El desafuero de Toledo, un nuevo desencuentro: PT-Morena, una alianza en duda

En el caso de Toledo, hay una serie de acusaciones por corrupción, pero uno de los episodios más recordados es la agresión sufrida por Claudia Sheinbaum al iniciar su precampaña

El desafuero de Toledo, un nuevo desencuentro: PT-Morena, una alianza en duda

Autor: El Ciudadano México

Por Arturo Rodríguez

Ciudad de México. El desafuero de Mauricio Toledo como diputado, resuelto en una acalorada sesión el miércoles 11, evidenció el deterioro de la relación entre Morena y el Partido del Trabajo (PT), aliado clave en el desempeño de la Cámara de Diputados que se renovará el próximo 1 de septiembre.

Aun con la definición de Benjamín Robles, el actual coordinador petista en la cámara, sobre no romper con Morena, el desafuero de Toledo –quien está fuera del país– motivó señalamientos de desaseo legislativo, así como venganzas desde una facción, pues señalan a Claudia Sheinbaum y su grupo de estar detrás del legislador desaforado por motivación política.

Aliado consistente de Andrés Manuel López Obrador en sus tres postulaciones a la Presidencia, el PT ha puesto sobre la mesa sus diferencias con la agenda legislativa a la que aspira el presidente desde antes del desacuerdo sobre el asunto Toledo: no votará la incorporación de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional ni respaldará el intento de eliminar las diputaciones plurinominales.

Reivindicando con frecuencia su “apoyo total” a López Obrador y la administración que quiso identificarse como la Cuarta Transformación, la postura anunciada por el líder moral petista, Alberto Anaya, quien coordinará la bancada que tendrá al renovarse la Cámara de Diputados, amagó desde la primera quincena de junio con la ruptura de la coalición.

El 16 de junio el PT fue enfático en expresar su rechazo a los temas mencionados, haciendo valer los 32 votos que tendrá en la próxima legislatura frente al gobierno y el partido Morena, contra el que acumula reclamos, pese a las declaraciones de apoyo incondicional.

Con intenso activismo internacionalista, la historia electoral del PT pasa por 10 elecciones federales en las que siempre se coloca al límite de perder el registro, señaladamente en 1991 y 2015, año este último en el que la anulación del distrito 1 de Aguascalientes le permitió –con el apoyo del PRD y Movimiento Ciudadano– superar apenas 3 % de la votación mínima para mantenerse en el sistema electoral.

Subsistiendo a base de alianzas electorales, sin superar jamás 4 % de las votaciones, en los comicios del pasado 6 de junio apenas obtuvo 3.36 % de los sufragios, no ganó ninguno de los distritos en los que contendió sin coalición y sin embargo consiguió los mencionados 32 legisladores.

La respiración artificial que le proporcionó Morena no fue ajena a sobresaltos, pues la aspiración del PT era alcanzar 198 distritos en coalición, lo cual no sólo revirtió Mario Delgado, sino que, en la ampliación, apenas le dejó 45 de las 188 candidaturas que fueron en alianza, lo que fue motivo de malestar petista, que debió conseguir 255 candidatos en una semana.

Ante la renovación de la Cámara de Diputados, los votos del PT se hacen indispensables para López Obrador: la coalición tendrá alrededor de 300 diputados, de manera que sin las 36-38 curules del partido de Anaya, le alejarían aun más de los necesarios 334 votos para alcanzar mayoría absoluta.

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Diferencias

El apoyo del PT a López Obrador y sus iniciativas, al aliarse con el partido mayoritario Morena, no ha sido incondicional: en el último año, al menos tres desencuentros han marcado su relación.

Al iniciar la actual legislatura, en agosto de 2018, el PT suscribió el Acuerdo Político de Unidad y Acción Legislativa, cuyo objetivo era “ratificar su respaldo absoluto al presidente López Obrador”, continuar la alianza con Morena y el PES en todos los órdenes de gobierno y tener “una agenda legislativa única”.

Ese objetivo se ha visto truncado: primero fue por la adopción de legisladores de origen perredista señalados por agravios al morenismo, destacadamente en los casos de Mauricio Toledo y de Héctor Serrano.

En el caso de Toledo, hay una serie de acusaciones por corrupción, pero uno de los episodios más recordados es la agresión sufrida por Claudia Sheinbaum al iniciar su precampaña, un ataque con un grupo de choque que reventó al menos dos de sus actividades proselitistas, una de éstas con víctima fatal.

Respecto a Serrano, ha pesado siempre el señalamiento de haber sido un operador de mano dura durante el sexenio de Miguel Ángel Mancera, cuyas decisiones afectaron a los morenistas en diferentes oportunidades.

La suma de esas dos curules motivó la molestia entre el morenismo, especialmente porque la administración Sheinbaum lo mantiene bajo investigación y fue la fiscalía capitalina la que solicitó el desafuero de Toledo, un proceso que fue muy accidentado por la férrea oposición petista, un diferendo que ambos partidos mantuvieron durante siete meses, hasta su culminación en días pasados.

Sin embargo, la decisión de adoptar legisladores (que incluyó al expanista postulado por el PES en 2018, José Ángel Pérez Hernández, y al morenista Manuel López Castillo) permitió al PT convertirse en el tercer grupo parlamentario con mayor presencia en la formación actual de la Cámara de Diputados, en una coyuntura en la que tenía un interés específico: la renovación de la presidencia de la Mesa Directiva para iniciar el último año legislativo, en agosto de 2020.

El PT reclamaba apoyo de Morena para asumir la presidencia, que quedó en manos del PRI bajo el liderazgo de Dulce María Sauri Riancho. Contra sus usos comunicacionales (suele emitir boletines para apoyos internacionales, respaldo a políticas y condenas por hechos trágicos), Anaya difundió un boletín elevando el tono y repudiando que se haya favorecido al PRI.

Un mes después de la confirmación de Sauri, el PT expresó su rechazo a la eliminación de fideicomisos, una iniciativa presidencial que se convirtió en uno de los motivos de más intenso desencuentro con sus opositores.

La propuesta de López Obrador planteó (y terminaría consiguiendo) la extinción de al menos 109 fideicomisos, por considerar que son fuente de corrupción. El PT se pronunció por “rescatar los que otorguen beneficios a la población”, esto es, 36 fideicomisos que pretendía permanecieran en el Presupuesto de Egresos de la Federación.

No fue todo. El PT deslizó votar contra la llamada “Ley Zaldívar”, es decir, la reforma judicial que ampliaba el periodo del ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, una propuesta controversial respaldada por López Obrador, quien, sin embargo, terminó votando con Morena.

No obstante, el pasado 16 de junio, una de sus senadoras, Nancy de la Sierra, se sumó a los legisladores de oposición en la acción de inconstitucionalidad contra el ordenamiento que al final quedó sin materia, pues Zaldívar declinó el viernes 6.

Pero fue en ese contexto en el que Anaya advirtió que no respaldará la reducción de diputados plurinominales ni la iniciativa de incorporar a la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional, por ser contradictoria con el espíritu legislativo que creó ese cuerpo de seguridad.


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