El autogol que nos metió la “izquierda”

Y cuando todos creíamos que íbamos a meter el tan anhelado gol, cuando se habían alejado todos los fantasmas de las lesiones y la farándula, en un momento en que la alineación de los planetas nos favorecía, con dos jugadores expulsados en el bando contrario y más importante aún, cuando toda la barra había vuelto […]


Autor: Onnet

Y cuando todos creíamos que íbamos a meter el tan anhelado gol, cuando se habían alejado todos los fantasmas de las lesiones y la farándula, en un momento en que la alineación de los planetas nos favorecía, con dos jugadores expulsados en el bando contrario y más importante aún, cuando toda la barra había vuelto a creer, había izado todas sus banderas y se había hecho presente como una enorme marea roja en un estadio completamente lleno.

Nuevamente nos vencieron, nos apabullaron. Otra vez los hinchas nos retiramos decepcionados a nuestras casas.

Es que esos tres autogoles nos dejaron la moral en el suelo, ni hablar de los cinco que nos metieron los rivales. Entonces, Yo me pregunto ¿Con qué moral nos piden que vayamos al estadio la próxima vez?

Iba a ser un hecho histórico, inédito considerando el panorama actual. No obstante, no podía ser mejor este momento, nunca en este período postdictatorial habían coincidido la crisis neoliberal, el desgaste de la Concertación y la carencia de apoyo hacia la derecha. Hace bastante tiempo que el clima internacional no nos tiraba brisas cálidas para nuestro sector. Nunca como ahora la izquierda podía haber tenido posibilidades reales de aumentar significativamente su apoyo, y de paso dar una lección democrática a los hijos e hijastros de la dictadura.

Se habló profusamente de las elecciones de izquierda, de un mecanismo amplio, directo y transparente para elegir al candidato presidencial de nuestra colectividad. Se habló de nuevos aires y nuevos vientos, tal como se hizo en los antiguos spots electorales. En definitiva, se pretendía ventilar con aires democráticos las salas viciadas por los cigarrillos de la derecha (Concertación y Alianza)

Se enfrentaría con democracia a la exclusión del binominal, se contrastaría con transparencia a la corrupción Concertacionista y el tráfico de influencias de la Alianza.

Espantaríamos con nuestra luz, las sombras de la dominación y de las determinaciones del pasado.

Se abrieron así nuevas expectativas. Algunas personas volvieron a creer, incluso los medios cómplices del poder informaron sobre este próximo evento.

Todo hacía presagiar un buen segundo tiempo, se había diseñado una buena jugada que nos llevaría a la victoria.

Pero surgieron los primeros rumores, las primeras voces, las primeras declaraciones. Esos pequeños ecos que son preludio de las grandes catástrofes, esas pequeñas bisagras que con sus apagados sonidos anuncian que las antiguas máquinas burocráticas han vuelto a funcionar.

Todo se resumió en “estamos confeccionando el mejor mecanismo para elegir democráticamente a nuestro candidato unitario”. Luego surgió la famosa imposibilidad de realizar una consulta nacional. Para rematar, se destruyó todo este intento democrático cuando aparecieron nuestros ya viejos conocidos; los “delegados”.

Asamblea fue el eufemismo elegido para ocultar el manejo cupular que realizará la izquierda extraparlamentaria a mediados de Abril. Delegados es el concepto de democracia que manejan sus burocracias.

Y nuevamente nos vinimos abajo, nuevamente es desde arriba que se crean las redes de la izquierda. Nuevamente los vanguardistas trasnochados hacen gala de su incapacidad para representar a nuestro pueblo.

Así nos fuimos al carajo nuevamente, denuevo desaparecemos de la vida política y de la opinión pública. Posiblemente se repetirá nuestra actuación de Jóker en la baraja electoralista de la Concertación.

Quizás, habremos desaprovechado una inmensa oportunidad, condenándonos al segundo gobierno del Tucán o al primer gobierno del Piraña.

¿Dónde podemos encontrar alguna pizca de democracia directa o incluso representativa en la famosa Asamblea de Abril?

Todos sabemos bien a que se refieren con que de las “organizaciones sociales y sindicales” van a surgir los delegados que en la Asamblea dirimirán quien será el próximo candidato.

¿Serán esas numerosas organizaciones culturales y “sociales”, esos infaltables comités pro algo, las insuficientes brigadas por x, etc, las que realmente darán una opinión concreta de lo que sucede en Chile de manera general?

Por favor, no nos vengan con ese cuento. Sabemos perfectamente que en esas organizaciones no fluctúan más de cinco personas, por lo cual es imposible que sean representativas del sentir del pueblo. A su vez, hay suficiente evidencia de que las únicas actividades que realizan durante el año son estas famosas e inútiles asambleas, además de su apoyo a las candidaturas políticas de izquierda, junto con sus eventos y sus ínfimas marchas.

Es conocido además, que sus directores, sus dirigentes y sus participantes son los mismos apernados en las estructuras de los mínimos partidos de izquierda. Esos que se repiten los cargos en cuanta cosa de izquierda haya. Esos, cuyos parientes hacen del nepotismo una forma vivir. Esos, que son los que viven de los pitutos caídos de la mesa en la que comen los chanchos de la Concertación.

En resumen, cero posibilidades de ganar, tanto las elecciones como la confianza de la gente. Nula superación histórica de nuestros errores y derrotas, y la reiteración casi absurda de tropezarnos siempre con las mismas piedras. Ausencia absoluta de democracia, popularidad y ganas de construir un nuevo Chile, o dicho de otro modo, carencia absoluta de revolución, de lucha, de construcción, de crítica y de superación.

Nos metimos tres autogoles y nos metieron cinco de manera deshonrosa. Pero no se sorprendan amigos, el partido estaba arreglado. Parece que ahora tendremos estadio propio compañeros…

Anuncio: Navarro de un puñete derriba al árbitro, y mientras es retirado de la cancha junto a carabineros pareciera que se escuchan algunos aplausos. (Lástima que para jugar fútbol se necesitan once personas)

Por Onnet


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