La campaña para las elecciones presidenciales del 17 de noviembre está que arde. Hasta el pasado domingo 20 los tradicionales medios de comunicación concentraban su atención en las candidatas de las dos coaliciones principales: la representante de la centroizquierdista Nueva Mayoría, Michelle Bachelet, y la abanderada de la derechista Unión Demócrata Independiente (UDI), Evelyn Matthei.
Sin embargo, afectada por la veloz arremetida del candidato independiente y economista de la Universidad de Chile, Franco Parisi, Matthei decidió pasar al ataque.
El domingo 20, en el programa Patio de los Naranjos, de Megavisión, Matthei –con documentos en mano– acusó a Parisi de tener deudas por 200 mil dólares con 65 trabajadores del Colegio La Fontaine. Éste fue administrado entre 2011 y 2012 por Parisi junto con su hermano Antonino, luego de habérselo arrendado a la Masonería en 2011.
“Él se presenta como gran economista, pero en menos de dos años le tuvieron que quitar la gestión de esos dos colegios por la pésima gestión que hubo: deudas, reclamos de todo el mundo. No pudo gestionar dos colegios y pretende gestionar el país”, agregó.
Esta acusación ya había sido ventilada en varias ocasiones el último año, pero sólo ahora se convirtió en escándalo de primer orden. Esto a pesar de no existir fallos judiciales condenatorios ni imputaciones o procesamientos contra Parisi.
El lunes 21 los diarios El Mercurio y La Tercera publicaron sendas notas sobre la materia. También le dieron cobertura los canales de televisión y muchas estaciones de radio.
El martes 22, en el programa “El Informante”, Parisi reconoció que existía una deuda previsional (cotizaciones para los fondos de pensiones de los trabajadores), pero señaló que era una cifra mucho menor que la señalada por Matthei.
Un día después, en medio de una gran atención mediática, la Masonería –a través del Club de La República– presentó una querella por la defraudación de un millón y medio de dólares, ante el Octavo Juzgado de Garantía de Santiago, en contra de “todos quienes resulten responsables” de los delitos de apropiación indebida de cotizaciones y estafa.
Pero los disparos contra este candidato no quedaron ahí. El miércoles 23 Antonino Parisi fue presentado ante el Ministerio Público por el delito de violencia intrafamiliar y desacato. El fiscal de la zona Oriente, José Veizaga, imputó al hermano del candidato, luego de que su esposa Macarena López presentó una querella acusándolo de haberla tratado de “tonta” y “ladrona”. Veizaga tendrá 70 días para realizar la investigación, periodo en el cual Antonino no podrá acercarse a su esposa.
A pesar de que el tema no involucraba directamente al candidato presidencial, la prensa destacó con grandes titulares este nuevo episodio vinculado con él.
Con la intención de hacer colapsar su candidatura, El Mercurio tituló en portada el jueves 24: “Fiscalía investiga denuncia de la U. de Chile por malversación de dineros que apuntaría a Franco Parisi”. Según sugería este reporte, Parisi habría incurrido en malversación de fondos en el primer semestre de 2011 cuando ocupó en forma interina el decanato de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de dicha casa de estudios, la más importante del país. Otra vez los medios cercaron a Parisi. Sin embargo, la Universidad de Chile, mediante un comunicado difundido el mismo jueves 24 por la Facultad de Economía y Negocios, negó cualquier participación de Parisi en los hechos investigados. El texto fue consignado en un renglón en una nota del día siguiente del medio –decano de la prensa chilena– propiedad de Agustín Edwards, principal articulador del golpe militar (1973) que derrocó a Salvador Allende.
Doble rasero
El vocero del comando de la campaña electoral de Matthei, Hernán Larraín Matte, traslució las verdaderas intenciones de la ofensiva. La mañana del jueves 24 afirmó: “La misión con Parisi ya está cumplida. La misión ahora se llama Michelle Bachelet”.
