Los grandes mandatarios europeos como Ángela Merkel dormirán poco hasta que llegue el domingo 25 de enero, día en el que los ciudadano griegos acudirán a las urnas para votar por el partido político que quieren que lleve el timón de su país durante los próximos años. Los resultados pueden ser realmente rompedores, ya que las encuestan colocan en la primera posición a Tsipras, el candidato por el partido de izquierdas Syriza.
Alexis Tsipras aseguró el pasado miércoles que Syriza está a sólo medio paso de alanzar la mayoría absoluta en las elecciones del próximo domingo. Si el partido izquierdista por excelencia consigue la mayoría absoluta, podrá aplicar su programa de reformas sin necesidad de aliazas, ya que no tienen voluntad de gobernar en coalición.
Tsipras aseguró que «a partir del lunes no habrá derechistas, izquierdistas y centristas. Habrá sólo los ciudadanos con los mismos derechos y obligaciones«.
Ante la crisis capitalista que abofeteó -y sigue abofeteando- el mundo, la Unión Europea impuso una política basada en la austeridad que no ha hecho más que asfixiar a los ciudadanos más vulnerables de Grecia, como los pensionistas, que han visto sus pagas reducidas en un 40% desde el año 2010. Los estudiantes son otro de los sectores que ha sufrido seriamente las consecuencias de las políticas del gobierno conservador, lo que obligó a muchos de ellos a emigrar hacia otros países en busca de oportunidades reales de futuro.
El próximo domingo, Syriza podría ganar las elecciones e iniciar un mandato que rompa con el sistema establecido y muestre al mundo una nueva forma de gobernar. Que salga bien o mal este radical cambio político es impredecible, por lo que habrá que esperar a ver lo que pasa el domingo, y lo que sucede después con Grecia, la Unión Europea y el resto del mundo.
Si Syriza gana las elecciones, el gobierno alemán ve inevitable la salida del euro del país heleno, lo que, según un informe publicado por el semanario Der Spiegel, este escenario sería manejable para la Unión Monetaria de Europa. Expertos economistas, en cambio, defienden que la salida de Grecia del euro tendría graves consecuencias para el resto de países que integran la unión monetaria europea.
En Grecia se viven unos días de incertidumbre y tensiones silenciadas que esperan agazapadas al domingo, día en que se decidirá el futuro del país, y que podrá influir -y mucho- en el futuro de otros países que comprueben con el ejemplo heleno, que el cambio es posible.