Este artículo apareció publicado en la edición impresa Nº115 de El Ciudadano, en la primera quincena de diciembre 2011.
En los próximos días se juntarán los dos mandatarios en torno de un objetivo común
Venezuela tiene la presidencia del Celac y el próximo año lo asume Chile. El jefe de Estado venezolano le pasará el bastón al Presidente chileno, en el compromiso de ambos, junto al resto de gobiernos latinoamericanos y caribeños, de avanzar en la construcción de una real comunidad continental que tenga beneficios para todos.
Los primeros días de diciembre se encontrarán Hugo Chávez y Sebastián Piñera. Se reunirán en Caracas con un objetivo común, pese a sus evidentes diferencias ideológicas y de proyecto político, el primero por el Socialismo del Siglo 21 y el segundo por estirar la vida del neoliberalismo. Y unos meses después, en 2012, volverán a encontrarse en Santiago, para seguir impulsando el proyecto que los acerca en una tarea nada fácil.
Y es que Chávez y Piñera están comprometidos, junto a otros jefes de Estado, en el impulso de la nueva Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), algo así como la Unión Europea de la región –o Unión Americana-, instancia acordada en la última reunión del Grupo de Río, en 2010. Quizá con propósitos distintos o matizados, pero en líneas gruesas, ambos mandatarios tienen la intención de contribuir al desarrollo de esa entidad, que podría cambiar las formas de relacionamiento integral en el continente.
Venezuela preside este año el Celac y Chile asumirá la Presidencia en 2012. El 2 y 3 de diciembre próximo, al finalizar la reunión del organismo, Chávez le pasará el bastón de mando a Piñera. Es decir, el derechista Piñera y el socialista Chávez serán los impulsores de las reuniones decisivas para sacar adelante la Comunidad de Estados de la región.
Equipos de ambas cancillerías hacen los preparativos respectivos para garantizar el éxito del encuentro Chávez-Piñera y lograr un buen despegue de la Celac, que está en manos de los dos presidentes.
Pero esta sintonía que se ven obligados a tener mandatarios de diferenciado corte ideológico, cruza a todos los componentes de la nueva Comunidad. Ocurre que los gobiernos de México y Colombia, de línea derechista, tienen tanto interés como las administraciones de Cuba y Brasil, de línea socialista y socialdemócrata, por conseguir que la Celac pueda llegar a ser el organismo eficaz de integración comercial, económica, diplomática, política, tecnológica y social en América Latina y El Caribe.
Hay factores que podrían estar incluso superados, eliminando tensiones. Todos los gobiernos ya aceptaron que en la Celac no estén Estados Unidos ni Canadá, para evitar presiones y distorsiones, teniendo a dos potencias desarrolladas.
Y la inmensa mayoría no está contraponiendo la nueva instancia a la Organización de Estados Americanos (OEA), aunque referente a ese tema el Presidente de Ecuador, Rafael Correa, insistió en las últimas semanas en que el organismo patrocinado hace cuatro décadas por los estadounidenses debería perecer y que el nuevo estamento lo reemplace.
Como sea, algunos diplomáticos comentan que, por ejemplo, la Unión Europea consigue desarrollar su trabajo pese a que los gobiernos miembros pasan de manos de la derecha, al centro, a la izquierda, sin trauma para la instancia regional, ya que los parámetros de acción y ejecución están bien establecidos para el órgano comunitario.
Importantes administraciones latinoamericanas y caribeñas están en la misma línea, avanzar en una integración que beneficie a todas las naciones en sus particularidades y que pueda, inclusive, llegar a amarrar una vocería e interlocución común frente a otras regiones y frente a las potencias, para discutir y negociar diversidad de temas.
JOYITA PARA PIÑERA
En La Moneda ya están haciendo los preparativos para el encuentro del 2 y 3 de diciembre en que estarán Chávez y Piñera y se tiene en agenda la cumbre de la Celac. La directora de Programación, María Irene Chadwick, junto a Rodrigo Sepúlveda, director de Producción, y sus respectivos equipos, coordinados con la Dirección de Protocolo de la Cancillería, están avanzando en la organización y diseño de lo que será la cumbre de jefes de Estado de América Latina y El Caribe que se efectuará en Chile el próximo año.
Ocurre que será el evento joyita de Sebastián Piñera a nivel internacional y, según se pudo saber al consultar a funcionarios de Palacio, es una prioridad para el Mandatario chileno sacar adelante el encuentro y consagrarse mediática y diplomáticamente en su primera experiencia como anfitrión de una reunión de presidentes.
Además, en Palacio se tiene en pauta la cumbre de la Unión Europea y América Latina donde se buscará, entre otras cosas, potenciar la imagen de Piñera, al punto que pudieran servirle esos eventos internacionales para subir puntos en los bajos niveles de valoración de su gestión.
