-RM: ¿Cómo surgió la idea de tu libro «Figuras de la revolucion africana (de Kenyata a Sankara)»?
-Said Bouamama: Este libro nació a partir de una doble observación. Todos los activistas progresistas en África, todos los activistas sindicales, todos los actores de las luchas sociales saben más o menos profundamente quienes fueron los pensadores y los actores europeos u occidentales de las luchas por la emancipación. Sin embargo, en Europa y en particular en Francia, los pensadores y actores africanos de la revolución no se conocen. Debemos plantearnos las causas y consecuencias de esta ignorancia.
A esa doble observación hay que añadirle otra, que es la situación del continente africano hoy en día. África, al ser dependiente económicamente, saqueada en sus recursos minerales y energéticos, desestabilizada por golpes e intervenciones militares teledirigidas desde las capitales occidentales, etc…está siguiendo el camino contrario por el que combatieron Nkrumah, Fanon, Ben Barka, Sankara y otros como él. Es decir, el futuro exige a veces el deber de sacar las lecciones del pasado. Ahora bien, precisamente el período de la lucha anticolonial fue un período de intensa reflexión y movilización para construir una alternativa a la situación actual. Conocer ese período, sus figuras, sus esperanzas y sus teorías permite que emerjan las cuestiones de hoy en día, ya sea en África (la necesidad de las luchas radicales para romper con el sistema imperialista) como aquí (la necesidad de romper con las mentalidades coloniales que persisten mucho tiempo después del fin del colonialismo directo).
Conocer ese período y sus combatientes también implica tener consciencia del hecho de que la historia mundial es única, desde los inicios de la esclavitud hasta hoy en día. La disminución de las luchas anticoloniales y antiimperialistas es a la vez una causa y una consecuencia de la disminución de las esperanzas de transformación revolucionaria en Europa y el mundo, y viceversa. El capitalismo nació bajo la condición de destruir civilizaciones amerindias y establecer la barbarie de la esclavitud. No puede desaparecer sino es con la desaparición de la explotación de los países llamados del «tercer mundo», lo que permite ganancias extras como decía Lenin, con las cuales se adormece a los pueblos de los países imperialistas mediante las migajas (por cierto cada vez más minúsculas por la actual crisis sistémica). Además, si el internacionalismo es tan débil en Francia, precisamente se debe al desconocimiento por los activistas europeos de aquella magnífica epopeya de los combatientes africanos.
-RM: ¿Puede decirse que hoy el colonialismo está muerto?
-El colonialismo no es sino la extensión a las colonias de las relaciones capitalistas. Por lo tanto, no puede morir mientras subsista el capitalismo. Sin embargo, puede cambiar de forma al pasar de una dominación directa (el colonialismo clásico), a una forma indirecta (el neocolonialismo). Por otra parte, la existencia hoy en día de los países emergentes, y en particular de China, ofrece nuevas oportunidades comerciales, de desarrollo en los países africanos y en general en todas las antiguas colonias. Esto es inaceptable para las potencias imperialistas que reaccionan multiplicando los golpes de Estado y las nuevas guerras coloniales. Bloquear el acceso de China a los recursos, a los mercados o a la cooperación es la verdadera causa de las guerras, las particiones (como en Sudán) y la desestabilización. Lejos de estar muerto, el colonialismo conoce por el contrario una segunda juventud con la crisis sistémica del capitalismo. Como lo señalaba Frantz Fanon en 1961, el colonialismo nunca retrocede, se ve obligado a retirarse o a mantenerse, estando dispuesto a un lavado de cara. Sin la explotación de los paises africanos, el capitalismo no es económicamente viable. No hay capitalismo por un lado y colonialismo por el otro, sino que son las dos caras de un mismo proceso. La desaparición del colonialismo significa a corto plazo una crisis mortal para el capitalismo. De igual modo, el final del capitalismo significa la desaparición del colonialismo.
-RM: ¿Hay un panafricanismo del siglo 21?
-Las figuras revolucionarias que se describen en el libro son especialmente populares en África, lo que significa una conciencia embrionaria de la necesidad del panafricanismo. Todo el período abordado en el libro es la historia de una toma de conciencia de que un verdadero desarrollo autónomo, es decir que responda a las necesidades populares, significa que la emancipación nacional debe pensarse en un marco panafricano. Dar ese paso es lo que permite las complementariedades económicas, bases de acumulaciones y las solidaridades militares, sin las cuales todas las tentativas de rupturas revolucionarias son vencidas inmediatamente (mediante el asesinato, la intervención militar, fomentando golpes de estado, etc). Por tanto, existe una necesidad objetiva del panafricanismo.
La experiencia del ALBA confirma ampliamente esa necesidad positiva, al mostrar la posibilidad de una oposición victoriosa al imperialismo mediante una dinámica regional. Esa necesidad objetiva de panafricanismo no obtiene, por ahora, respuestas de tipo organizativo. Pero seamos materialistas: la necesidad objetiva suscita inevitablemente, a más o menos largo plazo, una respuesta subjetiva y organizativa. Pero eso es un asunto del pueblo africano. Lo que aquí debemos plantearnos es nuestra capacidad para desarrollar una conciencia anticolonial e internacionalista, con el objetivo de contrarrestar los sabotajes de las dinámicas de luchas nacionales, regionales y continentales que inevitablemente van a nacer en África. No hace falta decir que en Francia, hoy nos encontramos en el grado cero del internacionalismo, como lo demuestra la ausencia de fuertes reacciones a las nuevas guerras coloniales (e incluso el apoyo a éstas bajo pretextos humanitarios).
-RM: Dejando a un lado el tema de África (sin abandonarlo realmente)… usted firmó el llamamiento a (re)construir: ¿puede decirnos por qué y qué le motivó en esa convocatoria?
-Lo decia antes: la historia del mundo se ha vuelto unica desde el nacimiento del capitalismo y la extensión de la esclavitud, luego del colonialismo y del neocolonialismo a todo el planeta. Para mí es esencial actuar para que reaparecezca aquí una fuerza capaz de concebir el internacionalismo como parte integrante de la lucha contra el capitalismo. Ahora bien, los únicos momentos en que existió ese internacionalismo en Francia (de manera insuficiente e inadecuada, no lo bastante duradera, ya sea por razones de chovinismo en el interior mismo del movimiento obrero o de alianzas con los socialistas), es bajo la bandera del comunismo. También fue históricamente el discurso claro y consecuente de la Internacional Comunista en los años 20 del siglo pasado, lo que expresó claramente la relación entre el combate anticapitalista y anticolonial. Por esas razones, necesitamos que la expresión comunista vuelva a desarrollarse en Francia después de todas esas retractaciones de las últimas décadas.
Said Bouamama acaba de publicar «Figures de la Révolution Africaine (de Kenyata à Sankara)» (Editions La Découverte, 2014). También es el autor de «Les classes et quartiers populaires. Paupérisation, ethnicisation et discrimination», (Éditions du Cygne, 2009), «La France: Autopsie d’un mythe national» (Larousse, 2008) o «L’affaire du foulard islamique: production d’un racisme respectable», (Le Geai bleu, 2004), entre muchas otras obras.
Por Rouge Midi
Fuente: www.rougemidi.org
Traducción: Colectivo Investig’Action