Esta frase, que sonó amenazante, fue ampliamente comentada y rechazada en Twitter por personas de casi todas las tendencias.
En un foro realizado por la Asociación de Radiodifusores de Chile (ARCHI), verificado el viernes 25 en el Centro Gabriela Mistral, al que asistieron los nueve candidatos presidenciales, dos periodistas hicieron la misma pregunta sobre este caso a Parisi.
Este quiso hablar sobre otro escándalo, “el caso Cascadas”, que involucra al propio Piñera y al yerno de Pinochet, el magnate del litio Julio Ponce Lerou.
De acuerdo con cifras entregadas por la senadora Ximena Rincón, fruto de la defraudación detectada existen pérdidas por 800 millones de dólares, que afectan directamente los ahorros previsionales de los trabajadores chilenos, puesto que las administradoras de fondos de pensiones (AFP) son las principales afectadas. Pero apenas Parisi empezó a hablar de este tema, fue cortado abruptamente por el profesional de las comunicaciones Mauricio Bustamante.
De todos modos, según una encuesta virtual realizada por La Tercera ese mismo viernes 25, Parisi fue declarado vencedor de ese debate por 59% de quienes se pronunciaron.
La mayoría de los medios de comunicación tampoco han informado que el pasado miércoles 16 la Corte de Apelaciones de Santiago acogió a trámite una querella por “fraude al fisco” presentada en contra de la expresidenta Bachelet y su actual jefe programático de su candidatura, Alberto Arenas, quien durante su mandato ejerció como director de Presupuesto y ministro de Hacienda (subrogante).
La acción judicial subraya que mediante un decreto de julio de 2008, Bachelet modificó el contrato de la Concesión Internacional Ruta 5, de acceso sur a Santiago, y que esto significó el traspaso a una filial de la empresa española Cintra SA, del “equivalente a 60 millones de dólares”.
Parisi ha basado su campaña resaltando que él no es político, que es independiente y que “jubilará a todos los políticos” que hoy gobiernan el país. Sostiene que Bachelet es la candidata del grupo Luksic y Matthei del grupo Angelini. Estos dos riquísimos clanes familiares están entre los más poderosos del país y –efectivamente- tienen cercanía con las señaladas candidatas.
Efecto boomerang
Aunque Matthei ha negado que las acusaciones contra Parisi se originen en el temor de perder el segundo lugar en las preferencias, cuando falta menos de un mes para las elecciones, todos los analistas políticos dan por hecho que esta es la razón.
Parisi, que ha crecido de la mano de su auge en las redes sociales y su cercanía con los jóvenes de universidades privadas e institutos profesionales, respondió reflotando los vínculos de Matthei con el pinochetismo. El lunes 21 lanzó por Twitter: “Qué manera de mentir esta señora. Uffff es capaz de todo. Me recuerda al kiotazo. Sus declaraciones cruzan todo límite (sic)”.
El “Kiotazo” o Piñeragate es un escándalo que estalló la noche del domingo 23 de agosto de 1992. Enfrentó a Evelyn Matthei y al actual presidente Sebastián Piñera, en momentos que ambos disputaban la nominación presidencial de su partido Renovación Nacional de cara a las elecciones de diciembre de 1993.
En medio del programa “A eso de…”, el dueño del canal Mega y cercano colaborador de Pinochet, Ricardo Claro, apretó play en una radiocassete marca Kioto. Chile se estremeció al escuchar una conversación telefónica entre Piñera y el ejecutivo de Coca Cola en el país, Pedro Pablo Díaz. Allí, éste se comprometía a contactarse con el panelista de dicho programa, Juan Richards, y convencerlo de que le hiciera a Matthei preguntas sobre temas que le incomodaran.
Como consecuencia del escándalo, del que Matthei y los poderes fácticos se hicieron eco, Piñera debió renunciar a su aspiración presidencial.
Piñera era rechazado por los sectores de la derecha más dura, entre otras razones, porque votó contra Pinochet en el plebiscito del 5 de octubre de 1988 que definía su permanencia en el poder.