En todo caso, en temas de fondo, la postura real del gobierno piñerista frente a la Celac es un misterio porque sus personeros poco o nada hablan del asunto. Se sabe de reuniones realizadas en la Cancillería a las que incluso habrían asistido personeros de la Concertación dedicados a materias de política exterior, pero sería poco lo que se avanza.
Lo que sí se supo es que en diálogo telefónico, Piñera le confirmó a Chávez que irá a Caracas el 2 y 3 de diciembre para estar en la cumbre de la Celac y que le manifestó que “lo mejor está por venir” respecto al trabajo de integración en el continente.
¿MONEDA ÚNICA, LIBRE TRÁNSITO MIGRATORIO?
El proyecto de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños se inició en Acapulco, México, el año pasado, en la cumbre del Grupo de Río donde se decidió generar la Celac. La Comunidad está integrada por 33 países y se concibe como un «espacio regional propio que una a todos los estados» del continente.
Podría llegar a tener un alcance mayor en un sentido multilateral, superando, por ejemplo, los bilaterales Tratados de Libre Comercio que muchas naciones mantienen con Estados Unidos, y potenciando de mejor manera instancias como Aladi –Asociación Latinoamericana de Integración-, el Sela (Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe) , Caricom –Comunidad del Caribe- o el Mercosur (Mercado Común del Sur).
Aunque ningún personero lo ha dicho explícitamente, ronda por pasillos diplomáticos la versión de que incluso los gobiernos de Cuba, Venezuela, Bolivia y demás integrantes del Alba (Alianza Bolivariana para los Pueblos de América), podrían restar cierta prioridad a esa instancia con tal de reforzar la Celac, y las administraciones de Chile, México, Colombia y Perú podrían hacer lo mismo con su Acuerdo del Pacífico.
En diversas publicaciones de la región están apareciendo opiniones en el sentido de que la Comunidad de Estados es un instrumento apropiado en lo que se denomina un contexto internacional “unipolar” y que sería un positivo instrumento de la multilateralidad, lo que beneficiaría a muchas naciones. Se ve también como un paso en el fortalecimiento de la soberanía e independencia de países latinoamericanos y caribeños.
Hay aspectos no mencionados o no definidos que son sensibles, como si la nueva Comunidad tendrá un rol político con capacidad de enfrentar episodios como los golpes anticonstitucionales ocurridos en Ecuador, Bolivia y Honduras, exigir el término de situaciones como el bloqueo económico a Cuba, avanzar en una moneda común y establecer libre tránsito migratorio entre todas las naciones.
Nicolás Maduro, canciller venezolano, indicó que este mecanismo puede ser fundamental en “este proceso de conformación de una nueva América Latina y el Caribe”.
Claro que está en el ámbito de la incertidumbre si en este espacio se cuelan temas bilaterales conflictivos, como el reclamo de mar de Bolivia a Chile y conflictos limítrofes como el chileno-peruano o el nicaragüense-costarricense.
En una reunión de cancilleres de la Celac se planteó la necesidad de establecer una “cláusula democrática anti golpes de Estado”. Asimismo, se estableció que habrá cinco temas fundamentales a tratar y asumir en los proyectos de trabajo de esta instancia continental: políticos, energéticos, medioambientales, de desarrollo social y económico-financieros.
El politólogo argentino Atilio Borón, indicó en entrevista a la Agencia Venezolana de Noticias (AVN), que la Celac “es una de las iniciativas más importantes que se han tomado a nivel latinoamericano en mucho tiempo” y que va a “encontrar un respaldo institucional de primer orden”.
Borón añadió que “la crisis capitalista global es tan fuerte, que difícilmente ningún gobierno de la región” querrá estar fuera de este estamento o lo subestimará, ya que “va a depender su propia sustentabilidad económica y política”.
El presidente Hugo Chávez, durante un acto político, dijo que el encuentro de presidentes «va a ser histórico. Los presidentes de América Latina y el Caribe sin Estados Unidos, sin Canadá, sin la Unión Europea, nosotros solitos aquí en Caracas debatiendo sobre el presente y el futuro de este gran continente de la utopía y la esperanza del mundo».
En una declaración de las naciones iberoamericanas se señaló “el agrado en la búsqueda de la unión e integración de los países de América Latina y el Caribe, como condición ineludible para seguir impulsando el desarrollo integral de sus pueblos bajo los principios de cooperación, concertación política, complementariedad, soberanía y solidaridad, abonando el camino de los pueblos latinoamericanos y caribeños de profundizar su identidad, patrimonio e independencia”.
Al contrario de lo que sucede, por ejemplo, con las cumbres iberoamericanas, al encuentro del 2 y 3 de diciembre tienen confirmada la asistencia más del ochenta por ciento de los presidentes de los 33 países miembros de la Celac, indicador del interés que existe en torno de la reunión y de los temas que serán acordados.
Por Hugo Guzmán R.
El Ciudadano Nº115, primera quincena diciembre 2011