El consejo de gobierno del Fondo Monetario Internacional llegó a un acuerdo de principio para relanzar el programa de asistencia a Grecia con una inyección de 1.600 millones de euros. El crédito, en cualquier caso, no se movilizará de inmediato ya que está vinculado a que concluyan las negociaciones en curso con Atenas. El organismo evita poner fechas para la conclusión de las discusiones.
“Es muy difícil predecir el momento en el que podrá llegarse un acuerdo definitivo”, indicaron los negociadores del FMI, “pero consideramos que se están produciendo progresos en la buenas dirección que nos llevan a tomar esta decisión”. El objetivo último de la negociación es conseguir que Grecia aplique un programa que le permite acudir al mercado de capitales para buscar financiación.
El FMI, en esencia, está apoyando de esta manera el programa de ajuste económico presentado por las autoridades griegas. Pero necesita “garantías específicas y creíbles” por parte de los socios europeos para asegurar la sostenibilidad de la deuda. Los técnicos explican que será necesaria una segunda decisión del consejo de gobierno para que el préstamo pueda hacerse efectivo.
La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, considera que el plan presentado “ayudará a restaurar las estabilidad macroeconómica y el crecimiento a medio plazo” y dará margen para que se adopten las reformas estructurales necesarias para un alivio ulterior de la deuda. La gerente del organismo reitera, además, que este ajuste debe hacerse protegiendo a los grupos más vulnerables.
Los responsables del FMI confían en que las discusiones en curso puedan concluir “pronto” aunque insisten en que no quieren ser precisos en el calendario “para no crear falsas expectativas”. El principio de acuerdo, de hecho, es una fórmula poco usual para el organismo que dirige Lagarde. La institución ya indicó en mayo que estaba en disposición de dar la luz verde a liberar la ayuda.
El aval del FMI es necesario para que la zona euro pueda movilizar también su propio paquete de asistencia a Grecia, que ya empezó a desembolsarse este mes para ayudarle a hacer frente a las obligaciones de deuda, que equivalen al 180% de su producto interior bruto, un nivel que se califica de insostenible. Washington, en paralelo, mete presión para que los acreedores europeos renegocien con Atenas.
Klaus Regling, director gerente del Mecanismo Europeo de Estabilidad, aplaudió el aprobado condicional del Fondo Monetario Internacional. “Debería permitir a Grecia completar con éxito las reformas previstas hasta el final de los programas del MEdE y el FMI en agosto de 2018 para construir una economía competitiva y recuperar la confianza de los mercados”, valoró en una escueta declaración.
Se trata del tercer rescate financiera desde que estalló la crisis soberana europea en 2010. Europa está asumiendo prácticamente la totalidad de la carga financiera. Regling señala que hay “una completa alineación” entre los dos organismo respecto a las medidas para Grecia. El acuerdo del FMI expira el 31 de agosto del año próximo, poco después del programa de ayuda europeo.