El 7 de noviembre de aquel año, Matthei, que en todo momento había actuado como víctima, debió reconocer que todo era una confabulación de la que ella fue parte. Debió abandonar la carrera presidencial. Poco tiempo después se uniría a la UDI.
A mediados de los noventa, Matthei participó de otra operación de desprestigio, conocida como “el caso drogas”: denunció que al interior del Congreso Nacional existía una red de consumo y tráfico de drogas. Involucró al senador de RN Andrés Allamand y al diputado del mismo partido, Alberto Espina.
Como consecuencia de ello Allamand perdió, en diciembre de 1997, la elección senatorial por la circunscripción Santiago Oriente. El vencedor fue el militante de la UDI, el pinochetista Carlos Bombal.
A pesar de todo esto, Piñera respaldó a Matthei –en julio pasado– con el fin de que ella reemplazara a Longueira cuando renunció a su nominación aduciendo una profunda depresión.
El diario electrónico El Mostrador, en una nota que tituló “El efecto boomerang amenaza la ofensiva de Matthei contra Parisi”, publicada el martes 21, abordó la estrategia de Matthei: “El discurso privado en la Alianza (coalición de derecha) es que su abanderada actuó precipitadamente (contra Parisi) porque inevitablemente trajo a la memoria situaciones anteriores que no son percibidas positivamente por la opinión pública, como el ‘Piñeragate’ y el ‘caso drogas’”.
Según una encuesta de la consultora Ipsos, dada a conocer el martes 22, Bachelet encabeza las preferencias con 33%; le sigue Matthei, con 22%; Parisi, 16%; el centroizquierdista Marcos Enríquez-Ominami, del Partido Progresista, con 8%; Marcel Claude, del izquierdista movimiento Todos a La Moneda, con 5%; la dirigente de los pobladores y presidenta del Partido Igualdad, Roxana Miranda, con 3%, y el ecologista Alfredo Sfeir, con 2%.
En entrevista con Apro, el sociólogo y subgerente de Ipsos, Pablo Guzmán, afirma que de acuerdo con estos datos, Bachelet no logrará el 50% de los votos necesarios para evitar la segunda vuelta, programada para el 15 de diciembre.
Guzmán estima que Matthei sigue siendo la favorita para alcanzar la segunda vuelta, pero aclara que su suerte dependerá de la cantidad de jóvenes que voten. Si sufragan masivamente, Parisi podría pasar a segunda vuelta, dado que su principal respaldo está en el estrato de entre 18 y 29 años, en el que tiene 22% de respaldo, superando incluso a Bachelet (21%) y largamente a Matthei (14%).
Claude y Enríquez Ominami también tienen su fuerte entre los jóvenes. Sin embargo, entre los mayores de 40 años las opciones de Bachelet y Matthei son marcadamente mayoritarias. La expresidenta socialista también destaca por su respaldo entre las mujeres de sectores populares, segmento que ahora le empieza a disputar Miranda.
Guzmán sostiene que Parisi está concentrando el voto de los descontentos con el sistema, tal como hizo en 2009 Enríquez Ominami.
Cabe considerar que ésta es la primera elección presidencial –también se eligen ese día diputados, senadores y consejeros regionales– en la que impera el voto voluntario e inscripción universal, aprobado en 2011, y que abre paso a la participación de más de 4 millones de personas, mayoritariamente jóvenes, que nunca se inscribieron en los registros electorales.
En 2010 sólo 5% de los jóvenes de entre 18 y 24 años se encontraba inscrito para votar.
Hasta las presidenciales de 2009 imperaba un sistema de inscripción voluntaria y voto obligatorio, lo que había derivado en un ostensible envejecimiento del padrón electoral, debido al desprestigio de la actividad política que alejó a los jóvenes de las urnas.
Por Francisco Marín
* Publicada originalmente en Proceso (México), especial cedida por el autor para El Ciudadano (Chile)