos para lograrlo.
Ese plan secreto fue condenado de inmediato por las autoridades iraníes y árabes, que ven la medida como un intento de Estados Unidos para dominar sin escrúpulos la región.
Ali Akbar Hashemi Rafsanjani, el líder moderado iraní, declaró el pasado jueves 5 que dicho plan «creará una ocupación permanente» en la región.
«La esencia de este acuerdo es hacer de los iraquíes esclavos de los estadounidenses», subrayó el dirigente iraní desde Teherán.
Por su parte, el primer ministro de Irak, Nouri al-Maliki, estaría opuesto personalmente a los términos del plan secreto, aunque considera que su gobierno de coalición no podrá seguir en el poder sin el apoyo de Washington.
El acuerdo también empeorará la pelea existente entre Estados Unidos e Irán, principalmente sobre quién debería tener más influencia sobre Irak.
Aunque los ministros iraquíes han afirmado que rechazarán cualquier acuerdo que limite la soberanía de su país, los observadores políticos en Bagdad y en Londres sospechan que el pacto será firmado finalmente debido a las presiones norteamericanas.
The Independent indicó además que la única autoridad en Irak para detener el acuerdo secreto es el líder espiritual chiíta, el gran ayatola Ali al-Sistani.
En 2003, al-Sistani forzó a Estados Unidos a acordar un referendo por la nueva constitución iraquí y las elecciones parlamentarias. Sin embargo, considera que una pérdida del apoyo estadounidense debilitará a los chiítas iraquíes, que ganaron una mayoría parlamentaria en los comicios de 2005.
Lo cierto es que Estados Unidos está en contra que el nuevo acuerdo sea puesto bajo un referendo en Irak, ya que sospecha que en ese voto popular sería rechazado por una gran mayoría.
En ese sentido, el influyente clérigo chiíta, Muqtada al-Sadar, convocó a sus seguidores para que se manifiesten cada viernes contra la ocupación «indefinida» de las fuerzas norteamericanas en el país.
De acuerdo con el documento filtrado al periódico de Londres, el gobierno iraquí quiere demorar la firma del pacto secreto, pero la oficina del vicepresidente, Dick Cheney, «está presionando para que se apruebe».
Además, el embajador estadounidense en Bagdad, Ryan Crocker, «ha pasado semanas tratando de asegurarse la firma del acuerdo».
La firma del documento y de un tratado paralelo que proveerá de las bases legales para que las tropas norteamericanas sigan en Irak, es improbable que sea aceptada por la mayoría de los iraquíes.
Pero los kurdos, que componen un quinto de la población de Irak, probablemente favorecerán una presencia continuada de los soldados estadounidenses, de la misma forma que los sunnitas árabes, que quieren que las fuerzas de Washington diluyan el poder de los chiítas.
«Es una violación terrible a nuestra soberanía», declaró un político iraquí al diario londinense, pidiendo mantener su identidad bajo anonimato por razones de seguridad.
Ese funcionario explicó que si el tratado es firmado, deslegitimizará al gobierno de Bagdad, ya que será visto como un «perro faldero» de Estados Unidos.
«Será un subterfugio táctico que traerá más violencia desolación a Irak», concluyó el político iraquí. (9 de junio de 2008)
Por leonardo boix